En el imaginario colectivo americano, el western es bastante más que dos vaqueros polvorientos tratando de matarse el uno al otro con una Colt 45.Es también, y por sobretodo, una forma de entender el mundo y una suma teológica que define las conductas y estéticas apropiadas para un hombre. No importa de qué siglo sea. O si la posmodernidad ya nos ha pasado por encima, dejando en el camino un marcado desinterés por el género. Da igual. La saga continúa porque debe y puede hacerlo.
Al igual que Drácula, Frankenstein, o el monstruo propiedad del famoso Doctor Frankenstein, que a su vez creó Mary Shelley, ha resucitado una enorme cantidad de veces. Y lo seguirá haciendo puesto que rinde tributo a los más oscuros fantasmas que habitan en la temerosa psiquis de las personas. Unos serán mejores que otros, más feroces, peor logrados en la pantalla, más humanos, incluso, extraños a sus antecesores y a la tradición misma, sin embargo, seguirán su camino perpetuo de idas y venidas por la muerte. Lo significativo del asunto es que estos monstruos eternos nos permiten hacer dibujos en el aire acerca de todo lo que podría haber más allá de esta vida: terror, supervivencia, fechoría, embrujo, acertijos a medio resolver. Son bosquejos que sirven a modo de compañía en la soledad de lo desconocido.
“Subject Two”, representa un nuevo capítulo de la saga de muertos vivientes. A su favor, diremos que no se encuadra en ninguna tradición específica y eso es lo interesante. Por supuesto, su sello de filme independiente la ubica en una geografía, pero a parte de eso, “Subject Two” parece deberle más a la literatura que al cine de clase B de Hollywood.
Es un filme austero en el cual no abunda la sangre ni la tensión desmedida. Su desarrollo está vinculado sobretodo al seguimiento del sujeto en cuestión, que pasa del inquietud a la autodestrucción. No hay formas del gore acá, tampoco finales con vuelta de tuerca, apenas lo suficiente, lo que podria resultar obvio para no desgastar la visión del espectador ni acotar sus expectativas.
“Subjetc Two” fue filmada en Aspen a fines del 2005 y estrenada en abril del 2006. La historia cuenta el vinculo fatal entre un estudiante y un maestro. Juntos se ven impulsados, y hasta obligados, a inmiscuirse en los parajes de la muerte. Por supuesto, para que esto ocurra uno debe atravesar el telón que divide a este mundo del siguiente.
Tanto el inició del filme, como su resolución, describen el cuerpo de la historia. No viene al caso aquí contar el cuento. Lo cierto es que bajo la fórmula milagrosa, verde, pastosa, que revive muertos y mantiene la vida a toda costa, hay más que un truco barato (en este caso sin efectos especiales), permanece la constante disquisición sobre quienes somos y porqué debemos sucumbir al tiempo o la desgracia. Los tópicos griegos todavía nos persiguen.
Ficha técnica
Subject Two
Dirección y guión: Philip Chidel.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 93 min.
Género: Terror.
Interpretación: Christian Oliver (Adam Schmidt), Dean Stapleton (Dr. Franklin Vick), Courtney Mace (Kate), Jurgen Jones, Thomas Buesch.
Producción: Philip Chidel, Dean Stapleton y Christian Oliver.
Música: Eric Godal.
Fotografía: Rich Confalone.
Montaje: Philip Chidel.
Atardecía en el campo. Entonces los veranos eran cálidos y los inviernos duros. Todo estaba en su lugar. Su cuerpo delgado se balanceaba en el columpio. Era una chica y yo un niño frágil, amante de los caballos. Jugaba con mi admiración. Era tan obvio que estaba prendido de su aire de ciudad, del color perfecto de su piel y de su traje beige que dejaba al aire sus muslos de arcilla. Yo no decía nada, y ella sólo cantaba y de a salpicones se reía. Parecía haberse vuelto loca pero, en el fondo, estaba feliz de ser quien era. Tan llena de vida. Maravilloso proyecto de mujer. Se impulsó con fuerza y de un salto felino se puso junto a mí. Me besó en los labios sin pretextos. Como si no lo hubiera pensado un segundo antes. Mi boca naufragó en su boca y mis pensamientos me llevaron muy lejos de allí. Donde el sol comienza.
Dan ha su superado la instancia más dolorosa de su vida: la muerte de su mujer. Sus tres hijas de edades que van de los 11 a los 17, no le hacen la vida fácil, sin embargo, Dan, no siente lástima por sí mismo. No lame sus heridas sino que vas más allá de los recuerdos, cuida de los suyos y mantiene su trabajo como columnista en un periódico del interior de los Estados Unidos. No le va mal, y acaba de recibir un llamado que podría ponerlo en cadena nacional.
Cuatros años. Que silenciosa se hace la cocina por las mañanas. Que raro se vuelve todo para Dan cuando ve partir a sus hermosas niñas, cada una con una mirada distinta del mundo y del propio Dan.
Dan tiene suerte. Tal vez porque permanece abierto a la posibilidad de encontrar un alma gemela. De modo que en la cita anual de toda la familia, justo en ese día obligado y algo incómodo que transcurre en casa de los padres de Dan, este viudo de rostro inquebrantable pero sonrisa dulce, se encuentra con Marie. Bastan unos minutos para que entre ambos crezca la química necesaria que lleva al amor. Para que ambos sepan por anticipado que si estuvieran juntos, como pareja, serían algo especial. Una cosa lleva a la otra, comparten un rato en una librería, luego en un café y, finalmente, se dicen adiós y quizás hasta pronto ¿qué tiene de malo? Ella acaba de comenzar una relación y no quiere interrumpila. Al menos pueden charlar. Nos vemos: “Te llamaré aunque sea para decirte que no te llamaré”, dice Dan. Palabras de más.
Cuando Dan vuelve a la casa en donde se reunen en amoroso desorden, padres, abuelos, tíos, sobrinos, primos y, por supuesto, hermanos, conserva en la mirada el brillo elocuente de quien se ha enamorado a primera vista.
Es demasiado obvio su embrujo. Festejos. !Dan encontró el amor! !Dan encontró el amor! Hay una chance para él. Todos lo rodean, palmean su espalda y aguardan por los detalles de esta mujer que le robó sus corazón en menos de dos segundos. Es hermosa, dicen los demás sin conocerla, y el agrega, es...es....es....y en ese momento, uno de sus hermanos hace su entrada triunfal a la reunión. Del brazo lleva a una mujer fantástica: Maríe.
Dan, te presento a mi novia, Marie. Silencio. Silencio. Silencio.
Entonces la película continúa y se pone cada vez más divertida.
De Peter Hedges, Con Steve Carell, Juliette Binoche y Dane Cook
De madrugada vi Seraphim Falls. Un wester ambientado a fines del siglo 19 y que tiene a Pierce Brosnan y Liam Neeson como protagonistas. La película es entretenida. Pensando en esta película y en otra realmente notable como “La proposición”, es que me surgió la pregunta: ¿Cómo es que no se ha filmado aun un western patagónico?. Nuestro querido sur del mundo lo tiene todo: grandes espacios, historias épicas, gauchos, puesteros y ovejeros. También cuatreros, bandidos y exiliados de todos los tipos. Me gustaría ver una producción filmada con valor, y que sintetice en una historia divertida la mística abismal que caracteriza a la Patagonia. Leyendo a Francisco Coloane se me ocurre un guión para una. Pero hay tantas para recordar.