|
Conversar es un don y también puede ser un arte, de pequeña me dormía con los cuentos de mi abuela y sus conversaciones que alegraban el alma, fui creciendo pero cuando apenas tenia 15 años perdí a mi madre, en el momento qué más la necesitaba.
Fue duro, buscaba en la gente, en las Iglesias, en mis amigas conversar para poder alentar mi espíritu y llenar en mí el vacío que habia causado en mi la muerte de mi madre.
Luego me case tuve cuatro hijos, las cosas fueron mejorando, veinte años de casada, otro duro golpe, el engaño, el divorcio, la desesperación pensé “aun asi no caigo”.
Me visita una amiga, me cuenta de una terapia conversamos largo rato y no lo dude, la aprendo, mi vida volvio a comenzar.
Tal es así que hoy puedo ayudar a las demás, llegan a casa personas igual o peor de lo que yo estaba, se van felices porque veo en sus rostros el cambio.
Por eso no dudo en las palabras de Ángeles Mastella.
¡Que si La ayuda de una conversación puede llegar corazón de las personas, sobre todo de aquellas que han tenido serios problemas en su vida.
Irma Ester Trujillo |
|