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Los días, los meses han pasado; llegan las fiestas. Lo inminente se anuncia: vidrieras con guirnaldas, bolas coloridas, brillantes arreglos navideños, velas rojas y blancas, luces parpadeantes y no puede faltar Papá Noel. La gastronomía también está presente, infaltables turrones, almendras, garrapiñadas, pan dulce; y para brindar: sidra, ananá fizz, champagne.
Deseo que todos, todos, dejemos de lado desencuentros, agravios, diferencias y nos unamos para vivir hermanados.
Aportemos conocimientos, experiencias, trabajo en compromiso, solidaridad, aceptando que cada uno va por la vida como puede. Sobre todo no desesperar.
Celebremos estas fiestas con las mejores intensiones, estrechándonos con los que queremos: hijos nietos, amigos y conocidos. Cuando comiencen los estruendos de cohetes y fuegos artificiales, no sólo miremos esos mil rayos luminosos, llevemos los ojos más allá, al cielo, donde sin temor a equivocarme, los seres queridos que partieron, nos estarán mirando. |
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