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La ex rehén de las FARC franco-colombiana Ingrid Betancourt animó en Oviedo (Asturias, norte de España) a un grupo de niños a "soñar" un mundo mejor y a trabajar para conseguirlo mediante los valores de la paz y la verdad.
"Vamos a reflexionar qué podemos hacer para soñar, para que en el futuro podamos hacer un mundo mejor", dijo la ex candidata presidencial colombiana, que el viernes recibirá el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, de manos del heredero de la Corona española, el príncipe Felipe de Borbón.
Betancourt, quien ya había dejado entrever en otras comparecencias públicas su deseo de trabajar en el futuro con niños, se rodeó de pequeños este miércoles para explicarles la importancia de los valores de justicia y verdad, así como la necesidad de resolver los conflictos por medio del diálogo y ayudar al otro.
¿Ustedes qué hacen para que les escuchen?, preguntó Betancourt a su joven auditorio, algo azorado al principio, pero que poco a poco fue perdiendo su timidez inicial.
"Yo, cuando quiero decirle algo a mis padres, los llamo y si me dicen que espere, los vuelvo a llamar otra vez", dijo la pequeña Violeta, mientras que Daniela prefiere llevarse a su madre "a un sitio donde sólo me oiga ella".
"Se dan cuenta de que lo que están describiendo son tácticas de negociación", les dijo Betancourt, recordándoles que esa es la vía que hay que seguir para resolver conflictos, a pesar de que iniciar un diálogo muchas veces requiere "más valentía" que ir a la guerra.
"La guerra no sirve para nada, el problema se vuelve más grande", les dijo Ingrid a los niños en una sala del teatro Campoamor, donde el viernes tendrá lugar la entrega de los premios Príncipe de Asturias.
En muchos países, "hay necesidad de comer, pero la plata se la gastan en cosas para pelear, así que si tuviéramos una solución para que no hubiera guerras, nos ahorraríamos esa plata para hacer que en Colombia y en muchos países no hubiera pobres", explicó a los pequeños, que en todo momento mostraron su preocupación "por los niños del tercer mundo".
Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando José, uno de los pequeños explicó que entiende lo mal que lo pasan esos niños porque él también "tuvo una mala experiencia".
"Tuve leucemia, un cáncer en la sangre. Hace unos meses me hicieron un transplante y va todo bien, pero lo pasé muy mal. Pasé mucho tiempo encerrado solo con mi madre, sin poder salir, sin poder ver a la gente que quería, y me hizo sentir como ellos", dijo.
"Lo primero que tenemos que cambiar es el corazón, si somos egoistas, si no queremos compartir, si no queremos abrirnos a los demás", entonces el mundo seguirá igual, lanzó Betancourt a su pequeño auditorio, al que animó a que siempre defiendan la verdad y el diálogo. |
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