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Diario Río Negro
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Darío Di Meglio
Editor Responsable
 
  19 » Jun 2008
El jardín biológico es un camino lleno de paz y convivencia
 


Buscando el Edén

Cuando hacemos un jardín, inconscientemente estamos tratando de reproducir el Paraíso Terrenal.
Esa búsqueda no terminará jamás, porque eterna es la imaginación del hombre.
Diferentes culturas se han atribuido su propiedad, desde la lejana -en tiempo y distancia- Mesopotamia asiática, a una cercana localidad en la provincia del Neuquén ... al menos eso es lo que nos venden los operadores turísticos.
Evidentemente no podremos reconstruir en toda su magnitud ese lugar ideal, donde todo era armonía y paz, porque la empresa nos quedaría un poco grande, pero lo que sí podemos es crear un lugar seguro en nuestro entorno familiar, donde una ínfima parte de la vida quede a nuestro alcance, participe de nuestra vida diaria. Es más, donde una gran parte “trabaje” a nuestro favor y sin cobrarnos nada.
Pero vayamos por partes.
A partir de la pérdida del Jardín del Edén, el mundo se dividió entre buenos y malos y en el medio un montón que de a ratos se inclina hacia un lado o el otro. Eso vale tanto para los hombres como para el resto de la vida vegetal y animal.
En la naturaleza, el predominio de uno u otro bando es circunstancial y siempre tienden a neutralizarse entre sí. A tal punto, que uno no puede vivir sin el otro.
Es decir que al crear nuestro jardín, invariablemente también importamos esta lucha, pero con un nuevo ingrediente desequilibrante: nosotros. Desde que el hombre se ha convertido de “ser natural”, en “ser civilizado”, paulatinamente ha ido rompiendo -voluntariamente o no- con ese delicado equilibrio.
Ese divorcio con la naturaleza se aceleró cuando la Primera Guerra Mundial, especialmente, originó la creación de armas químicas como forma de aniquilar los ejércitos enemigos. Terminados los conflictos bélicos de la primera mitad del siglo pasado, toda esa parafernalia se comenzó a usar para combatir plagas de los cultivos agrícolas.
Si mataba hombres en la guerra, cómo no iban a ser capaces de aniquiliar a las plagas para permitir el aumento de los rendimientos agrícolas. Comenzó a partir de allí una guerra que duró alrededor de cincuenta años.
Al comienzo se creyó que se ganaba “por paliza”. Muy lentamente se fue tomando conciencia de que las cosas no resultaban según lo esperado, hasta que se fue imponiendo la certeza de que en realidad la lucha se estaba perdiendo y que a cada veneno que se lanzaba al mercado le debía seguir otro más potente, en una espiral que amenazaba al propio hombre.
Paralelamente a este desarrollo “bélico” contra plagas y enfermedades, silenciosamente perduró otra ideología de “no violencia” que conoce raíces filosóficas tanto orientales como occidentales, conocidas hoy en día como “escuelas”, pero que tienen en común el respeto por todas las formas de vida y la búsqueda del uso racional de todas las herramientas que la naturaleza brinda.
La agricultura intensiva, la que centra su razón de ser en los rendimientos económicos, se ha resisitido sistemáticamente a desandar el camino de la guerra. El argumento ha sido siempre que los métodos biológicos no son suficientes para asegurar la alimentación mundial y tal vez tengan razón, en parte. Pero seguramente el negocio de producción y venta de agroquímicos es demasiado rentable para ser abandonado por las entidades involucradas.
Las exigencias mundiales de respeto al medio ambiente y por sobre todas las cosas la concientización de amplios sectores consumidores, especialmente de los países económicamente más desarrollados, están comenzando a revertir esta situación. La demanda de productos integralmente sanos están comenzando a hacer atractivas formas más “blandas” de control de plagas y enfermedades ... y ya sabemos cómo reacciona el Homus sapiens cuando actúa como Homus economicus.
Es así que estamos asistiendo al desarrollo de productos con base natural que abren perspectivas prometedoras para el futuro. Desde bacilos para el control de orugas, cría de predatores en cautiverio hasta sustancias vegetales que repelen o controlan plagas, marcan algo así como un retorno “científico” a métodos usados antiguamente en forma totalmente empírica y sustentadas en el poder de observación.
En este marco filosófico de no agresión química, de convivencia, de uso inteligente de las distintas formas de control de plagas y enfermedades que brinda el mismo entorno, el jardinero orgánico se constituye en la vanguardia de este virtual “regreso al futuro”. Con la certeza de que el manejo biológico de su jardín no pondrá en riesgo a su bolsillo (el órgano que más duele), su atención se centra primordialmente en la seguridad que éste brinda a su familia, al tener la posibilidad de gozar de un pedazo de naturaleza.
No es un camino fácil y requiere una convicción previa de que es posible. Un jardín biológico trasforma integralmente al jardinero.
El arma química -pesticidas y fertilizantes- lo han inclinado a creer que sólo es cuestión de conocer a las plagas y enfermedades para aplicar el “remedio” exacto para controlarlas, sin necesidad de pensar en los efectos secundarios. Este razonamiento lo ha convertido en una suerte de “amo y señor” de la vida en ése, su entorno.
Pero no todo funciona como lo pinta el marbete. Un ataque de pulgones tratado con un veneno específico logra “borrar” rápidamente el ataque, pero este efecto es efímero, porque al poco tiempo se reitera la invasión ... reina la “paz de los cementerios” sólo el tiempo que perdura el poder residual del veneno y cuando éste se debilita, la plaga ataca nuevamente y obliga a recurrir otra vez al veneno o a otro más potente.
Romper este círculo vicioso de plaga-veneno-plaga-veneno es posible. Para eso se debe tener la certeza de que renunciando por completo al uso de agroquímicos, al cabo de dos años se establece un equilibrio maravilloso e impensado y entonces ese jardinero deja de ser el “amo” para convertirse en el “mediador”.
Por supuesto esto exige cierto entrenamiento. En lugar de aprender las listas de los venenos y fertilizantes, se capacita en conocer a las plagas y a aquellos que viven a expensas de ésta.
A partir de este número, lo vamos a abrir la puerta para que usted pueda entrar en un mundo absolutamente nuevo, lleno de sorpresas y aprendizajes. Claro, si usted quiere transitar ese camino.

Teodorico Hildebrandt
 
Categoría : Plantas | Comentarios [7]
 
 
Comentarios
  Los comentarios que aparecen a continuación son vertidos por nuestros lectores y no necesariamente reflejan la opinión del editor de este blog.
  jardin biológico
  Por : pamela acosta | 06 » Jul 2008 | 01:59 pm |
  Es una alegría encontrarlo también acá. Acá también lo sigo. Sigo esperando el programa de radio.
Saludos
Pamela
  comentamosssss!!!!!!!!!!!!!!!!!!
  Por : Elu | 12 » Jul 2008 | 12:17 am |
  es demasiado largo no les parece?
  no me parecio tan bueno!!!º
  Por : sole | 13 » Jul 2008 | 11:38 pm | Email
  tiene que estar mucho mas resumido y solo contestar la pregunta de que o cuales son los comflictos belicos.....!!
  predadores de pulgones
  Por : luis alfredo carrasco | 02 » Aug 2008 | 12:45 am | Email
  teodorico: necesito conocer del manejo natural que se podria aplicar a los pulgones ya que cuento con fruta de carozo y en estos meses es importante realizarles un control para minimizar futuros daños. gracias y espero impaciente tu respuesta
  el jardin del eden
  Por : maria jose ferreira martins | 21 » Aug 2008 | 09:25 pm | Email
  estimado teoorico:
entrando en el blog, me encuentro con dos sorpresas muy agradables : su nota y la foto del perrito que es igual al mìo.
Quisiera contarle que espero ansiosamente el diario del domingo par leer su columna .la cual disfruto mucho, lo ùnico que lamento es que siempre que mencona zonas geogràficas de la provincia se olvida de nosotros los que vivimos al sur del rìo y no somos ni de Roca ni de Neuquén. Vivimos en General Conesa en la rivera sur , tenemo un valle irrigado, pero el clima es muy seco y las heladas invernales nos dejan sin plantas( de jardìn) y a veces sin cosechas también. Otro tema: quisiera preguntarle que cuidados debo tener para transplantar un rosal trepador que sí o sí tengo que cambiar de lugar¿ cómo hago para que no se seque? reitero mi admiración por Ud. y su trabajo y concuerdo con que hay una relación directa entre la espiritualidad y la jardinería. que vivan los remedios orgánicos!!!! viva el purín de ruda !!! ja ja .atte maría josé Gral Conesa (RN)
  a favor del equilibrio que natura nos da
  Por : ines oyarzabal | 16 » Nov 2008 | 03:22 pm | Email
  que bueno encontrarme con este blog! En Choele Choel, Valle Medio ,eL patio de mi casa ,deja mucho que desear y ahora me apura mejorarlo ya que durante el invierno solo cuidaba mis pocas plantas de maceta.El principal enemigo es el viento y la sequedad y ahora el sol intenso , por suerte tengo una parrita que algo protege. Leo todos los domingos tus comentarios. Mi afan es plantar una jazmin y que conviva tambien con mis gatas y julia mi perra.Hasta pronto
  EL EDEN PERDIDO
  Por : GRACIELA | 04 » Jan 2009 | 05:22 am | Email
  Maravillosa su nota señor Teodorico. Me gustarìa mucho saber màs sobre mètodos no agresivos para en control de plagas.
 
 
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