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22 » Sep 2009 |
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EL APERTURA DE LIFUNE FUE UN PAPELÓN |
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NEUQUÉN (AN).- La emotiva final que ofrecieron Centenario y Maronese no tuvo nada que ver con un Apertura de Lifune que quedará en la memoria colectiva por la desorganización en todos los niveles.
Como nunca, los reclamos se sucedieron fecha tras fecha y lo llamativo del caso fue que hasta los ganadores se quejaron y se sintieron perjudicados. Apenas Hugo López pitó por última vez, en el Gigante del barrio Sarmiento se desató una fiesta que sonó a estruendoso desahogo.
Escalados en hombros de hinchas eufóricos, los jugadores de Centenario le dedicaron el sexto título a la dirigencia de Lifune y, varios de ellos, sobre todos los más experimentados, hablaron de que el plantel de Luis Barrios fue "muy perjudicado en el torneo".
La Colonia fue centro de al menos tres controversias: en la cancha de Sapere, durante una trifulca que terminó con el DT de la ADC muy golpeado, y con la determinación de Lifune de quitarle los puntos a ambos; ante Pacífico, el día que Barrios usó cuatro cambios y el árbitro Cecilio Gómez y sus colaboradores no lo notaron; y ante Bicicross, cuando sus hinchas lanzaron un bomba de estruendo que afectó la audición del arquero Nicolás Silpitucla. Esa tarde, el árbitro Gustavo Corsini decidió que el partido debía seguir y como el ´1´ no podía, tuvo que ingresar el arquero suplente.
Un par de fechas antes, en cancha de Alianza, ocurrió una situación casi calcada, el arquero Cristian León no logró continuar, el árbitro Javier Pellegrinelli suspendió el encuentro y el tribunal de penas le dio los puntos a Unión de Zapala.
El gran conflicto, que desnudó el nivel de improvisación que gobierna en las oficinas de la calle Alderete, ocurrió después del cotejo por el cuadrangular final entre Maronese y Sapere, que terminó en goleada del Dino. Ese día el árbitro Hugo López expulsó a Jorge Lagos pero en la planilla su número lo tenía Nicolás Rojas.
La crisis se desató una semana después cuando se enfrentaron el Funebrero y Petrolero, que protestó los puntos por la mala inclusión de Lagos. En el medio, quedó mal parado el presidente Gustavo Celayes.
El torneo arrancó tarde (recién a fines de febrero se tiraron formatos de torneo), se suspendió por la gripe A, por lluvias y por los comicios y, aunque se niegue, por la disputa antes citada. La final la dirigieron Cecilio Gómez (en la ida) y Hugo López (en la vuelta), dos colegiados que tuvieron problemas en partidos donde jugaron Centenario y Maronese, y las irregularidades continúan.
Muchos, como Pelusa Barrios, estima que "la liga no es tan mala como todo el mundo piensa" y que el gran inicio de una solución "sería que todos los equipos jueguen en canchas aceptables".
Pero con eso no alcanza. Y el último cambio que decidió la dirigencia lo deja más que claro: Pacífico, por ser el ganador del repechaje, hasta hace unas semanas hubiese obtenido el pase para jugar el cuadrangular final del Clausura (una decisión por demás cuestionable).
Pero como los tiempos apremian, la disputa del próximo campeonato se acortó y el Decano deberá conformarse con un premio consuelo: no pagar la cuota de mantenimiento liguista. (S.B) |
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Categoría : Varios |  Comentarios [0]
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