Hay una escena en ese lujurioso e irreflexivo filme llamado “A la cama con Madonna” que, sin pretenderlo, sintetiza en parte o totalmente, la personalidad de Antonio Banderas. En ella, se lo ve al actor besando descarada, no, más bien desesperadamente a Madonna, justo antes de que la diva abandone una fiesta organizada por Pedro Almodovar.
La cinta es prueba irrefutable de que más que un encuentro casual entre una pop star y un galán latino en ascenso, fue una especie de acción necesaria por parte de Banderas para darle un fuerte impulso a sus pretenciones de fama. Y no está mal. Todo aquel asunto puede ser adornado con palabras de justificación. Aunque uno no se imagina cual habrá sido la reacción de Ana Leza, con quién Banderas estaba casado.
El actor de “El Zorro”, como todo hombre de negocios, sabía que las oportunidades aparecen en el tiempo y lugar exactos, y si no se las aprovecha pues pasan de largo. Casado o no, con una cámara enfrentándolo al mundo o sin ella, Banderas iba a terminar besando a Madonna y se apuntaría un poroto hacia la posterioridad.
Así fue. Los paparazzis captaron el mensaje y Banderas partió a Hollywood con el sello de la conquista más rutilante del año grabado en la frente. Luego conoció a Melanie Griffith e inició una historia de amor que dura hasta ahora.
Antonio Banderas quiso como tantas otras personas convertirse en una estrella. Un hombre exitoso. Lo cierto es que lo deseo como pocos. El mismo recuerda en una entrevista cuando su padre y él viajaron a Madrid desde Málaga, para que el chico se presentara a una audición. De la prueba salió sin saber si había conseguido el papel, pero no quiso decepcionar a su padre. “Si, quedé”, le mintió al viejo y ambos fueron a festejar a un restaurante. No fue una celebración en vano, Banderas al otro día supo que el trabajo era suyo.
Para cuando Pedro Almodovar lo conoció, Banderas estaba lejos de encarnar al seductor que es desde hace ya largo tiempo. El pibe tenía algo especial, si, y también sobrepeso. Detrás de un rostro rellenito, Almodovar vio el gérmen de un galán que podría sintetizar la latinidad como nadie.
El actor no ocultaba su apetido voraz, típico de quien conoce las angustias de la pobreza y está dispuesto a dejarla atrás aun vendiendo su alma al diablo.
No creo que sea casual que el nombre de su línea de perfumes se llame Diávolo.
Banderas le quitó el lugar preferencial que tenía Imanol Arias en el séquito de Almodovar.
El éxito entre el público de habla hispana, su encuentro supermediatizado con Madonna, y su gesto de animal salvaje pusieron a Banderas en la meca del cine.
Mucho se ha dicho que lo mejor de Banderas transcurrió bajo la mirada artística de Almodovar. En Hollywood, antes que hacer buen cine Banderas se dedicó a hacer buenos negocios. Eligió películas que pudieran ubicarlo en una posición relativamente cómoda en la grilla de galanes alternativos y siguió concentrado en algo que le sale muy bien: invertir a conciencia.
Intepretó al personaje de personajes latinos “El Zorro”, siempre con buena repercusión en la taquilla. Y luego supo ubicarse junto a un público más joven con la saga de “Mini espías” y las sangrientas que componen la de “El mariachi”, batacazos de cada temporada. Después, salvo “El cuerpo”, y “Mujer fatal”, de Brian de Palma, hizo bodrios.
Curiosamente, el actor tiene la virtud de mantenerse saludable y fresco como una lechuga a lo largo de los años, algo que no pueden decir otros galanes que terminan mostrando en la expresión de su rostro, o en sus condenas por ebriedad, el tormento que les significa la fama.
A Banderas no sólo que no le estorba sino que le ayuda. Paralelo a su camino como actor ha iniciado una amplia gama de negocios que van desde la hotelería, pasando por los perfumes y rematando en los restaurantes. En Málaga se lo ha indicado como el empresario que más hace por promocionar su tierra. Y por eso se lo premia. Y por eso se lo concidera un grande.
Justamente estos últimos dias los ocupó en Sudamérica promocionado su perfume Blue Seduction.
Sería injusto no mencionar que parte de lo que recaude el producto será destinado al hospital Garrahan.
Antonio Banderas anticipó sus proyectos a la prensa: algo vinculado al gato con botas, una intepretación de Fellini y una ópera. Sin embargo, es poco probable que en el futuro Antonio Banderas sea distinto de sí mismo y nos sorprenda. Antes que con el arte, Banderas está profundamente comprometido con el imperio que se prometió crear cuando era un chico pobre con sueños de grandeza.
Como bien lo sabe el actor fetiche de Almodovar, soñar tiene su precio, y siempre es alto.
