Horacio Lavandera es uno de los más sobresalientes pianistas de la actualidad. Lo escuché en la Semana Musical del Llao Llao y fue toda una experiencia. Hace ya un tiempo me respondió un ping pong que quedó guardado en un archivo.
-¿Qué es la perfección?
-Es mi busqueda permanente
-¿Quién es Horacio Lavandera?
-Un estudioso
-¿Conoce la ansiedad?
-No la conozco
-¿Me define a Chick Corea?
-Un talentoso pianista de Jazz
-¿Y a Gershwin?
-Un genio que murió prematuramete
-¿Y a Ginasterra?
-El mayor compositor argentino
-¿Qué sería mentir en el piano?
-Tocar fuera de estilo
-¿Existe Dios?
-Me lo pregunto
-¿Qué son las matemáticas?
-Todo
¿Tiene un libro de cabecera?
-El arte del buen vivir de Schopenhauer
-¿Qué es la música electrónica?
-La música electronica seria existe desde los años 30 gracias a grandes compositores como Stockhausen. Es un medio y hay que aceptarlo como el futuro de la constitución sonora.
-¿Le gustaría estudiar cocina?
-No lo había pensado
-Usted ha dicho "la música es un escape", ¿me dice de
qué se escapa con la música?
-Si y no, puede ser un reflejo muy duro de nosotros.
-¿Me cuenta un sueño que no alcanzará jamás?
-Llegar a otra galaxia.
Graciela Cros me mandó este mail acerca de un espectáculo de tango en Bariloche, del cual participa mi estimado Humberto Taglialegna, entre otros destacados artistas.
El enfoque en esta cuarta temporada apunta a retratar diferentes sentimientos, vaivenes del amor y el desamor, encuentros y desencuentros. Nuestra intención es que el espectador, a través de lo que escucha y lo que ve, pueda hacer un recorrido por esos sentires.
El lenguaje para narrar todo esto es el tango, su música, su poesía y su baile.
Artistas
Músicos:
Alejandro Otsubo, bandoneón
Humberto Taglialegna, piano
Camila Bendersky, violín
Pope González, contrabajo
Juanjo Miraglia, guitarra y voz
Juan Fulgueiras, guitarra
Emiliano Carrera, guitarrón
Andrea Alberelli, voz
Bailarines:
Fátima Hazime
Guillermo Barrionuevo
Iluminación:
Pablo Beato
Silvio Castelli
Sonido:
Rafael García Villarroel
Miércoles y jueves 22.30 hs.
Biblioteca Sarmiento, Centro Cívico.
De los besos que dimos. De los que nos negaron. De la piel de los otros. Del aroma del cuerpo recién salido de la ducha. De los perfumes que nos trasladan. De las palabras que atraviesan nuestra corteza cerebral. De las caminatas en silencio. De las crisis. De los hijos. De los sueños que realizamos. De los sueños pendientes. De las casas que construimos. De los deseos que se derrumban. Del vino. De la sal justa en las comidas. De la elegancia de una mujer andando. Del juego de los cielos. De los laberintos de la Tierra. De las películas que amamos. De las series que se fugan del cable. De la mentira irreconocible. De la verdad curiosa. De los paradigmas. De los relatos a oscuras. De la respiración entre demonios. De las espadas santas. Del propósito. Del ingenio. De ir y venir. De crecer y envejecer. De planificar e improvisar. De armar y romper. De ser y ser nada.
La familia de Juan jamás lo había visitado en sus horas de trabajo aunque él los mantenía sanos, alimentados y dignamente vestidos. Para la mujer y los dos hijos varones no era un asunto fácil pasar por la "oficina" de su padre. Después de todo, el hombre era mariscador y se ganaba el salario sumergido en las profundidades o, en el mejor de los casos, en cuclillas en las ariscas orillas de los islotes del sur.
Este domingo no es un día cualquiera. Desde la geografía escueta de mi sillón analizo mis posibilidades. Es que aun conservo la virtud y el privilegio de elegir una película un domingo como este. Por eso jamás mis domingos serán un trámite de rutina. Antes, siendo un joven, los sufría. Ahora, busco entre los archivos de mi memoria, y aguardo a tomar la decisión correcta. Una película. Siempre será una película por la tarde que se lleve el fin de semana despojado de gloria. Me he prometido hace un tiempo no buscar estrenos. De modo que todo lo que he de ver, ya lo he visto, al menos en una oportunidad.
Podria tratarse de “El Padrino”, con el dulce propósito de reecontrarme con el ambiente perfectamente creado por Francis Ford Coppola que limita entre el costumbrismo italo americano y la violencia de un negocio oscuro. Días atrás comencé a leer, la novela de El Padrino, escrita por Mario Puzo. Me sorprendió la sencillez con que está planteado el argumento. Hay una síntesis primordial en lo referido a la construcción del personaje de El Padrino que resulta conmovedora y hasta graciosa. Puzo no quiso dejar cabos sueltos o material para extrañas interpretaciones. El Padrino es la justicia paralela, el orden subterraneo y la vida misma en los suburbios de lo cotidiano.
Pero también podría elegir Día de entrenamiento, una película que quizás no pase a la historia como un clásico pero que me parece muy entretenida. Denzel Washington, es la explosión y la quinta esencia de la caracterización de este policía corrupto y desalmado.
No creo que en mi video amigo se consiga “Una maldito policía”, una de las mejores obras de Abel Ferrara. Yo tampoco la tengo.
No estoy seguro de que estas sean películas de fin de semana. El punto es que así como alguien se siente en condiciones de dar un paseo o visitar un restaurante, yo prefiero pasar el tiempo frente a una pantalla.
Será ese el signo de los tiempos. Traspasar de un plano de la realidad a otro. Y vivir para contarlo.