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Estoy convencida que los años no modifican nuestra esencia.
Y es eso es lo que deseo en primer lugar para el año proximo: que sea siempre así.
Luego espero que, respetando algunos males propios de la edad y burlando otros como la tristeza, el dolor y la angustia no me digiten la vida y me permitan recibir el 2011 plena, con los menores problemas posibles y entrelazada con el resto de los afectos.
Cuando me dije “que se cumplan mis deseos” mi mente se trasladó al río como un bólido. Ví mi imagen arrojando una piedra al agua y queriendo saber dónde había caído. Entonces, pensé: si quiero saberlo debo mojarme y llegar hasta ella. Quizás la consiga y la distinga entre las demás en el fondo del cauce o bien me resulte inalcanzable. De ese modo, medí mis pretendidos deseos . Me encontré con que algunos son ambiciones muy elevadas, como vencer la insensatez de quienes mutilan a diario los valores humanos; de quienes se valen de su poder para que haya más pobreza o desampara total; de quienes se creen omnipotentes destruyendo o atacando la maravillosa naturaleza, a sabiendas de que actúan en contra de sus propias vidas y cuántos más que hacen otros daños de dimensiones incomparables.
Otros de mis deseos, quizás sean de razonable esperanza, consiste en ver a uno de mis cinco nietos,” el bebé”, dar sus primeros pasitos. También, compartir un viaje de placer a Cuba con una de mis amigas. Disfrutar los festejos de los 40 años de uno de mis hijos. Continuar con mis actividades socio-culturales y personales que frecuentemente hago y me favorecen tanto.
Tengo muchos y muchos en mi lista, posiblemente hasta muy simples pero gratos como embriagarme con la fragancia de una rosa ( mi flor preferida), por su aroma, belleza y secretos dones que posee; llenarme de nostalgia al escuchar música, que devana mi cabeza con recuerdos e ilusiones que aún no pierdo; sentir el sabor de las uvas, la frutilla, de la miel, con que se empalaga y deleita mi sensible paladar; leer un libro, un párrafo o un renglón que llega a influir en mi estado de ánimo o de opinión.
Qué bueno es estar pensando lo que espero del 2011.
Feliz, de saber que no estoy sola en el mundo.
Feliz, de sentir el calor y la humedad de mis lágrimas cuando lloro de alegría y por qué no de pena.
Feliz, feliz porque estoy viva. |
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