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La literatura oral en la actualidad, así como sus recorridos y modalidades, fue el debate planteado hoy en el panel "Lecturas, recitales y oralidad", que contó con la presencia de la brasileña Elisa Lucinda, el colombiano Nicolás Buenaventura y el argentino Washington Cucurto, en el marco del Festival Internacional de Literatura que finaliza el domingo.
¿Cuándo surge la necesidad de contar algo en voz alta?, lanzó la moderadora de la mesa, la periodista Silvina Friera, ni bien arrancó el debate que reunió a un heterogéneo panel en el Domo, el espacio ubicado al costado del Malba, sede de este festival, en Capital Federal.
"No conozco cosa más materna que la lengua. Yo recito poesía desde que soy pequeninha", aseguró en portuñol la poeta y actriz Lucinda (1958), fenómeno de la poesía brasileña contemporánea quien dirige una escuela de poesía viva y brinda espectáculos, talleres y recitales por todo el mundo.
"Uno se decide a hablar en voz alta cuando tiene la necesidad de expresar lo que le tocó vivir, que puede ser recitar poesía, gritar o hasta gesticular. El nexo que yo encontré fue en los libros y en mi caso, a través de la cumbia, cuando descubrí el mundo de las bailantas", soltó Washington Cucurto (1973), autor de "Cosa de negros" y autodenominado creador del 'realismo atolondrado'.
"Me costaría decir que fue una elección -señaló por su parte el colombiano radicado en París, Nicolás Buenaventura (1962), narrador oral de larga tradición familiar-. Nací en una familia de cuenteros, donde todos contaban sus historias todo el tiempo y el que no contaba no existía, así que comencé a contar para existir".
"La oralidad no ha desparecido -señaló Buenaventura ante una pregunta de la moderadora- es una necesidad humana, vital. Se dice que la televisión ha desplazado a la oralidad, al libro, pero ¿qué pasa cuando termina un partido de fútbol? Se juntan todos y vuelven a contarlo, a discutirlo, y lo mismo ocurre con las telenovelas", aseguró.
"Si hoy leemos poemas y contamos cuentos es porque hay una necesidad vital, absoluta, de contar historias y no se puede vivir sin ello", agregó el colombiano.
"Todos tenemos una historia, un arsenal de textos, como cualquier persona, vivimos en una obra abierta y no tengo miedo de que la oralidad se acabe porque eso no es posible", coincidió la brasileña Lucinda.
"A mí me parece que la gente ya no se relaciona; el tema oral es algo que está muy limitado -dijo Cucurto, en desacuerdo con sus compañeros de mesa, y abrió así el debate- hay un problema serio en las relaciones, y si no fíjense en Internet... ya no hay tiempo, nadie se junta, todos escriben en blogs. La oralidad es la herramienta de algo más grande, las relaciones entre los seres humanos, y hay una gran crisis de comunicación"
"No lo veo de esa manera -aseguró Lucinda-. Cuánto más blogs, más comunicación mundial. Los escritores somos las voces de muchas personas que aumentan la capacidad de circular. La comunicación está en todas partes".
"Para mí -señaló Buenaventura- la oralidad sí tiene que ver con la palabra y con muchas personas hablando. Pero no tiene nada que ver con un texto escrito, no es la misma materia. La oralidad es efímera, muere cuando alguien deja de usarla, y deja de existir en el silencio", dijo el colombiano quien suele viajar por el mundo contando cuentos.
Sobre el inevitable tema de lo que significa Internet, "me gusta que se escriba como jamás había pensado que podía existir -dijo por su parte la brasileña-: una carta en vivo, me encanta que las palabras viajen, Internet es una forma de comunicación mucho más infinita, y no me incomoda. Sí me incomoda que se aprisionen las palabras en una forma".
"No critico Internet -agregó Cucurto-, me parece un soporte interesante, lo que me parece mal es que estemos ocho horas en Internet, o en un blog... debería ser una herramienta más".
¿Qué ocurre con el tiempo? ¿Queda tiempo para sentarse a escuchar?, se planteó.
Cucurto dijo que "no, que ya no hay" y Buenaventura coincidió en que "el tiempo nos tiene agarrados", a lo que Lucinda agregó que estamos todos "muy apurados" y se despachó con un poema de varios minutos, en portugués, referido a las pequeñas cosas cotidianas y bellas que se graban en la memoria de las personas.
"No entendí un 'pomo' pero está bueno igual", disparó Cucurto, y Lucinda agregó que "la oralidad es la liberación de la palabra que está como muerta en el papel".
Para Buenaventura, "no hay lugar del mundo donde no haya tradición oral, pero son tradiciones que hoy en día tienen otra dimensión, y tienen otra dimensión en nuestras ciudades, en la magnitud de nuestras ciudades, es otra la dimensión de los cuentos".
De vuelta sobre la temática del tiempo, Buenaventura -quien cautivó permanentemente con sus anécdotas-, se refirió a una vez que debía ir a un pueblito de Madagascar donde nunca llegaba nadie, porque la gente solía caer enferma antes de arribar, con lo que nunca esperaban a nadie, y cuando él llegó y contó sus historias durante dos horas y media, la gente se fue decepcionada, porque estaban acostumbrados a que las narraciones duren al menos cuatro días.
De la agencia Telam |
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