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08 » Apr 2011 |
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Vivencias, por Irma Callejas |
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La existente y cálida brisa
comienza a barrer los senderos.
Decora la inquieta superficie del río
con hojas crujientes, teñidas de coloración otoñal.
El cielo ofrece a los ojos
la gloria sin fin de la oscuridad.
La luna irradia un largo cuerno luminoso
dibujando armoniosas sombras.
Parecen temblar los árboles
con pájaros adormecidos en sus ramas.
Presentes están: el murmullo del agua,
el croar de los batracios y el alborozo de los grillos.
Rondan perfumes en la noche,
embriagadores y sedantes,
produciendo éxtasis.
Los pensamientos se aquietan y se pierden.
No es necesario mucho esfuerzo
para convertir el alma en una fuente de canciones.
Del árbol de la vida
van cayendo armoniosas, hoja tras hoja…
Una vida que se siente pura, clara y real…
porque la envuelve la dulzura del otoño. |
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Categoría : Jugamos con las palabras | Comentarios [0]
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