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01 » Feb 2009 |
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Una película grande |
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El baño del Papa es una grandísima película. Todavía no se estrenó en DVD. Pero todo el mundo sabe que eso no es obstáculo -hoy- para ver una peli. Me la prestaron, la tuve como un mes en una repicita que tengo abajo de mi televisor. Por diversos motivos, entre ellos el poco tiempo disponible y la necesidad de ponerme al día con algunas lecturas postergadas, mis intenciones de verla, hasta hace un par de días, habían podido menos. Enorme error.
Reconozco que no vi mucho cine uruguayo. Pero hay tres películas de los últimos diez años que nadie debería dejar de ver. Una de ellas es Whisky, la otra es 25 Watts, y me parece que la mejor de las tres es El baño del Papa, de dos directores de los que no tengo mayores referencias: Enrique Fernández y César Charlone. Aunque de Charlone sí; supe que fue director de fotografía de Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles.
Es una peli a la que no le falta nada: tiene drama, comedia, una fotografía excelente, y ese tipo de actuaciones que oscilan entre el documental y la ficción. El tipo de actuaciones que, sin haber asumido desde antes la tarea de buscar reseñas, de escudriñar en la cinematografía de los realizadores, a uno lo hacen pensar en gente de la calle a la que un director puso delante de una cámara. Algo que no fue así.
La historia es, a grandes rasgos, la siguiente: en 1998 Juan Pablo II visita un pueblo uruguayo. El pueblo limita con Brasil. Es un pueblo pobre, con gente que subsiste pasando "bagayos" de un lado a otro de la frontera, haciendo la diferencia con los míseros billetes que pueden sacarle a la mercadería que pasan, o simplemente cumpliendo con traficar los pedidos que los comerciantes del pueblo les encargan.
A diferencia de otros pobres de la pantalla grande, son pobres que pueden sonreír. Pobres que, hasta se diría, son felices. Los pobres también sonríen, gritan los directores. (Esto es raro, porque tanto la tele como el cine, se empeñan en explotar el morbo del expectador cuando muestran a un pobre: es decir, dentro de la pobreza, los efectos de la pobreza, la imposibilidad de sonrisa que vendría aparejada al hambre. Algo que, cualquiera que se haya tomado el trabajo de ir a una villa o una toma, puede comprobar como no del todo cierto, lo que a continuación también lo hará pensar en que, claro, el mundo está repleto de verdades relativas.)
La llegada del papa viajero le enciende la lamparita a buena parte del pueblo: todos se quieren salvar, y así empiezan a pensar en el negocio de un día -el día en que llega el Papa- que tamaña visita supone. Entonces proliferan quienes se endeudan para comprar los chorizos con los que piensan alimentar a los concurrentes al acto del Papa, los clientes que dejarán su dinero en Melo (todo el mundo habla de la llegada de una masa inconmensurable de fieles que llevarán el protagonismo del pueblo a alturas jamás imaginadas).
La peli se centra en una familia, la de Beto. Se trata de otra de las tantas familias pobres de Melo, y a propuesta de Beto, es que la familia se mete de lleno a construir un baño. La idea es que cualquiera de los visitantes que pague la tarifa adecuada pueda usarlo. "Con 500 tipos que usen el baño estamos salvados", dice Beto a Carmen, su dulcísima mujer. Hasta entonces, la casa de la familia no tenía baño.
En adelante, la historia es la de las penurias que atraviesan Beto, su mujer y su hija para poder construir ese baño. Lo genial de la peli es que, con ese pretexto, la construcción de un baño que debiera ser lindo en una casa pobre, plantea, entre otras tantas preguntas, una que acaso sea la del millón: ¿qué parte de lo bueno que tengas como persona estás dispuesto a dejar en el camino para cumplir con un objetivo, si es que la situación lo pide? Y después: ¿cómo vas a hacer para no reprocharte la pérdida que eso supone?
El planteo de esa pregunta, es decir, la trama de la peli, es una verdadera obra de arte. Una de esas películas difíciles de olvidar, que responden por sí solas a la definición de lo que debiera ser el cine.
(F.C.) |
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19 » Jan 2009 |
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Audiovideoteca |
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El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene una audiovideoteca que incluye el testimonio de buena parte de los escritores más interesantes del país.
La idea ya tiene un par de años. Y el catálogo de voces e imágenes, permite acceder también a entrevistas de referentes del teatro y la artes visuales.
Es uno de esos proyectos que muestran todo lo bueno, simple y barato que se puede producir para internet. |
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15 » Jan 2009 |
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Plagio/toma 2 |
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A la denuncia del periodista mexicano que grita a los cuatro vientos que José Saramago lo plagió, algo desmentido por el portugués, ahora se suman dos nuevos escándalos: la Justicia dice que Andrés Rivera es otra de las víctimas, y en Perú, Bryce Echenique (lástima, de verdad) se transformó en una de las vedettes del verano. |
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13 » Jan 2009 |
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Se viene la muestra |
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12 » Jan 2009 |
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Furia mexicana |
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Aviso: este post es en verdad algo así como un anti-post, si me atengo al canon (en formación) de cómo debería escribir alguien para un blog. Se sabe: elaborar un texto de fácil lectura y no muy extenso. Me temo que eso quedará para otra ocasión. Al menos lo de escribir algo "no muy extenso".
Hace un par de meses recibí un comentario a propósito de un post que había escrito acerca de cierta polémica que estaba despertando en Estados Unidos el por entonces inminente estreno de Blindness, la película de Fernando Meirelles basada en el libro Ensayo sobre la ceguera, del portugués José Saramago.
Ese comentario a mi nota le pertenecía a un periodista mexicano, Teófilo Huerta Moreno, a quien no conozco, y del que no tenía ninguna referencia hasta entonces. Me escribía sólo para comentar un supuesto plagio que había sufrido y acusaba a Saramago de ser el responsable de llevarlo a cabo, gracias a la supuesta intervención de un editor.
No publiqué su comentario; me parecía demasiado seria la acusación para darle cabida sabiendo de antemano que no contaría con la palabra de Saramago (a tres años de que la versión se echara a rodar, el Nobel no había hecho referencia alguna sobre el caso, pese a que ya tenía cierto impacto, sobre todo en medios electrónicos mexicanos, como pude comprobar buscando en internet).
Cuando recibí el comentario de Moreno me sorprendí por el cuestionamiento y por la denuncia que hacía, y por cómo tenía depurado, o me pareció que tenía depurado, todo un mecanismo que le permitía acceder a cualquier cosa que se escribiera sobre Saramago, porque doy por sentado que su llegada a este blog no fue una mera casualidad. En este sentido, me parece que Google es parte sustancial de la ciclópea tarea que se impuso: la de plantear su caso cada vez que alguien diga o escriba la palabra Saramago.
Al final de su comentario dejaba la dirección de su blog, un espacio desde el que pone en antecedentes a quien quiera leerlo. Voy a copiar, más abajo, el comentario que todavía guardo, y a continuación voy a postear un enlace con las declaraciones que finalmente Saramago hizo sobre todo el asunto, hace unos pocos días atrás. Ustedes saquen sus conclusiones.
La cita textual de lo que Huerta Moreno me dejó en el blog:
"El escritor portugués y premio Nobel de Literatura José Saramago viola los derechos de autor tras de que la novela Las intermitencias de la muerte es una derivación sin el debido consentimiento de mi cuento ¡Últimas noticias! dentro del compendio La segunda muerte y otros cuentos de fúnebre y amorosa hechura registrado en 1986 ante el hoy INDAUTOR.
El cuento fue entregado en 1997 a Laura Lara de Editorial Santillana (representante de Alfaguara en México) cuando Sealtiel Alatriste era su director y quien a la postre cuando fue cónsul de México en Barcelona estuvo físicamente muy cerca del portugués radicado en España e íntimamente ligado a él en sucesivas presentaciones literarias. De lo anterior es de suponer que Alatriste (hoy Coordinador de Difusión Cultural de la UNAM) acercó mi cuento al Premio Nobel, o materialmente le desarrolló la trama como ayudante (fantasma o negro).
Algunas de las varias ideas y hasta palabras de mi cuento recogidas por el afamado escritor son: 'no murió nadie ayer'; 'en unos de día, en otros de noche'; 'nuestros reporteros relizan...una acuciosa investigación en todos los velatorios y hospitales'; 'atribuyen la existencia del fenómeno a una variación de la órbita de la Tierra'; 'El júbilo era casi general'; 'otros intentaron ejercer diferentes actividades, lo mismo que los empleados, gerentes y dueños de velatorios y panteones'; '...sin faltar aquellos encabezados ingeniosos...sumamente llamativos'; 'la vuelta a la normalidad y, más que eso, a la naturalidad'; 'un trabajador, tras caer desde un piso doce, no se levantó de la acera'.
José Saramago podrá escudarse en argucias como el cliché, la inter e hipertextualidad, aducir mera inspiración, coincidencia o influencia y sostener que las ideas son universales y esas no se protegen, no obstante el hecho es que la creación es un acto único e individual y basarse en la de otro finalmente constituye un hurto. La novela de Saramago es una obra derivada pero que no puede ser explotada sin la autorización del titular del derecho de la obra primigenia, de acuerdo con el Artículo 78 de la Ley Federal del Derecho de Autor.
A pesar del escenario en que una lucha legal implicaría más de cinco años para demostrar la verdad de mis dichos y otros cuatro años para resarcir los daños inherentes, y también ante las actuales circunstancias de no poder contar hasta ahora con un peritaje literario serio, además obviamente a las limitaciones presupuestarias para la titánica lucha, no se agotan aún los cauces jurídicos y mantengo mi convicción sobre los hechos.
No por sorpresivo el hecho deja de tener veracidad. Mi intención no es el escándalo, el protagonismo, la fama o el dinero. Simplemente elemental justicia."
Por último, las palabras de Saramago, que desmintió la acusación en su contra, haciedo click acá |
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10 » Jan 2009 |
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Oscuridad |
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Hace casi cinco años le hice una entrevista a un hombre que se llama/ba Agustín. Ese hombre, un hombre con el rostro cruzado por finísimas arrugas producto de su afición al tabaco y que hablaba con una parsimonia impactante (esa parsimonia del que no se asusta ni se inquieta por nada porque ya se asustó de todo lo que podía asustarse, esa parsimonia y esa inquietud del que asimiló grandes cuotas de dolor y al que por eso ya casi nada puede hacerle un poco más de, claro, daño); un hombre que también parecía buenísimo, siempre dispuesto a ponerle el rostro a la cachetada que la vida le tuviera reservada, y que se dedicaba a preparar los cuerpos de gente que había perdido la vida, que acababa de morir.
Reconozco que el tema es un tanto lóbrego para esta altura del año, tan pletórica de sombrillas frente a la costa, de resacas al atardecer atenuadas con jugos frutales y agua helada, de espaldas reclamando sus justas dosis de bronceador, en suma una época tan festiva y vacacional. Pero acaso en la decisión de postear el texto haya tallado de forma definitiva la tanta muerte que -particularmente- muestran los diarios por estos días, la tanta burocracia dando muestras de su falta de compromiso con la vida, esa maldad que el hombre sigue empeñándose en manifestar cada vez que tiene la oportunidad.
Sin querer que todo esto se parezca a una de esas advertencias del tipo "no apto para personas impresionables" (mal puedo saber, con precisión, cómo afectará o dejará de afectar la nota a quien decida leerla), sólo puedo ¿jactarme? de la siguiente recomendación: no es un texto al que acceder si tenés uno de esos días un tanto oscuros. Pero sólo eso.
Escribí la entrevista para el periódico (8300), por estos días de vacaciones, y la foto que aparece en la edición digital de tamaña publicación le pertenece a Yamil Regules.
(F.C.) |
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08 » Jan 2009 |
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Un detective suelto en Nueva York |
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Como ya lo había comentado en otro post, la traducción de Roberto Bolaño al inglés está causando cierto revuelo.
Ahora, el New York Times incluyó su novela póstuma y monumental, 2666, entre las diez mejores del 2008. Parte de la explicación para la repercusión que viene obteniendo el autor de Los detectives salvajes en Estados Unidos, en una nota publicada en el suplemento Babelia del diario El País, de España, el último fin de semana. |
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06 » Jan 2009 |
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Dakarizados |
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Cansado de que los cronistas televisivos y radiales se agarren del primer yuyo que tienen a mano para mitologizar sobre la Patagonia, se sabe, ese lugar donde hay mucho viento, tierra, con sus desiertos inconmensurables, sus torres de perforación buscando lo poco de petróleo que (dicen) queda, con sus avestruces y guanacos (por ahora bien escondidos), y sus campos con nombres autóctonos y dueños foráneos.
Veo una necesidad extrema de periodistas y conductores de televisión de los canales porteños de buscar exotismo donde no lo hay tanto. Los escucho decir la palabra Maquinchao con el tono que un tuareg dijo alguna vez "buenos días" a su camello después de acomodarse la túnica turquesa, para someterse luego a su infinito peregrinaje por el desierto, poniéndole el pecho al viento y el rostro al sol. Como todos los días.
Se tiene la sensación (o la certeza) de ser pasado por encima por algo así como un proceso de africanización de las tierras argentinas por donde se correrá el Dakar.
Cualquier cosa que se diga o que se haga (parece) estará íntimamente ligada al paso de los camiones, motos y coches por esta ciudad, que si todo sale bien, van a cruzar por el centro bien entrada la noche de mañana, y así cualquier cosa que se diga, y así cualquier cosa que se haga o se cuente, en una entrevista, en un almuerzo con amigos, debe estar dispuesta a dar todo de sí para sumar al espectáculo, que tiene que ser grande.
Hay conductores de radio que a esta altura están directamente sacados -son las 11 de la mañana; todavía no llegó ningún coche-. Entrevistan a tipos que siguen el rally desde un helicóptero, o que esperan sentados afuera de la ciudad, pertrechados detrás de una conservadora, con sus mates gigantes, con sus lentes gigantes, con sus pansas gigantes, y sus hijos insolándose a paso tranquilo pero seguro que claman por un poco de sombra, una pileta o filtro solar.
Son padres de familia que contestan las preguntas de esos conductores radiales, un interrogatorio que les llega entre signos de admiración y con el mismo tono de voz que acaso esos conductores de radio utilizaron en las fiestas de fin de año (esa cuenta regresiva hiperbólica y radial a diez segundos de la medianoche), y les preguntan cosas tales como: "¿Debe ser impresionante ver a esos monstruos y ese espectáculo, no? ¿Qué es lo que más te gusta de toda esta fiesta?"
Todo esto para decir que el espectador neutral, mirado como bicho raro o aguafiestas por quienes no son neutrales, y que trata de seguir con su vida bajo ciertos parámetros de normalidad queda, aunque no quiera, sujeto a cierta sensación de jet lag, ese mareo aeroportuario, esa sensación de salto abrupto del uso horario, de alteración espacio-temporal, al que lo lleva, a regañadientes, ese mantra-ruido blanco cuya medida exacta es: una palabra "Dakar" por cada diez que dice alguien.
(F.C.) |
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