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Elvis, la pelvis. Con esa breve definición bastó, durante muchos años, para retratar la figura del mayor cantante de rock, blues y country de la historia.
No siempre fue de este modo. Elvis Presley supo de la gloria, el ocaso y el renacimiento en vida. Luego, después de muerto en circunstancias poco claras, vendría su leyenda.
Este vertiginoso andar le permitió ubicarse en cada género según se lo dictaba un reloj interior de perfecto funcionamiento. Tratándose de música, no falló. Otra historia resultó de su lastimoso paso por el cine.
Su estilo vocal y su prestancia artística sobre el escenario, serían el nexo entre la cultura negra y la furia anglosajona. Nunca hasta la aparición de Elvis, el sonido afroamericano encontró un traductor tan exquisito, tan global y bien dotado para avanzar hacia una mixtura universal de su sonido. El rock hermanado con el soul y pariendo, por proyección y necesidad, al pop.
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