|
"SOMOS DE DONDE NECESITAMOS SABER", DICE HERNAN CASCIARI
Entrevista al autor del libro "España, decí alpiste"
Por Mora Cordeu, de la agencia Telam
La irrupción en la madre patria de un grupo numeroso de argentinos de clase media después de la crisis de 2001 fue el disparador del libro "España, decí alpiste", de Hernán Casciari, quien registró anécdotas desopilantes sobre la mudanza y adaptación a un nuevo terruño.
El libro, recién publicado por Sudamericana, es una versión más amplia de "España, perdiste", que apareció luego de que el autor amortizara su nostalgia por Internet y fuera volcando allí sus reflexiones desde el primer día en que llegó a Barcelona con el cambio de siglo.
Entre el humor y el apunte sociológico, el libro da cuenta del proceso seguido por aquellos que tuvieron que asimilar nuevas costumbres, nuevos sentidos y la percepción de que quizás la identidad no sea sinónimo únicamente de terruño: "Uno lo que extraña es algo mucho más complicado de retener que tiene que ver con ser feliz, y no dejar de ser nunca lo que fuiste", reflexiona Casciari en una entrevista con Télam.
"Mirar desde un costado sociológico es una costumbre, después eso se traduce en lo que escribo sin que sea una decisión literaria. Y cuando cuento algo, hago generalizaciones absurdas, porque me gusta la generalización como forma de humor. La sociología gruesa, no la fina, no hago estudios. Genero estudios absurdos en la cabeza", apunta.
"Somos de donde necesitamos saber", sentencia el escritor, conocido en España por sus creaciones literarias por Internet, entre ellas una novela sobre los Bertotti -elegida como el mejor blog del mundo en 2005-, su falso blog de Letizia Ortiz y los artículos escritos en su página personal, con críticas despiadadas a la cultura ibérica.
"Una vez en julio yo estaba en un ciber café de un camping, en la Costa Brava, y había una hilera de computadoras con gente de espalda. Era fácil saber de que países era cada uno: desayunaban y leían las tapas de los diarios. Estemos donde estemos somos de donde queremos saber", insiste.
La manera de contar de Casciari, está atravesada por la computadora, incluso lo que parece espontaneidad es impunidad.
"El desparpajo tiene que ver con el escribir online. Y se compila en un libro con la respiración que te da escribir en directo para un grupo de gente", considera el autor de las novelas "Más respeto que soy tu madre" y "Diario de una mujer gorda". En los 70 y los 80, "el exiliado de verdad no tenía la posibilidad de tener una continuidad ni con la familia ni con la vida diaria. No había la posibilidad de saber las cosas al instante. Con Internet es un juego de niños. Y hasta en algunos casos en familias problemáticas hasta es aconsejable", menciona.
A diferencia de lo que ocurría durante la dictadura militar, "los dramas personales del desarraigo ahora son más leves: las cartas no viajan ya por barco, ni uno tarda meses en saber que la madre ha muerto. Las noticias políticas y deportivas de la patria no llegan con cuentagotas, ni tampoco tergiversadas. La memoria no se orada con el paso de los meses, ni la melancolía transita ya por el camino de la incertidumbre", escribe.
Con un profuso anecdotario, que parte de la experiencia propia, Casciari se explaya en capítulos que llevan diversos títulos orientativos como "la pluma, el chimbote y la palabra", "argentinos, a los besos", "en Europa no se consigue", "mi sofá, mi casa, mi embajada", "disculpe, ¿me dice dónde hay un quiosco?", "de mogólicos, gallegos y demás gentilicios" o "las fiestas del hemisferio norte".
"Todo lo que escribo corresponde a los dos o tres primeros años de mi llegada a España. Trato de negar la adaptación. La época más quejosa. Ya no me reconozco, pero me interesa dejar constancia de ese principio de inadaptado social. De estar todo el tiempo mirando para atrás. Me parece divertido y tierno", confiesa.
final, subraya Casciari, hay una declaración donde se dice la verdad de las cosas: "El libro es el resultado de un principio de reconquista muy enloquecida, que va transitando hacia otro yo que sigue siendo el mismo pero que se tranquiliza".
"En España, el libro funcionó fantástico, hay muchísimos argentinos ahora, pero el español también lo recibió con alegría. Cuando alguien de afuera con humor y con cariño dicen cosas de ellos, se interesan mucho".
"Lo importante es no perder el eje de quienes somos como humanos por detrás de lo que hay que decir, hacer o hablar, el libro tiene también esas reflexiones chiquitas", remata Casciari. (Télam) |
|