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"Cloverfield", o la profesía del terror desatado.
El editor de economía del "Río Negro", Javier Lojo, me ha pedido una nota extraña. Me dijo: escribe de la crisis financiera pero reflejándola desde lo filosófico y lo psicológico". Genial, le respondí, y le completé la idea con un montón de película que a su manera anticiparon este colapso. Creo que le gustó. El artículo pretende mostrar todo eso que ha dado vueltas por el imaginario colectivo global y que en algún sentido describe la profesía de un Apocalípsis. Les dejo un adelanto de los que saldrá en el Suplemento Económico este domingo.
Ansiedad a punto de convertirse en pánico. Ignorancia acerca de lo que sucede y lo que vendrá. Falta de confianza en cualquier solución o rescate aparente. Con estos tres elementos, que un americano no dudaría en bautizar a estas alturas como el Síndrome CIA, se han edificado la estructuras narrativas de algunas de las mejores -también algunas de las peores- películas de Hollywood. Y, de un modo u otro, esto es justamente lo que ocurre con la economía global en estos días. Por supuesto, apenas un detalle separa la producción cinematográfica de la crisis financiera, y es que esta última no “está basada en hechos reales”, como reza la leyenda, sino que se trata de la más pura realidad.
En términos psicológicos, el pánico se nutre, más que de los hechos concretos, de la amenaza imperante. Lo sabe tanto un operador de la Bolsa de Valores como un director de cine: la tensión marca el pulso del argumento. No es el cuchillo clavado en el corazón de uno de los personajes sino la posibilidad de la herida, la mano alzada en la penumbra, lo que desnuda el rostro eficiente del terror.
En los llamados Ataque de Pánico, o de Ansiedad, el paciente termina soportando, más que fobias a sucesos y objetos puntuales, la paradoja del “tener miedo a tener miedo”. Meses antes del muy anunciado crack tecnológico del 2000 en el que las computadoras, por cuestiones de su reloj interno, iban a hacer desaparecer los archivos del planeta entero, se especuló con un Armaggedon tecnológico. No fue tal. Otro tanto se dijo de la aparición del mal de la “Vaca Loca”, y más aun de la gripe aviaria y el descubrimiento de virus letales como Ebola. Inexorablemente, cada cierto tiempo, la humanidad ha subscripto los fundamentos de su propio
Apocalípsis. En términos filosóficos, no hay una puerta de salida para la angustia de existir. Agravada aun por la ignorancia de lo que nos tiene deparado el destino. Edipo quiso confabular, sin conseguirlo, el suyo, cuando la Pitonisa le advirtió que cometería el peor de los crímenes: matar a su pade y poseer a su madre.
Las crisis globales son una materia en el campo de la filosofía pero también en el de la economía y hasta en los deportes. El ascenso siempre implica una caída y un lugar anterior desde el cual se partió. “Entre la revolución industrial y la década de los 30, el pánico financiero apareció regularmente en los Estados Unidos. Fueron las burbujas especulativas las que por lo general lo causaron”, escribió esta semana Steve Coll en la prestigiosa revista “The New Yorker”.
En el imaginario de la sociedad global pero en especial en el de la norteamericana, la idea de una amenanaza inexplicable pero destructiva como jamás se ha visto forma parte del aire. Incluso antes del atentado a la Torres Gemelas se especuló largamente con teorías conspirativas y atentados que revolucionarían las bases de la civilización. La profesía se cumplió en parte y desde entonces las proyecciones de una próxima catástrofe no han dejado de crecer. El cine y la literatura supieron capitalizar el sentimiento.
El filme “Cloverfield”, dirigida por Matt Reeves, y producida por J.J. Abrams, el creador de “Lost”, remite a una amenaza que permanece oculta por los edificios de Nueva York y la noche, y a la cual sólo tenemos acceso mediante cámaras de mano ¿Qué es? ¿Qué quiere? ¿Hasta dónde va a llegar? Ninguna respuesta es completamente respondida en esta película. Algo similar observamos en “La niebla”, un filme basado en una novela del maestro del terror Stephen King, en el que una niebla anticipa el infierno y la destrucción total. En “The Bank”, un genio de la informática asegura haber descubierto el día y la hora en que se producirá el próximo desplome bursatil mundial. ¿Llegó ese día finalmente? |
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