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Mi mirada tiene un lenguaje universal.
Ella me ayuda a expresar mis broncas, tristezas, dolor, injusticias.
Otras veces, por el contrario, trasmiten alegrías, felicidad.
A veces es cómplice de lo que no me atrevo a decir con las palabras.
Recuerdo, a propósito de esto, al poeta español: el alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada. |
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