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Por Pedro Fernández Mouján, de la agencia Telam
Una recopilación de la obra del poeta Gerardo Burton, que acaba de publicar la secretaría de Cultura de la ciudad de Neuquén, incluye desde "Poemas iniciales" en 1971, hasta "Nunca un bolero" de 2007.
"La posibilidad de esta recopilación me permitió trazar como un panorama y lo que me quedó claro en relación con mi escritura es que más allá de determinadas estéticas, que van primando en un momento u otro, siempre mantengo una línea lírica que une todo y que establece mi posición frente a la poesía", comentó Burton a Télam.
Nacido en Buenos Aires pero residente en Neuquén desde 1986, el poeta presentará el libro en esta ciudad el próximo viernes 5 de diciembre a las 19 en el Centro Cultural Recoleta.
Continuando la relectura de su propia obra a partir de la edición del libro, Burton señaló que "también hay una evolución de una poesía centrada en lo intimista, lo cotidiano, lo coloquial de los inicios a un trabajo donde toma preponderancia la palabra, la imagen en el sujeto, la interrogación sobre quién habla, desde dónde, si es que alguien habla".
Periodista de profesión, además de su obra poética que incluye 13 libros entre 1971 y 2007, Burton tradujo "Aullido" de Allen Ginsberg y diseñó la edición de los escritos del cura Carlos Mugica titulados "Padre Mugica, la vida para el pueblo", y la primera edición de la obra completa de Roberto Arlt para la editorial Lohlé.
"Pertenezco a una generación -señaló el escritor- que empezó a publicar porque no podía hablar. Más allá de una relación con el lenguaje y la decisión de ser poeta, la necesidad de poner la palabra en circulación fue muy fuerte durante la dictadura".
"En ese sentido -agregó-, publicar era un acto de resistencia y eso fue muy claro para mí y para varios con quienes me reunía en ese momento como Daniel Freidemberg, Jorge Aulicino, Irene Gruss, Santiago Kovadloff, con quienes nos unía el tratamiento poético de la realidad y la desolación de la realidad. Eramos como gente asfixiada, y publicar era como respirar un poco".
Respecto de su prolongada residencia en la Patagonia y sobre si el paisaje influye o determina la escritura, Burton aseguró que se siente "un outsider".
"Soy una especie de outsider, aun cuando vivo hace muchos años acá no puedo definirme como poeta patagónico y tampoco soy, a esta altura, un poeta porteño. Soy un tipo que escribe donde está", afirmó.
E inmediatamente aclaró: "También es cierto que hay cenizas y hogueras que son de piquetes y están el viento y la sequedad, todas esas son imágenes que me da la Patagonia y que me ayudan a vehiculizar mi relación con la palabra". "Dieciocho poemas azules para María" de 1980; "Con la esperanza delante" de 1981; "Los juegos ocultos y corazón de aguas" (1985); "Infierno sin umbral" (1988), "Aire de penumbras" (1995), "Voces del Cristo Verde" (2002) y "Radiofotos" (2004), son algunos de los libros que describen el trayecto poético de Burton.
"Yo aprendo después de leer lo que escribo. Es como el planteo de los griegos que descubren la verdad a través del diálogo", aseguró Burton sobre el proceso de aprendizaje que realiza en función de su escritura a lo largo de los años.
"No hay más letra que el desierto/ y una luz del sur/temible cuando la fatiga/ y adorable/ pese a ella/ sus fuegos, tan deseados/ los ojos quieren creer/ aún en relatos falsos, dice uno de sus versos. Y continúa: "como muerto/ que un teléfono resucita/ como bestia callada/entre dos cielos/ así despuntan las horas del que amanece".
"La verdad no está al principio. Si aparece un fragmento o una luz de verdad es en el diálogo con la palabra que es la escritura", concluyó. |
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