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30 » Nov 2008 |
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PERSONAJES NEFASTOS |
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Para entender que el fútbol dejó de ser fútbol para convertirse en un enorme y peligroso negocio, hace unos días nos enteramos que unos de los detenidos por la venta de efedrina a México era Daniel Alberto Bocchi.
¿Qué tiene que ver este personaje con el mundo de la redonda? Que formaba parte nada menos que de la junta electoral de Newell's, que tenía a cargo la organización y fiscalización de las próximas elecciones que están programadas en el Parque Independencia.
Bocchi fue detenido después de los 14 allanamientos que se realizaron el martes en Rosario y trabajaba nada menos que para "El Fantasma" Mario Segovia, sorprendido en su mansión de Fisherton y sindicado por el gobierno nacional como el mayor proveedor de efedrina al país azteca.
Algo que tampoco extraño en un club donde reina desde hace varios años un sujeto nefasto como Eduardo López. (S.B) |
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19 » Nov 2008 |
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¿Y LOS SOCIOS? |
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El comunicado de prensa que hizo girar la comisión directiva del Club Cipolletti, informando que bajaría el precio de las entradas para el partido del domingo ante Real Arroyo Seco, "olvidó" mencionar cuál es el importe que abonarán los socios albinegros.
El domingo pasado éstos, los que pagan mensualmente su cuota, fueron los más perjudicados. Y no sólo por el mal rendimiento del equipo de Domingo Perilli y porque, a falta de 32 minutos para el final y perdiendo, el apagón determinó la suspensión hasta la mañana del otro día. También porque cuando llegaron a la boletería se anoticiaron de que debían abonar el mismo importe que cualquier otro hincha.
Varios socios confirmaron que pagaron 15 pesos y no 10 el ticket. Y que ante el reclamo, la única respuesta que recibieron fue: "Lo que pasa es que hubo un error de imprenta".
Ahora, en un muy buen gesto, la directiva albinegra bajará el precio de las entradas "como una forma de recompensar" a los seguidores" que sufrieron el apagón pasado. Por eso, el domingo "se pondrán a la venta solo entradas Generales a un valor de $10.00, debiéndose abonar un valor de adicional para el acceso a Plateas de $10.00".
¿Los socios? Al parecer, seguirán pagando lo mismo que todo el mundo. |
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05 » Nov 2008 |
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LOS HÉROES Y LA MÍSTICA |
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Desde ya, con el pase de los años los grupos se desgastan, la unión puede esfumarse y sólo queda el recuerdo de los momentos únicos, indelebles. Pues bien, la pregunta es ¿cuánto quedó de aquel plantel de héroes que conquistó al mundo en México ’86? ¿Cuánto de cierto hay en que ese valor agregado, esa materia no sensorial a la que se bautizó “mística”, puede pasarse de generación en generación, como el conocimiento mismo?
Por ahora, y después de la oficialización y la primera lista de “europeos” que ofreció Diego Maradona, lo único concreto es que esos héroes del ’86 ya no tienen el mismo feeling que en épocas anteriores. Sólo un obtuso negaría que aquello de la “lealtad absoluta” que pidió el “10” de sus colaboradores no es sino un disparo directo para Sergio Batista y José Luis Brown. Discurso robustecido por sus frecuentes raptos egocéntricos: “Yo soy el número uno” del cuerpo técnico, se lo escuchó repetir.
En el medio, Maradona desea que sus asistentes sean Alejandro Mancuso, más empresario que ayudante de campo, y Oscar Ruggeri, enfrentado con Julio Grondona, quien se niega abrirle las puertas de Ezeiza.
No en vano pasaron 22 años de la gesta azteca. En el medio no enteramos de muchas cosas: se puso en duda la afección intestinal que sufrió Daniel Passarella, conocimos que Maradona ya a esa altura había incurrido en la cocaína, que Jorge Burruchaga, por pudor, apenas si le dirigía la palabra al “10” y que Bilardo ya pensaba en que al “rival hay que pisarlo”, como años más tarde lo expresaría como técnico del Valencia, en una jugada donde estuvo involucrado Diego (con el que se peleó porque lo sacó en el partido de su despedida).
Justamente hace 22 años todos los integrantes de ese plantel tenían en claro que eran peones a las órdenes de un arquitecto del fútbol llamado Maradona, obviamente el mejor en la materia y el garante del éxito.
Pero hoy las cosas cambiaron, los años transcurrieron y hay quienes no están dispuestos a bajar la cabeza y callar ante quien fue un genio como futbolista, pero carece de pergaminos en el banco de suplentes.
Algo que dejaron al desnudo muchos de sus ex compañeros cuando aún se hablaba de la puja por el puesto entre Maradona y Carlos Bianchi: Batista dijo que quería dirigir él, sin duplas; Jorge Valdano aseguró que “no es el momento” de Diego, Passarella se negó a opinar y Luis Islas no se jugó por ninguno de los dos candidatos.
Mientras se sigue hablando de la mística, en los rincones de la AFA muchos operan para que Humbertito, hijo e interesado sucesor de Julio Grondona en la casa del fútbol argentino, comenzó a sonar como ayudante de campo en lugar de Ruggeri. El técnico de Talleres fue quien más pujó por Maradona y se encargó de recordarle a su padres los desplantes anteriores del “Virrey”. En diálogo con “La Red” se jactó de ser el autor ideológico de la llegada a Ezeiza de José Pekerman, del viaje de Batista a Beijing y del arribo definitivo de Maradona a la selección, y de su contenedor emocional Carlos Bilardo.
De aquella “mística” del ’86 queda poco, justamente porque ya no hay misterios, porque los héroes son hombres con virtudes, defectos y ambición, mucha ambición.
Tampoco hay misterios en la familia Grondona: su único objetivo es perpetuarse en el poder (Sebastián Busader). |
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04 » Nov 2008 |
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PADUA: UN "LOCO", UN LUCHADOR |
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Las lágrimas que derramó Oscar Padua cuando se escuchó el último pitazo que oficializó la paliza de Cipolletti sobre Villa Mitre (6-0) fueron de tristeza y alegría, la demostración física, bien humana, de un dolor que calaba en los huesos. El “Loco” llegó a los 50 goles con la albinegra y a sus 33 años es un gladiador incansable, la prueba fehaciente de que el esfuerzo es muchas veces más importante que el talento. Y que el sudor y las lágrimas siempre tienen que ir de la mano, al menos para tener éxitos en el fútbol.
Oscar Padua hizo lo que pocos cuando andaba por las tres décadas de edad: dejó Centenario, un club donde era héroe y patrón, donde los hinchas lo adoraban como a un dios del grito glorioso, y se subió al proyecto de Cipolletti, pero como quinto delantero.
De más está decir que nadie le regaló nada a Padua. Para el caso, hace unos cinco años se paseaba por torneos comerciales y despuntaba la pasión de jugar por los puntos en terrosas canchas de la Confluencia y Lifune.
Si bien militó algún tiempo en Deportivo Roca, junto a amigos como Rafael Centurión y Atilio Scopel, siempre repetía la misma frase: “Yo dejo todo por ponerme la 9 de Cipolletti”.
Los pesimistas y conservadores de turno intentaron hacerlo cambiar de padecer cuando comenzó a pergeñar la idea de calzarse la albinegra, justo en el momento que mantenía un fuerte idilio con la hincha de “Cente” y era el único que sacudía las redes. Además, era el jugador mejor pago de La Colonia y las ofertas en el Argentino B le llovían.
Padua es hombre de desafíos. De más está decir que no dejó pasar la oportunidad cuando la tuvo, que en pocos meses se fue transformando en un claro referente del plantel y en un técnico adentro del campo. Pero además, el “Loco” es el jugador más conocido y temido fuera de La Visera.
Sabio en el arte de sacar provecho de las fallas ajenas y un fantástico oportunista, Padua se volvió el último gran ídolo de la parcialidad albinegra, por fiereza y prestancia, por solidaridad y sabiduría, por goles y sacrificio. Todo en la misma dosis.
“Si está al 50 por ciento lo pongo”, nos confesó Perilli antes de jugar de visitante ante Atlético Tucumán, el “cuco” que clasificó a la final por el ascenso por cosechar tres puntos más que Cipolletti en el cuadrangular que hacía las veces de semifinales. Padua arrastraba una lesión y estaba en dudas, pero “Mingo” fue más que claro a la hora de hablar del valor agregado que tiene para el adversario el delantero oriundo de Fernández Oro, un jugador que hace unos años se cansaba de hacer goles, pero en torneos comerciales.
El día que se retire del fútbol lo hará con la tranquilidad de haber logrado lo que siempre soñó. No sólo “jugar” en “Cipo” sino también convertirse en ídolo.
Cuando se sumó al plantel albinegro que afrontaría la temporada 2005/2006 era el quinto delantero del equipo que por entonces dirigía el “Ruso” Homman.
Delante suyo estaban el bahiense Darío Flores, el “Bochi” Miguel Abad, Germán Alecha y el “Toto” Méndez.
Al principio ni siquiera integró el banco de suplentes. Las lesiones de sus compañeros le fueron abriendo puertas y no desaprovechó cada segundo que le tocó entrar.
Debutó el 4 de septiembre del 2005 cuando Cipolletti le ganó 4-0 a Huracán de Comodoro Rivadavia y su primer grito fue exactamente tres partidos después, cuando hizo el último del 3-0 ante Desamparados de San Juan, también en la Visera.
Su entrega en cada pelota fue despertando el interés de los hinchas, que retribuían el esfuerzo con aplausos. Él devolvió gentilezas con goles.
Los hizo de todas las formas posibles. De derecha, de zurda, de cabeza, de penal, de suerte, y hasta con la mano.
Las ovaciones ya eran cada vez más comunes, hasta que el amorío se hizo carne aquella tarde, cuando en una de las llaves finales del Argentino B le hizo cuatro goles a Sporting de Punta Alta en los primeros 15 minutos de partido.
Claro que nadie podrá borrar de su corazón ni del de los miles y miles de hinchas, el glorioso doblete que le convirtió a Racing de Olavarría el 4 de junio del año pasado, que le valieron al equipo de Perilli nada menos que el rápido regreso al Argentino A.
El premio mayor, no sólo para él sino para todo un plantel que viene trabajando desde hace mucho tiempo, sin dudas sería el ascenso a la B Nacional. Sólo el tiempo y el propio Cipolletti dirán si este sueño también se puede convertir en realidad. (Joaquín Peralta, Sebastián Busader) |
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