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22 » Oct 2008 |
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PROS Y CONTRAS DE LOS CANDIDATOS A SUCEDER A BASILE |
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A pesar de todo lo que se dice, lo único claro es que el técnico que asuma en lugar de Alfio Basile debe tener espaldas anchas. Son varios los postulantes que suenan desde que el “Coco” se rindió ante lo irremediable, pero pocos, contadísimos, los que dan con el perfil para manejar un plantel repleto de estrellas, y estrellado en lo futbolístico.
Por ahora, y como se ha hecho una costumbre por aquí, la mayoría de los candidatos hacen lobby, siempre ayudados por opinólogos mediáticos e influyentes que no tienen empacho en acompañarlos en el deseado camino al predio de Ezeiza. ¿A qué periodista no le gustaría tener las primicias del futuro entrenador de la selección?
Miguel Ángel Russo es el nombre que resuena con dulzura en los oídos de Julio Grondona, el mandamás que anunciará el lunes próximo el apellido del sucesor. El hombre nacido en Lanús fue un enorme zaguero que como técnico comenzó a hacer ruido a partir de 2005, cuando tomó las riendas de un Vélez convulsionado y lo llevó hasta la cúspide del fútbol local. Entendido en el arte de domar tempestades, Russo transformó la de Boca en una tibia y cálida brisa al ganar la Libertadores de 2007, hacer olvidar los desaguisados de Ricardo La Volpe y coronar a Juan Román Riquelme, otra vez, como el mejor de América.
Ya en San Lorenzo, Miguel Ángel fue el mediador en un plantel convulsionado y enfrentado, bajoneado por la frustración copera y sumido en la desesperanza después de la abrupta ida de Ramón Díaz. Russo, avezado alquimista, hizo de la panacea del triunfo sanlorencista una realidad, recuperando sus mejores piezas y sumando otras de gran nivel. ¿Tiene espaldas para soportar el peso de la selección? Más allá de sus pergaminos indiscutibles y de ser un adepto al trabajo, el mayor interrogante es si podrá ser gobernante de un vestuario de egos robustos y bolsillos millonarios.
La ascendencia de Diego Maradona en un plantel que lo adora asoma como un arma de doble filo. Aunque pasa por uno de sus mejores momentos en lo anímico, al menos de los últimos años, el ex “10” carece de experiencia como entrenador y su temperamento en su enemigo íntimo. Indiscutible emblema de la celeste y blanca, abanderado en tiempo de gloria y desgracia, Maradona cree que su idolatría es un cheque en blanco.
Su imagen, por relevancia histórica, eclipsará a las nuevas constelaciones y el choque de personalidades a este nivel puede ser letal. Ya tuvo un encontronazo con Lionel Messi, quien eligió agachar la cabeza, y en más de una oportunidad creó fastidio en los talentosos al repetir que “la selección es Mascherano y diez más”, dando a entender que el sacrificio es una virtud de la que carecen todos, menos el “5” del Liverpool.
Maradona, por concepción, es una caja de sorpresas, jugada demasiada arriegada en medio de unas Eliminatorias donde manda quien encuentra el equilibrio. De alguna forma, como bien dice el escritor Juan Villoro, hay que dejar de escuchar a Diego como si opinara con el pie izquierdo, algo difícil en un país como el nuestro.
Sergio Batista estará en el amistoso del 19 de noviembre ante Escocia, ya dijo que no le gustan las duplas (menos con el "10"), y que sus dotes de orientador fueron evidentes en los Juegos Olímpicos. Su perfil bajo tranquiliza a Grondona y su máxima virtud fue subirse a un tren bala (el sub 20 de Japón) y no descarrilarlo, algo que no logró Basile. El otrora volante central aquietó los caprichos de Messi y Riquelme durante una competencia que Argentina ganó antes de comenzar a jugar. Es poco probable que consiga esa ascendencia en la selección mayor.
Carlos Bianchi es de las pocas personas que ha conseguido desbaratar los planes de Grondona, el “pope” que tiene 77 años y 29 con el fútbol argentino en su puño. El ferretero atraviesa por su octavo período al frente de la AFA y muchas voces auguran (ya lo han hecho) su despedida del sillón de la calle Viamonte en 2011, nada menos que después del Mundial de Sudáfrica. Las mismas voces que insisten con la idea de que Grondona sueña con un adiós color de rosa, y qué mejor que pintarlo sosteniendo la tercera copa del mundo.
Por eso los titubeos del hombre más conocido en Sarandí, por eso sus dudas, y por eso parece hasta descabellada la idea de que el sucesor sea anunciado el lunes. Para Grondona, Bianchi es como un trago largo con sabor a hiel, pero también la bebida energizante que le permitirá llegar hasta Sudáfrica con el fervor popular de su lado.
A su vez, el “Virrey”, que ya rechazó el cargo dos veces (tras las renuncias de Bielsa, en 2004, y Pekerman, en 2006), estaría dispuesto a ser un ídolo apto para todo público, no sólo adorado por corazones velezanos y boquenses. Desde ya, más después de conocer las tristonas confesiones de JR Riquelme ( aseguró que el Boca súper campeón de 2000 también era un cabaret), Bianchi parece tener espaldas, chapa y sapienza para hacer que un seleccionado de estrepitosas individualidades se transforme en un engranaje colectivo.
A Bianchi la presión lo estimula, no está canonizado pero siempre tuvo licencia para hacer milagros (Matellán borró al mejor Figo en una final del Mundo, qué más se puede decir), es un sabio conciliador y sus pergaminos le aportan privilegios para imponer mano dura. Eso sí, en el fuero íntimo del "Virrey" muchas veces soplaron vientos de vedettismo. Claro, generalmente bien usados por sus molinos triunfales. (S.B) |
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Categoría : Varios |  Comentarios [0]
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