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29 » Jul 2009 |
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EN DEPORTES, SOBRE LLOVIDO EMPAPADO |
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En Cipolletti, como en tantos otros clubes de la región, hay una fuerte discusión en cuanto a qué darle más importancia, si a los equipos superiores o a los pibes que piden pista desde abajo. Una polémica que no se reduce al fútbol y que también alcanza al básquet y al vóley.
Hoy el deporte zonal atraviesa una situación crítica y la pauta la dan los clubes que se encuentran ante la disyuntiva de participar o bajarse de competencias de elite. Independiente de Neuquén puso en venta su plaza en la Liga Nacional de básquet porque no tiene los dos millones de pesos que gastó la temporada pasada, cuando un equipo que aspira pelear el título desembolsa entre cuatro y cinco millones. Y Gigantes del Sur amenaza con dejar la “A” del vóley si no consigue juntar los 600 mil pesos que necesita para cacelar los gastos básicos de la próxima temporada. Dos equipos que, lejos de pasar papelones, fueron protagonistas de torneos de máxima exigencia y que tienen el apoyo de las asociaciones nacionales (AdC y ACLAV), pero que no consiguen los fondos, el viejo karma por aquí.
El desinterés de los sectores público y privado a la hora de apoyar el deporte es elocuente y se profundiza. Gastón Sobisch, el presidente Rojo, jura que presentó decenas de carpetas explicando el proyecto y reclamando apoyo para el otrora equipo del “Boti” Santángelo y sólo recogió negativas en ámbitos empresariales. Ni una sola “prendió”, dijo con preocupación.
El titular de Cipolletti, Julio Arriaga, asegura que la dirigencia ya tocó todas las puertas que debía tocar y que “no hay más”. La única buena para la subcomisión de Fútbol albinegra (¿y para Arriaga?) fue conseguir el auspicio de la provincia después de rogarlo durante años.
El Deportivo Roca es un caso paradigmático: en cada uno de los torneos que comienza la dirigencia pone en duda su participación, incluso hace algunas semanas colocó la presencia en el Argentino B a consideración de sus socios; después, logra contratar técnico nuevo y se refuerza con cinco jugadores foráneos. La gran incógnita es de dónde sale el dinero. Muchos apuntan a las huestes veranistas. Maronese es el otro expediente X del fútbol zonal. Nadie, salvo Hugo Silva, en su carácter de comisión directiva unipersonal, sabe de dónde salen los fondos para llevar adelante una gestión por demás ejemplar, al menos por estas latitudes.
La gran disyuntiva es cómo afrontar una crisis estructural que nada tiene que ver con la reciente debacle mundial. Sabiendo que los Estados, tanto el rionegrino como el neuquino, soslayan la actividad deportiva y la mandan al sótano presupuestario (la subsecretaría que maneja Luis Sánchez dispone de 15 millones de pesos anuales y 9,5 millones se evaporan en gastos corrientes), las dirigencias encuentran entre la espada y la pared, porque el grueso de la empresas del sector privado prefieren invertir sus dineros en cualquier otra actividad.
Desde ya se hace necesaria una reformulación de arriba hacia abajo, como también es necesario que quienes manejan los destinos de una institución deportiva entiendan que las políticas deben ser de largo aliento y coherentes con los tiempos que corren.
¿Cuál es el beneficio de ser hoy un jugador de divisiones inferiores en un club de la región? El caso de Cipolletti es paradigmático: tiene un presupuesto para el fútbol en general de 176 mil pesos y sólo 15 mil se destinan a la Liga Confluencia, no hay políticas para que el semillero crezca y se fortalezca y es muy poco probable que en el próximo Argentino A el técnico Domingo Perilli utiliza algún pibe de la Primera local, más allá de que llevó dos o tres a la pretemporada.
En el básquet de Independiente pasa algo similiar: sólo servirá bajarse al TNA si esa decisión, más allá del dinero, tiene que ver con una promoción de “valores” propios. Si no, será más de lo mismo.
Ser dirigente no es fácil, es más que cierto, y en la zona serlo significa hacer un culto al trabajo a pulmón, una especie de esfuerzo titánico para muchas veces quedar a mitad de camino. Así y todo, se hace necesario una especialización en la materia, absorber diferentes experiencias, trabajar en forma mancomunada. Hoy los clubes son islas y con esa manera de manejarse sólo consiguen que el agua les llegue al cuello con mayor rapidez. (S.B) |
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22 » Jul 2009 |
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MARADONA-MESSI VS. BASILE-RIQUELME |
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Este semestre será determinante dentro del fútbol argentino. Pero hay dos grupos que se juegan muchísimas cosas, en realidad se trata de dos ejes: el de Diego Maradona-Lionel Messi y el de Alfio Basile-Juan Román Riquelme.
Desde ya, Maradona se decidió por Messi y su yerno Sergio Agüero para que sean los encargados de liderar futbolísticamente a su equipo rumbo al mundial de Sudáfrica y no por Román, que cansado de sentirse uno más en el seleccionado, renunció por segunda vez.
El seleccionador está ante el gran desafío de su vida: complicado en las eliminatorias y sin posibilidades de resolver los problemas con los pies, como tantas veces lo hizo, sabe que nadie le perdonará un fracaso, y que el panorama empeorará si Basile y Riquelme tienen un buen semestre.
A Diego aún le debe doler el respaldo de la gente de Boca para con el 10 xeneize y esas cosas no se olvidan. Su relación con Basile es muy mala e incluso durante los últimos Juegos Olímpicos, cuando el equipo del Checho Batista ganó la medalla dorada, se lo acusó de operar para llegar a la selección y desplazar al DT del intenso vozarrón. Para alimentar esta hipótesis hay decenas de fotos del mejor jugador de todos los tiempos charlando animadamente con Julio Grondona durante las tardes de Pekín.
Muy poco pasó para que el Coco Basile de un paso al costado después de una dura derrota en Chile ante el seleccionado del Loco Bielsa. Allí habló de que se alejó por cuestiones que nada tenían que ver con lo futbolístico y que las razones se las llevaría "a la tumba". Ya se hablaba de que Messi y Agüero eran dos de los que más lo cuestionaban, sobre todo por las licencias que gozaba JR Riquelme.
A esa altura se decía que la relación de Messi y Riquelme estaba facturada porque La Pulga se había cansado de los maltratos de JR, sobre todo durante la Copa América de Venezuela. Allí el crack del Barcelona hizo buenas migas con Javier Mascherano y Juan Sebastián Verón, que se terminó convirtiendo en una suerte de escudero. Riquelme y Messi volvieron a juntarse para ganar el oro en los Juegos Olímpicos. Festejaron goles y se mostraron animados. Pero al parecer todo fue una buena puesta en escena en busca de un objetivo en comun.
Los últimos meses fueron fantásticos para Messi, pero de aquí en más, al menos por estas latitudes, se estará atento a lo que el rosarino haga en el seleccionado y no en el club catalán. Él, y no otro, es quien debe comandar dentro de la cancha a un equipo que aún no haya el rumbo y tiene un peligroso cierre de eliminatorias: Brasil, Paraguay, Perú y Uruguay.
En Boca, Basile-Riquelme van por una revancha en dos frentes. Aunque seguramente no serán anti albicelestes, si al seleccionado no le va bien la razón estará de su lado. Y también se producirá ésto si el xeneize consigue emular la primera campaña del Coco, donde ganó todo lo que jugó.
Ayer Román reafirmó que los frentes existen. Y que la enemistad se mantiene: "Basile está más feliz acá (en Boca) que en la selección. (S.B) |
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08 » Jul 2009 |
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VOLVER AL FUTURO |
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Les dejo una muy buena entrevista que le realizó el diario El País de España a Ángel Cappa después de perder la final del torneo Clausura a manos de Vélez. Durante esta charla ver aquí el mejor discípulo de César Luis Menotti expone un concepto paradójicamente novedoso: habla de que el futuro del fútbol argentino está en el pasado.
El técnico del Globo se refiere al futuro en términos de progreso y entiende que su filosofía no se apoya en una mera concepción romántica del juego, si no que el fútbol debe tomar riesgos y que los riesgos se adoptan siendo protagonistas, manejando el balón y disfrutando del partido.
Para Cappa, el equipo modelo es el Arsenal de Wenger. Es decir, su idea del juego es mucho más que el mentado "tiki tiki". (S.B) |
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07 » Jul 2009 |
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LA CRISIS QUE GOZAN LOS EQUIPOS "CHICOS" |
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Mientras clubes como el Real Madrid gastan tanto dinero en pases de jugadores como algunos Estados en asistencia social, en Argentina la crisis económica reformuló la estructura del fútbol.
No es casualidad que Vélez, Huracán y Lanús llegaran hasta el final (o casi en el caso del Granate) del campeonato cabeza a cabeza y que los “grandes” miraran la definición por tevé. La balanza se equilibró y la verdad es que equipos como River y Boca no tienen las espaldas económicas de antaño como para sacar diferencia.
La variable financiera-económica está transformando el ADN del fútbol nacional y esa es la razón por la que emergen en esta discusión los gerentes o managers al estilo Christian Bassedas, Carlos Bianchi y César Luis Menotti. Es cierto, el Virrey apareció en la escena Xeneize otra vez para ser el soporte donde se apoyó el futuro político del presidente Amor Ameal, aunque ahora se le exigen otras funciones y, sobre todo, mejores resultados.
Lo de Bianchi nada tuvo que ver con lo de Bassedas. La vuelta del Virrey fue tan mediática que terminó opacando cualquier otra cosa que sucediese en el mundo Boca. El ex volante volvió a Vélez por elección del presidente Fernando Raffaini y, aunque muchos se negaron dentro de la comisión directiva, mantuvo la convicción de que Ricardo Gareca era el hombre indicado. No le erró, como tampoco lo hizo con las incorporaciones y mantuvo una coherente política de promoción de joyitas de su cantera. Todo una incógnita será qué hubiese sucedido si llegaban el “Ñol” Solano, Mariano Pavone y el Ogro Fabbiani, jugadores que sonaron antes de Joaquín Larrivey.
Bianchi, en cambio, no consiguió pesificar los contratos y tampoco logró desactivar la disputa entre sus dos figuras, JM Palermo y JR Riquelme, una pelea que se remonta al Boca supercampeón suyo. Tampoco pudo levantar la cotización el plantel (los resultados mandan) y el único remedio que halló para debilitar las críticas fue recortarse el sueldo a la mitad (era de 1,9 millones de pesos al año). Las recaudaciones lógicamente que decayeron, Boca se perdió de un jugoso premio millonario en la Libertadores y además está en discusión el dinero de sus sponsores.
En River, todo lo malo de Boca es al cuadrado, porque además de la crítica situación que acarrea encara un proceso eleccionario (en diciembre) que será por demás tortuoso, con inefables nombres en el medio como el de Carlos Menem. Además sus mejores jugadores, Radamel Falcao y Diego Buonanotte, quieren emigrar por decisión propia y las fondos de River son tan escasos como cuestionados. Sólo San Lorenzo parece tener más aire en estos menesteres económicos, aunque la paciencia de Marcelo Tinelli no es la de hace dos años y ya hace unos meses hizo un amago de renuncia. Es más, ya decidió nombrar un par de gerentes para ordenar las cuentas de una instittución que en las últimas temporadas gastó una montaña de billetes.
Los clubes tendrán que declinar sus pretensiones y conformarse con menos. Las cosas se equilibraron y los poderosos perdieron el plus que los acercaba más al éxito: las grandes figuras. ¿Habrá llegado la época en que los “chicos” dan el ejemplo? Es probable que así sea. Al menos en Argentina, porque a esta altura nadie duda que en el fútbol español volverán a pelear por el título Barcelona y Real Madrid. (S.B) |
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06 » Jul 2009 |
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HOMBRES DE NEGRO, DECISIONES DEL MISMO COLOR |
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El Clausura 2009 que terminó con la conquista de Vélez dejó mucha tela para cortar, entre ello el mal momento del arbitraje argentino. Obviando las denuncias que se hacen sin prueba alguna (aquello de que fue “un robo” al Globo), a esta altura no quedan dudas que Huracán fue muy perjudicado durante la final del domingo.
Gabriel Brazenas, el árbitro más cuestionado del país por estas horas, fue sorteado para dirigir la final y su bolilla salió antes que las de Saúl Laverni, Pablo Lunati, Sergio Pezzotta y Javier Collado. Antes del partido del domingo había dirigido a Vélez y Huracán dos veces a cada uno durante el torneo. El Fortín empató ambos, 1-1 con Argentinos y 2-2 ante Racing; frente al Bicho debió expulsar a Fabián Cubero y no lo hizo.
El Globo perdió con Colón y venció a Central arbitrado por Brazenas, que benefició al Canaya con un penal que no fue.
Brazenas tuvo un torneo irregular y con sus 41 años contaba con escasos partidos de este relieve. Es más, es uno de los pocos árbitros que dirigen la primera división que no está dentro del grupo de los “internacionales” (de los 13 en actividad, sólo él, Gustavo Bassi y Javier Collado) y siempre se lo ha visto como uno de los colegiados “funcionales al sistema”.
El arbitraje nacional no tiene nada que envidiarle al fútbol en general, al menos en lo que tiene que ver con el plano de las decisiones dirigenciales. El colegio de árbitros es dirigido por Jorge Romo (61 años, ex empleado de Acindar, ahora empresario del rubro), un hombre que designa a los que imparten ley sin haber dirigido jamás un partido de fútbol.
Romo asumió en ese cargo el 9 de enero de 1991 gracias a que hizo buenas migas con Julio Grondona cuando le vendía productos para su ferretería de Sarandí.
Desde hace 18 años ejerce total control de jueces, líneas y veedores y hace ya varios veranos que mantiene fuertes entredichos con la escuela de árbitros, la encargada de instruir a los de negro. Es decir, no hay relación entre el organismo que enseña a dirigir y el que manda a hacerlo.
La última gran movida de Romo fue sacarse de encima a Horacio Elizondo, de las personas más respetables del medio local. Al ex árbitro, aquel que expulsó a Zidane por el cabezazo a Matterazzi, le consiguieron un trabajo a nivel FIFA (instructor de instructores de Sudamérica) porque era una molestia en la Dirección de Formación Arbitral (ahora en manos de Miguel Scime, otro amigo de Romo).
El arbitraje atraviesa un momento crítico. Héctor Baldassi no entró en el sorteo de la final porque acarrea una lesión y quieren cuidarlo ante la posibilidad de una designación para el Mundial 2010, aunque dicen que sólo tendrá chances si la FIFA decide que sean cinco los de negro representando a la Conmebol. Hoy está atrás de Larrionda, Ruiz, Simón y Amarilla en las consideraciones.
Otro dato: a Brazenas lo rodearon los asistentes candidatos a ir a Sudáfrica; uno de ellos, Ricardo Casas, fue quien cometió el gravísimo error de marcar fuera de juego en el gol anulado a Eduardo Domíguez, a poco de iniciado el partido.
El desenlace del Clausura no merecía un arbitraje como el de Brazenas y sus colaboradores. Pero conociendo como se digitan las decisiones en ese ámbito, tampoco extraña que todo terminara como terminó. (S.B) |
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03 » Jul 2009 |
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EN CIPOLLETTI HAY VERDADES A MEDIAS |
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El estallido en el corazón de la dirigencia de Cipolletti plantea más interrogantes que certezas. Como sucede siempre en estos casos, las acusaciones cruzadas actúan de cortina de humo, velando lo que sucede en el trasfondo del fenómeno.
Las dos partes, la subcomisión de Fútbol y el presidente Julio Arriaga, tienen su verdad, pero a la vez ambas deforman la realidad.
Horacio Pierdominichi, el titular del Fútbol albinegro, dice que el legislador nacional “rompió un pacto” de caballeros y que hablar de la venta de los pases de Raúl Ruiz, Bruno Weisser y Hugo Prieto fue la “gota que colmó el vaso”. No aclara por qué el recipiente de su paciencia llegó hasta el borde. Sólo apela a los benditos códigos para decir que él, el empresario Luis Boschi, Pedro Gutiérrez, Horacio Freiberg y otros colaboradores se cansaron de las decisiones de Arriaga.
Tampoco es completamente cierto que Arriaga nunca tomó determinaciones en el fútbol, como dijo hace unas horas. Es más, varios integrantes de la ahora renunciada subcomisión siempre se quejaron porque ellos decidían algo y “Arriaga llegaba de Buenos Aires y tomaba otra decisión, lo cambiaba todo”.
Eso ocurrió hace algunos días, al negociar con el cuerpo técnico la continuidad. La cuestión fue clarísima: la subcomisión llegó a un rápido acuerdo con Lorenzo Frutos y Mauricio Serenelli (Domingo Perilli estaba convaleciente) para aumentar en alrededor de un 50% el sueldo del trío más respetado de los últimos tiempos en el club. Pero Arriaga llegó desde Capital Federal y puso los números sobre la mesa. El gran chispazo provocó el primer amago de renuncia, que finalmente se concretó el jueves por la noche después de conocerse lo de la venta de los pases.
Unas semanas antes hubo otra puja por la flexibilización del derecho de admisión. Arriaga entendía que algunos de los 13 barras impedidos de ingresar a La Visera ya habían hecho buena letra, purgado su culpa. La subcomisión (sobre todo Boschi, quien fuera agredido en Bariloche por el “Tigre” Ancao y su amigo Camacho) estuvo en desacuerdo. Los barras siguen afuera.
Por qué no se hizo público en su momento la transferencia de tres de las mejores piezas albinegras a manos privadas (un 80 por ciento de cada uno en 40 mil dólares), como sí ocurrió cuando se vendió a Daniel Carou, como sí se hizo cuando se decidió que el empresario Néstor López negociara el arribo del pibe Oscar Sandoval a River, una prueba que se frustró en un abrir y cerrar de ojos y que dejó sin fútbol por largo tiempo al defensor (que no pudo jugar Argentino A y se resignó a ser el “2” del equipo de liga). Esa es la gran incógnita.
Lo que no entienden ambas partes es que no está mal la negociación, si no el pacto de silencio que se plantearon hace un año y medio. Los jugadores son patrimonio de la institución y ésta es una entidad social, que debe vivir de y para sus socios. Una fuente muy calificada, empleado del club, lo calificó rápido y con precisión: “Fue algo desprolijo lo que hicieron. Nadie duda de que los 120 mil dólares se utilizaron para bancar el torneo pasado, pero ahora hay un cono de sospechas porque esta historia no se hizo pública en su momento”.
La misma fuente plantea otra hipótesis: “Lo otro que creo que sucedió fue que Arriaga vio que la subcomisión había ganado mucha autonomía en el fútbol, y eso no le gustó. Como tampoco le gustó no ser él quien consiguiera la plata del gobierno provincial”, que hace unos días habría comprometido un aporte mensual de 30 mil pesos para la campaña que empezará en agosto. Aquí también habría un trasfondo político.
¿Reconciliación? Puede ser que haya, aunque desde ya la renuncia de la subcomisión tiene dos lecturas: sus miembros se sienten desgastados y no piensan dar marcha atrás; o buscan la autarquía definitiva, cortar definitivamente el cordón con Arriaga y comenzar a manejarse sin su fiscalización.
En el medio, la continuidad de Perilli y de varios de sus jugadores ahora entró en un terreno dudoso. Algo que no es poca cosa. (S.B) |
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