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Historia de vida III
ABEL Y AMELIA
No me equivoco al hablar de MAESTROS con mayúscula, a medida que los voy conociendo y escuchando, me doy cuenta que han sido actores activos, con actitud positiva y con esa convicción de ser maestros de verdad.
No es una utopía, pero tampoco sencillo.
POR IRMA CALLEJAS
irmaostertag@hotmail.com
Abel Sandro Manca nacido en San Luís en 1925, cursó sus estudios primarios en Villa Mercedes (S.L.) y secundarios en San Francisco del Monte de Oro (S.L.) donde obtuvo el título de Maestro Normal Rural Nacional. Estudió el profesorado de Química y Mineralogía en un Instituto Pedagógico dependiente de la Universidad de Cuyo.
En 1953 contrajo enlace con Amelia Vilchez, con quien tuvo dos hijos.
Ambos fueron nombrados en la Escuela N° 104 de Clemente Onelli (R.N.), maestro a cargo de la dirección y maestra de grado, donde se desempeñaron con total dedicación a la docencia, durante siete años. En el lugar, como en todas las escuelas rurales de esa época, primero había que enseñarles a hablar a los niños, esto exigía la máxima atención del maestro, comprensión, paciencia y tacto. Los alumnos que ingresaban al entonces primer grado inferior, formaban un grupo heterogéneo, la mayoría sin hábitos de orden y totalmente desambientados.
En un lugar con tanta carencia el maestro tenía que estar dispuesto para hacer de todo. Ocuparse de dar los primeros auxilios a la gente del lugar, proporcionándoles los medicamentos posibles, hacer las veces de consejeros para aliviar el dolor ajeno sin adquirir la fama de “Mano Santa” , pero si de personas protectoras y de buenos vecinos.
En 1960, Abel se hace cargo de la Dirección de la escuela N° 68 de Clmte. Martín Guerrico, cargo ganado por concurso. Por supuesto Amelia continúa trabajando a su lado como maestra de grado. En 1981 fue designado Supervisor de Escuelas Primarias en la zona de Catriel, quedando a cargo de la dirección, su esposa por su mayor puntaje.
Se jubila en 1983,radicándose con su familia , definitivamente en General Roca.
Contrariamente al genial Borges, Abel dice: si pudiera vivir nuevamente trataría de cometer menos errores, como por ejemplo el hecho de haber comenzado a escribir recién a los 70 años ,para presentar a los 80 su libro: “UN LIBRO”.Se califica como un modesto lector de libros de historia. Usted es un historiador Sr. Manca.”Que se repita”.
Amelia fue la compañera infatigable en la labor docente al lado de este hacedor de la educación. Se jubiló como directora. Actualmente disfrutan de su familia y su hermosa casa. Mencionan con mucho orgullo a su provincia natal a la que suelen visitar periódicamente.
GRACIAS MAESTROS CON MAYUSCULA
ANECDOTAS
ABEL: “En la escuela de Clemente Onelli, un día estaba enseñando la generadora –lana-, cuando llegamos a las palabras sueltas entre ellas se encontraba –leona-, después de hacerla pronunciar y escribir en el pizarrón, pregunté qué significaba –leona-, nadie me contestaba. Ante mi insistencia y dándoles alguna ayuda, un alumno muy especial, el gordito Rojas levantó la mano y poniéndose de pié dijo: “Leona es una mujer que lee mucho”.La inesperada respuesta me dejó sin palabras. Luego de hacerles conocer lo que era una leona, le dije a Rojas que si bien su respuesta no era la correcta tenía algo de lógica y le solicité que me dijera como había deducido ese significado.(obviamente con otro vocabulario).No me contestó nada. Le pregunté el significado de algunas palabras con el sufijo aumentativo “ona”,entre ellas “comilona”,me respondió: “una mujer que come mucho”.No me quedaron dudas de que desde allí provenía su insólita pero no disparatada respuesta. Rojas ha quedado en mi memoria como el niño que me dio la más original contestación de todas las que escuché en mis treinta años de actuación docente”.
“El 9 de octubre de 1958, falleció el Papa Pio XII. A las diez de la mañana estábamos dando clase, se presentó un agente de policía para informarme que habían recibido en la radio de la comisaría, un mensaje que indicaba que se debían suspender las actividades por haberse declarado duelo nacional. Le hice conocer la novedad a los alumnos, diciéndoles que se suspendían las clases porque había muerto el Papa Pio XII. Que había sido decretado duelo nacional y que la bandera iba permanecer a media asta durante tres días como es de rigor para estos casos. Todos los alumnos se retiraron a sus domicilios. Había transcurrido una hora aproximadamente, un vecino se presentó en la escuela, con el sombrero sostenido con sus dos manos, se me acercó y extendiendo una me dijo:”Lo acompaño en el sentimiento, mi hijo me comunicó que no había clases, porque falleció su papá”. Le expliqué lo que realmente había sucedido. Le agradecí su atención, expresándole que mi padre, gracias a Dios, todavía estaba vivo”.
“Estando al frente de la Escuela N° 68 de Clmte. Martín Guerrico, como lo hacía habitualmente, extendí un certificado de asistencia, que eran requeridos para cobrar el salario por escolaridad. El comprobante decía…(nombre del niño),alumno regular…etc. El padre se presentó en la dirección, reprochándome por haberle colocado a su hijo: “alumno regular”, cuando tenía entendido que era un buen alumno. Después de las explicaciones del caso se retiró, confieso, no muy convencido”. |
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