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09 » Jan 2008 |
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La casa |
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El Mediomundo del jueves comienza así
A nuestra casa nunca le dijimos casa. Le decíamos, el Roble. Eso en referencia del pasaje donde quedaba ubicada. Pasaje El Roble. Fue construida prácticamente por mis padres. Ellos mismos cargaron las maderas, los clavos, las chapas para el techo y los tarros de pintura. El edificio es una rara paradoja. Porque aunque tiene dos pisos y dos baños es pequeña. Y aunque su rostro es humilde sus pisos de madera le dan una pátina de elegancia. Como si no encajara en ningún circuito. En ninguna categoría. Mi padre era un poco así: estoico y frugal, más siempre vestido con una formalidad rayana en el buen gusto. Sus zapatos eran únicos, negros, y sus camisas caras.
Vivimos ahí por espacio de cinco años. Nunca tuve un cuarto para habitar realmente. Puesto que la que era mi habitación no me parecía un refugio agradable. De modo que dormía justo en la pieza de en frente entre almanaques de mi padre, libros de fotografías y obras de teatro de Shakespeare y Florencio Sánchez.
Mediomundo |
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Categoría : Cine | Comentarios [0]
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