| |
NO ME MATES, DELIA.
...pero hay otro libro que hay que leer para mañana: "Vida lumpen: Bestiario de la multitud", de Esteban Rodríguez, un joven profesor de la Universidad Nacional de La Plata, que ha venido a Roca varias veces a dar exposiciones sobre "judicialización de la protesta" y otros temas más que emergentes que acuciaron la vida nacional sobre todo desde el 2000 en adelante.
Escucharlo es un placer, sobre todo por lo que sabe y cómo lo plantea.
A modo de adelanto de su clase, te paso la entrevista que le hizo Celina Artigas para la Editorial de la Universidad de La Plata, a propósito de su reciente presentación.
¿Qué sentido tiene hoy revisar la categoría lumpen?
En las últimas décadas, el fenómeno de la desocupación actualizó una de las categorías más controvertidas para la teoría marxista: el lumpenproletariado. Pero en esa tradición esta categoría aparece cargada siempre de connotaciones negativas. Lumpenproletariado se dice “lumpenaje” o “lumpen”. En esas pronunciaciones se advierte que estamos ante una categoría que, antes que buscar comprender un estado de cosas, se apresura a juzgarlas. Para el marxismo en general, con Marx y Engels a la cabeza, el lumpenproletariado es el lugar de la espontaneidad, la inacción o la traición, la irascibilidad o la violencia, por eso merece todas las sospechas, por eso recomiendan mantenerse alejados del mismo. Sin embargo, el neoliberalismo en Latinoamérica actualizó su sentido. No sólo por el fenómeno de la desocupación sino por las organizaciones de desocupados, organizaciones que hay que buscarles no solo en el terreno de la política sino también de las prácticas juveniles, religiosas, culturales, estudiantiles, etc. Nos parece que la categoría “lumpenproletariado” tiene mucho más para decirnos sobre la realidad que nos toca, que aporta más interrogantes, que la tradicional categoría de “proletariado”.
¿Qué sentidos tuvo históricamente, cual fue la trayectoria teórica del “lumpenproletariado”?
Bueno, retomando una hipótesis de Peter Stallybrass, que a su vez retomaba una vieja tesis de Otto Bauer, para nosotros el lumpenproletariado no alude solamente a un sujeto en particular sino a un proceso. Con el lumpenproletariado no se está aludiendo al trabajador andrajoso, en harapos, sino sobre todo a los procesos de fragmentación social, de ruptura de lazos sociales, pero también a los procesos de masificación. Para decirlo de otra manera: los procesos de lumpenproletarización nos permite arrojar luz sobre las prácticas de heterogeinización e identificación fetichizante. Hay que romper los vínculos para volverlos a soldar de otra manera. Eso es lo que estaba analizando Marx en su libro “El 18 Brumario” cuando definía al lumpenproletariado como “una masa informe, difusa y errante.” Es en ese sentido que la categoría tiene bastante para decirnos sobre la Argentina de las últimas décadas.
Una de las categorías que se ponen en juego en el libro es el “estado de malestar”, qué querés decir con ella?
El “Estado de Malestar” es una suerte de artefacto teórico que construimos dialogando con el modelo de Estado de Bienestar, para poner de manifiesto la particularidad del Estado contemporáneo, un estado que ya no esta para gestionar la vida sino para administrar la muerte, es decir, la vida que no vale, la vida que el capital no necesita para valorizarse, la vida desechada y desechable. Porque cuando el capitalismo se valoriza sobre todo a partir de su devenir financiero, hay un montón de gente que sobra, y esa multitud no habría que apresurarse a pensarla en términos de “ejercito industrial de reserva” toda vez que el capital no necesita de esa sobrepoblación para recuperar la caída de la cuota de ganancia toda vez que la valorización no la realiza al interior de la fábrica sino en los mercados financieros a partir de las apuestas oportunas que realiza sobre la información precisa que detenta. Esa masa marginal es afuncional para el capital, es decir, no tiene una función específica. Ahora bien, el hecho de que sea afuncional no significa que sea percibida como disfuncional económica o políticamente hablando. Económicamente hablando porque puede transformarse en hurto, robo, secuestro, etc. Políticamente, porque puede organizarse y llegar a irrumpir en el escenario político. Cuando eso sucede, el capital va a pedir al Estado que siga interviniendo, pero reorientando sus finalidades. No le va a pedir vida (que aporte vida, que sostenga la vida a través de la salud, la educación o la vivienda universal, o el trabajo para todos) sino que administre esa vida que no vale, esa vida innecesaria, esa vida que sobra; le va a pedir que gestione la muerte.
¿Qué te aportó a vos hacer esta investigación; que cambió o no de tus conocimientos/ideas el proceso de este proceso?
Bueno antes de ser un libro, esta investigación teórica fue la tesis de maestría en Ciencias Sociales en la Facultad de Humanidades (UNLP), es decir, fueron clases y libros conmovedores que nos medían con nuevas preguntas o que reclamaban nuevas respuestas para viejas cuestiones. En ese sentido el libro fue un ejercicio de aprendizaje que no estuvo exento de marchas y contramarchas. Pero también había una práctica concreta que acompañó aquel proceso teórico. De modo que el libro quiere dar cuenta de ese diálogo entre lo que estudiamos y lo que hacemos, diálogo que, dicho sea de paso, no son muy frecuentes en la universidad esquizofrénica que somos.
DELIA,
ESTA BUENA LA ENTREVISTA, VISTE...NO ERA PARA TANTO
Ahora, a manejar la ansiedad con el libro que en cualquier momento llega a algunas de las librerías de la zona.
Tiempo al tiempo, al menos en este tema puntual, el libro de Esteban Rodríguez.
H. L |
|
