23 » Nov 2024
Diario Río Negro
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Fernando Castro
Editor Responsable
 
  29 » Dec 2008
Libros 2008
 


Una de esas encuestas donde escritores, ensayistas y periodistas dicen qué libros, a su criterio, fueron los mejores del año. Como siempre, Fogwill dando la nota y eligiendo un libro suyo entre los más recomendables de los que se editaron en 2008. (Ojo: otros encuestados también optaron por incluir en su nómina idéntico título: Los libros de la guerra, editado por Mansalva.)

Como sucede en estos casos, lo que queda es un supuesto "mapa" de las lecturas de, por decirlo así, respetables intelectuales, sumado al reguero de suspicacias acerca de por qué son ellos los que aparecen opinando y por qué se inclinaron a recomendar esos libros.
 
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  26 » Dec 2008
El día después
 


26-12-08; mediodía. Gente disputándose en farmacias y kioscos los últimos sobres de antiácido a precio dólar. El murmullo de equipos de aire acondicionado como música adecuada para observar (desde adentro) a la ciudad desierta. El día después de ayer. De eso se trata.

La foto es de Gaby Oyarzo.
 
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  25 » Dec 2008
Diez Navidades
 


Siguiendo en la línea del post anterior, les dejo el link
al suplemento Radar de Página/12 del domingo pasado, en el que una decena de escritores argentinos disecciona los días como el que empieza hoy a la medianoche, con su reguero previo y posterior de panes dulces brillantes y copas en alto.
 
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  23 » Dec 2008
Noel
 


Domingo. Ni sol para el río, ni frío para guardarse. Entonces hipermercado, y entre otras cosas, la lógica tramposa de la arquitectura del lugar: todos los caminos conducen al shopping. Miles de personas. (Pero miles, ¿eh?) Etnias diversas claramente identificables. Ruido blanco. Aire debidamente acondicionado, pantallas de video. Autos cero kilómetro a 800 pesos la cuota mensual (bancos prestándote dinero para tenerlos). Miles, también, de bolsas de nylon en manos de mujeres presurosas (por entrar al próximo local). Sus esposos que las escoltan. Lo que queda de lo que fue de ellos escoltando esos hombres como un reproche, siempre a un paso de distancia de ellos. Tu propia escolta: perdida en el tiempo.

Y un Papá Noel grande como un autódromo. Sus tres pares de renos disecados infligiendo calor a quien los mire. Igual que Papá Noel, que también da calor, pese a que no está disecado.

Los cien chicos que hacen fila para sacarse la foto con él. No con el tipo que está varias capas de ropa debajo del mameluco rojísimo, y detrás de la falsa barba de pomposo algodón blanquecino, detrás de los ojos risueños impostados y el brillo plástico de cada palabra que dice a los nenes.

Esos diez pesos la foto, esa Navidad automática y plin-caja.

(F.C.)
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  15 » Dec 2008
Raymond Carver y el mundo como una amenaza
 


"El mundo es una amenaza para muchos de los personajes de mis historias. La gente que elijo para escribir siente una amenaza, y creo que la mayoría de la gente siente al mundo como un lugar amenazante", dijo alguna vez Raymond Carver, uno de los cuentistas imprescindibles a la hora de abordar la enorme historia de la literatura estadounidense.

Su afirmación tiene, fundamentalmente, una razón determinante. Y es que Carver (1936-1988), como un puñado de sus contemporáneos, observó que los límites del "sueño americano" comenzaban a contraerse, y acaso el gesto siguiente a esta percepción fue contarlo todo con una crudeza con pocos antecedentes entre los escritores de su generación: Carver es, ante todo, las pocas palabras que le bastan para patearle el pecho a alguien, y es el dueño de una obra próspera en silencios que de todos modos terminan leyéndose.

Carver -así- como escritor de historias en cuyo germen se encuentran varios tipos de violencia y que transcurren en centros urbanos que parecen difuminarse entre el humo que emana de fábricas a punto de cerrar y los quejidos borrachos de quienes trabajan en ellas. Es decir, fue uno de los encargados de poner en palabras lo ya perfectamente visible: que las promesas de la época dorada hollywoodense no se podían cumplir tan fácilmente, que la vida en general empeoraba. Y precisamente porque el mundo se tornó cada vez más peligroso es que los personajes de Carver lo presienten.

Esta idea central es la que subyace el grueso de sus cuatro libros de relatos: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), Catedral (1983) y Tres rosas amarillas (1988).

Prodigio de la concisión, en el primero de los libros Carver escribe cuentos con la resaca sangrienta de la guerra de Vietnam y con un inminente estallido nuclear latente en las pantallas de tevé de los desocupados del primer mundo (sus latas de cerveza, su fútbol americano, sus concursos televisivos antes de ir a dormir).

Decir esto puede llevar a confusión: si bien el tema de Carver no es la guerra, en sus cuentos se trata de asistir a cómo opera una en el plano del lenguaje. Se sabe: el reguero de secuelas económicas, políticas y sociales y cómo eso puede quedar plasmado en un diálogo sin que un personaje deba decir la palabra "bomba". Así lo que se lee es una senda de escenas-polaroids que son prueba de determinada puesta en crisis.

El libro fue escrito durante unos 15 años de infatigables correcciones. Son cuentos escritos con un lenguaje sencillo y preciso. Narran situaciones corrientes, y, otra vez, se muestran tan poderosos en lo que callan como en lo que dicen, y tal vez esta sea una de las razones por las que adquieren, por momentos, un rasgo perturbador.

Sus personajes huelen a whisky y cigarrillos; hay, por caso, parejas épicamente disfuncionales, gente asistiendo ácidamente a su postergación en el tedio de su existencia diaria; cazadores de algún pueblo olvidado, vecinos envidiándose lo poco que tienen, perezosos aprovechándose de sus esposas, y adolescentes de 40 años que no pueden independizarse de sus padres.

Con un apacible y lacerante escepticismo, y con una técnica directa como un flechazo, por fuera de cualquier adorno estilístico, Carver le da vida a un coro de perdedores anónimos, que a cada paso parecen preguntarle al mundo por qué se olvidó de ellos.

(F.C.)
 
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  08 » Dec 2008
Una revista de cuentos
 


La revista Milmamuts viene publicando desde 2005 buena parte de la narrativa latinoamericana más importante. Su aparición, o la periodicidad con que cada nuevo número sale a la venta, parece vinculada a los vaivenes de la economía local o al poco tiempo que los editores puedan llegar a tener para editarla, acaso algo que venga conspirando como para que alcance una difusión mayor, pero no para ir en contra de la calidad de cada nuevo número.

Dedicada con exclusividad a la publicación de cuentos, el esquema que ofrece es el siguiente: un dossier dedicado a un escritor determinado al que suma textos de otros autores como complemento. Hay de todo: consagrados y semidesconocidos o desconocidos por completo. Se puede mandar a pedir o bien acceder con las limitaciones del caso a los textos que a manera de adelanto quedan disponibles en la edición on line, que ofrece un archivo con todos los números de la colección. Ya van por el nueve.
 
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  03 » Dec 2008
¿Para qué sirven los talleres literarios?
 



Interesante nota publicada en ADN de La Nación acerca de todo lo que un taller literario puede ayudar a un escritor a convertirse en uno.
 
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