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"Fort ha saturado los símbolos de la belleza hasta un punto en que se vuelven ridículos.
En Fort, como en las vedettes, todo es excesivo. No es rico sino multimillonario. No luce en forma sino deforme. Su único estado anímico es la euforia. No discute: ordena o se larga. No gasta, derrocha. No explica, se define por presencia o ausencia. No trabaja, se exhibe."
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