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El ministro de Educación de la Nación, Juan Carlos Tedesco, aseguró durante el Segundo Congreso Argentino de Cultura que sin una escuela justa no se puede construir una sociedad justa.
"Si la escuela quiere involucrarse en la construcción de lo justo, debe asumir ciertos rasgos contraculturales muy distintos de los que imperan fuera de ella, donde no se respeta al débil ni se tienden puentes de solidaridad con los diferentes", aseveró el funcionario durante una disertación.
El funcionario recordó que "si la escuela vivió su hora más gloriosa durante el período sarmientino fue, precisamente, porque asumió rasgos contraculturales, dado que, a partir de la igualdad y del laicismo, no reprodujo el esquema social dominante, sino que sentó las bases para un futuro mejor".
Tedesco, que participó de la mesa panel titulada "Cultura, educación y sociedad del conocimiento" en el cine Atlas de la capital tucumana, advirtió que "algo característico del nuevo capitalismo es el déficit del sentido de la cultura".
"El pasado suele verse como algo negativo y obsoleto, mientras que el futuro se plantea como algo incierto. Esto obliga a concentrarse en el presente, con lo que se pierde la idea de que la educación es transmisión de un patrimonio cultural común y preparación para el futuro", subrayó el funcionario.
Durante su disertación, el ministro explicó que durante la fase del capitalismo industrial o tradicional "todo estaba centrado en la oferta y ciertas instituciones culturales, como la familia, la escuela o la televisión, definían cuándo, cómo y a quién efectuar esa transmisión".
"Ahora, en cambio, el eje se ha trasladado a la demanda, al consumidor, al espectador de la televisión por cable y al navegante de internet. Satisfacer demandadas es, a priori, más democrático, pero no necesariamente es así cuando la capacidad de demandar no está equitativamente distribuida entre todos", dijo.
Como consecuencia, el ministro alertó que "la desigualdad del conocimiento, propiciada por un capitalismo vacío de sentido y naturalmente no equitativo, puede ser aún más crítica que durante la etapa industrial, por lo que el desafío consiste en satisfacer las necesidades y transformarlas en verdaderas demandas".
El funcionario insistió en la misma idea: "antes había un vínculo entre explotador y explotado, entre conquistador y conquistado, o entre dominante y dominado. Ahora, en cambio, es posible la ruptura de todo vínculo a través de la exclusión de numerosas personas del sistema".
El corolario de Tedesco fue que, si "uno de los objetivos del sistema educativo fue el de ayudar a la construcción del Estado-Nación y, por eso, la escuela argentina fue libre, gratuita y laica", actualmente, la escuela debe retomar ese propósito, pero para la "consolidación de una Nación justa".
La escuela, como consecuencia, según destacó el funcionario, "volvió a estar en el centro del desafío de articular cultura, educación y sociedad del conocimiento", para lo cual debe propiciar y priorizar dos objetivos: "aprender a vivir juntos y enseñar el oficio de aprender constantemente". "El conocimiento, por definición, es inestable y hoy más aún. Antes, lo que se enseñaba en todos los niveles servía para muchos años. Ahora, en cambio, no sólo debemos transmitir información, sino el dominio de las operaciones que nos permitan acceder a esa información", recalcó el ministro de Educación.
En el cierre, ocasión en que fue muy aplaudido, Tedesco enfatizó: "la escuela tiene que ser el epicentro de la cultura común que queremos construir a partir de lo que nos une y cohesiona: la solidaridad y una construcción plural y reflexiva. No hay futuros inevitables o escritos, sino que todo es resultado de decisiones y definiciones éticas y políticas", concluyó. |
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