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Por Alicia de Castro
Muchas veces el destino, las circunstancias o las cosas menos esperadas traen con ellas una vuelta de tuerca, un recapacitar.
En este sentido creo que la Gripe A dejó muy en claro que cuando se quiere se puede.
Se pudo volver a ver a las familias juntas disfrutando de todas esas cosas simples que tiene el convivir.
Gracias a las medidas adoptadas por el ministerio de Salud muchísimos empleados debieron permanecer en sus casas y esto permitió que se autodescubra cuantas cosas pequeñas pero imborrables se puede hacer en familia.
Cuánto hacia que una familia no podían darse el gusto, por ejemplo, de no estar atados a un horario, el programar el almuerzo o la cena en conjunto, el cocinar juntos mamá y los chicos, volver a los ya conocidos juegos de mesa...
Se tuvo que agudizar la imaginación, las ya nombradas y tantas otras que habían quedando en el olvido, fueron desempolvándose asi sin más ni más.
Por lo general en su mayoría no tienen la suerte de poder disfrutar juntos la vacaciones de invierno y esto crea un problema, ¿Qué hacer con los chicos?
El cambio de hábitos que la vida actual impone han sido los que nos llevaron a parecer maquinas no personas.
La culpa de esto en particular nadie la tiene todos de una o de otra forma fuimos cayendo entre sus garras, sin darnos cuenta.
Más horas de trabajo mejor sueldo, que los chicos demandan más, que uno siempre aspira a más, hay tantas cosas que queremos y aspiramos, y no nos damos cuenta que por un lado ganamos y por el otro perdemos y mucho.
Sé que muchos dirán "bueno, usted piensa asi porque ya esta en la retaguardia".
Lo de la retaguardia no lo voy a negar, pero que la experiencia enseña, enseña.
Estoy segura de que los momentos que pudieron pasar todos juntos para ustedes quedará como un imborrable y hermoso recuerdo, pero para los chicos esto fue ¡fabuloso! Y querrán que se repita más seguido, se los aseguro.
¿O no están de acuerdo? |
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