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Bueno te cuento…
Año 1932. Una niñada cuatro años mira con terror y asombro ese monstruo que se desplaza ante ella despidiendo humo y rugidos. ¡Es un tren!- tratan de explicarle, tiempo le costo entender de qué se trataba
Así comienza la historia de aquellos años en este pueblito parecido a todos los que se iban formando a medida que avanzaba la construcción del ferrocarril en lo que luego se denomino la Línea Sur, donde se fueron instalando inmigrantes y criollos, donde también llegué con mis padres y transcurrió toda mi vida.
Estaban el negocio de ramos generales, el hotel o fonda, la herrería, la carpintería, la panadería, la camisería, el juzgado de paz y la escuela.
¡La escuela!- el lugar donde se desarrollaba toda la vida social y cultural del pueblo, con aquellos maestros comprometidos con la comunidad.
Fiestas patrias: Felices años de la infancia. Guardapolvos almidonados, moños de organdí en el pelo, moño de mongol azul en el pecho y una enorme escarapela.
Todos iguales, la cooperadora se ocupaba de proveer a los niños cuyos padres no disponían de medios.
A la salida del sol, veintiún cañonazos .Luego acto escolar al que concurrían todos los vecinos. Himno Nacional, palabras alusivas del maestro, poesías, canto, bailes a cargo de los alumnos y al terminar golosinas para todos los chicos
Al mediodía, asado popular, por la tarde carreras de sortijas, de embolsados, cuadreras, etc. Con premios para los ganadores
Por la noche fuegos artificiales y como cierre “gran baile”
Esta era la vida social de aquellos años. En este un pueblito enclavado en plena estepa patagónica, de inviernos crudos y veranos ventosos, donde el vecino era el amigo, el hermano, el que acompañaba en las buenas y en las malas.
En este transcurrió mi feliz infancia. Los años fueron pasando, los pueblos cambiaron, también nosotros, pero esto queda para un próximo relato
Marcelina Fernández.
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Bueno…se fueron, se fueron los años de la inconciencia, de las inseguridades, los de la duda existencial, lo de toda noche o todo día, de las urgencias; las de escalar enormes montañas, atravesar valles deliciosos, caer al vació.
…Y llegaron estos maravillosos años, guiados por esa luz intensa que irradian los nietos, fortalecidos por la experiencia acumulada y disfrutando plenamente de la vida, compartiéndola con nuestros pares.
¡Qué hermosa es la vida!, que valiosos son cada uno de los momentos que nos toca vivir, si la valoramos convenientemente.
¿Si dejamos odios, rencores, desconfianzas y aceptamos al orto como es?
Celia Geoffroy
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¡Bueno!... Los recuerdos me atrapan en mi niñez en la esquina de Don Bosco y Mitre. Moras frondosas acequias cantarinas, le daban marco a lugar de reunión.
Luego del colegio, tomar el Toddy y escuchar el ultimo capitulo de Tarzan por radio, los amigos del barrio nos juntábamos a jugar; habia épocas para cada juego, la payana la rayuela, la escondida la bicicleta, la soga etc.
Nuestros padres estaban tranquilos ya que cada hora ¿tal vez? pasaba un auto o un carro.
Y nosotros, disfrutando de la niñez de la amistad, en toda la extensión de la palabra.
Carmen Ester Romero
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Si te parece podemos recordarlo juntas…
Andariegas, enamoradísimas, bailarinas, fumadoras a hurtadillas, (para esa época trasgresoras), alguna que otra “rata” al colegio, y e infaltable “machete”, siempre alegres, claro, pocas eran nuestras responsabilidades.
Tejíamos sueños, más sueños, sin lugar a equivocarme amiga, éramos felices.
Tolmy Domini
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¿Que fue de aquellos años?
¿Que fue de aquellos años en que no cerrábamos la puerta con llave para que los amigos de mis hijos pudieran entrar con total libertad?..
¿Qué fue de aquellos años en que íbamos los sábados con mi marido a comprar las verduras y frutas frescas en las chacras de Allen?,
¿Que fue de aquellos años en que recibíamos cartas y postales que ahora no llegan solo existe el correo electrónico?
¿Que fue de aquellos años donde nuestros hijos podían salir a cualquier hora de la noche sin el peligro que hoy existe?
¿Que fue de aquellos años en que podíamos viajar sin preocuparnos por el auto que cambiamos todos los años?
¿Que fue de aquellos años del cafecito después de cenar con los amigos?
Dicen que todo tiempo pasado fue mejor y por todo esto no hay duda que es asi.
Antes teníamos seguridad, poder adquisitivo y confianza, tres cosas que lamentablemente fueron quedando en el camino, perdimos hasta la esperanza de volvernos a acordar del pasado.
Hay preguntas que por ahora no tienen respuesta.
Erlinda Tassano
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Bueno…son como las ramas secas de un árbol. En ellos se van trepando los años nuevos, igual que las enredaderas vigorosas, verdes y pujantes, cubriendo esa madera inerte que les sirve de sostén.
Como raíces arraigadas en la tierra, columna de la vitalidad de los presentes, aquellos años perduran con la fortaleza de los recuerdos.
Irma Callejas
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Bueno… Los años juveniles de sueños proyectos ilusiones y también de dudas e incertidumbres; ansiedad por el camino a elegir.
Con ellos fueron, pasando todo lo que una vida puede deparar, emociones, lagrimas de felicidad y alegría por la llegada de nuestros hijos “lo máximo”
También lagrimas de dolor por las perdidas, o desengaños, la constante lucha para obtener un bienestar económico.
Y ahora, llegando al final del camino, el balance es positivo; iluminan mi vida mis hijas, mis nietos y con mucha paz interior, estoy cumpliendo mi asignatura pendiente: “concurrir a la Universidad”.
Lidia Majo
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Bueno… Aquellos años pasaron sin darnos cuenta.
Años en que la palabra valía por si misma, sin que mediaran contrato escrito, pagare, ho recibo, solo con un apretón de mano se cerraba el trato
Se cumplía lo prometido, y siempre habia una yapa.
Donde se confiaba en el vecino, en el amigo como si fuese un hermano, donde todo era causa común, éramos uno más, donde todo dolor del otro era nuestro.
¿Qué fue de esos años? Que tengo que preguntar si todos sabemos y somos responsables de algún modo de lo que nos paso.
Jorge Alberto Vaccaro
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Bueno; años donde todo era mágico, sin preocupaciones, con inocencia con mucha ilusión, con la presencia de mis padres.
Años en que dividía mi tiempo entre el cine, soñar y leer novelitas de amor de “Corin Tellado”, la llegada del amor y que se yo cuantas cosas hermosas más.
El tiempo se encargo de que fueran quedando atrás
Por suerte, estas y muchas otras están muy bien guardadas en mi cajita de recuerdos
Alicia de Castro
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Bueno… que puedo contar de aquella noche, nos reunimos un grupo de amigas para festejar el día del amigo, éramos 15 personas.
Yo las llamo las “Chiquis de la Gata” fuimos a una pizzería y nos reímos tanto que hasta me hice pipi en sima, me iban a llevar en auto hasta mi casa pero nadie se atrevía a pedir un nylon para poner debajo del asiento, fue Mónica a pedir una bolsa de residuos y se la dieron, pero nunca me voy a olvidar la cara del dueño.
Maria Roxana Longo |
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