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27 » Dec 2007 |
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Novedades de Anagrama |
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Anagrama acaba de dar a conocer sus novedades editoriales. Les dejo los título de estas y un fragmento del comentario del libro "El castillo en el bosque" del recientemente fallecido Norman Mailer.
Panorama de narrativas
Norman Mailer, El castillo en el bosque
Narrativas hispánicas
Antonio Ortuño, Recursos humanos Finalista Premio Herralde de Novela
Argumentos
José Antonio Marina, Las arquitecturas del deseo. Una investigación sobre los placeres del espíritu
Armand Marie Leroi, Mutantes. De la variedad genética y el cuerpo humano
Oscar Tusquets Blanca, Contra la desnudez
EL CASTILLO EN EL BOSQUE
Norman Mailer
Elegido por Heinrich Himmler para investigar qué hay de cierto tras las acusaciones según las cuales el abuelo de Adolf era judío, Dieter, agente de las SS, escribe una novela sobre los orígenes de Adolf Hitler. El resultado es inequívoco: no hay sangre judía en su familia. Sin embargo, lo que se confirma es su origen doblemente incestuoso. Bien lo sabe Dieter, pues estuvo presente en su concepción. En realidad, este narrador es un oficial del Maligno y Adolf Hitler un eslabón más en el eterno conflicto entre Satanás y Dios. Mailer nos ofrece así un provocador retrato de la disfuncional familia Hitler y de las obsesiones del joven Adolf. Tras haber escrito acerca de Marilyn Monroe, Lee Harvey Oswald, Picasso, Muhammad Ali o Jesucristo, Norman Mailer se confronta con su mayor desafío literario hasta la fecha. «Este nuevo libro es impúdico, ambicioso, cósmicamente crítico... y provocador» (Janet Maslin, The New York Times); «Un retrato del monstruo adolescente, un conside-rable aporte a la ficción histórica» (J. M. Coetzee, New York Review of Books).
Entrevista a Norman Mailer |
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27 » Dec 2007 |
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Las películas vistas en este año |
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Momentos. La vida es eso, un rompecabezas que alguien lanzó al aire y que poco a poco comienza a aterrizar sobre nuestras cabezas. Somos, si, pero fragmentariamente. Pensando en esto elaboré una lista de películas que vi este año y que no necesariamente corresponden al 2007. Es apenas una muestra breve de lo que puse en mi DVD y me dejó un sabor en los labios. Disculpen lo poco.
Río Bravo. La vi siendo un niño y este año, me reencontré con este clásico del cine. Mi preferido. El mayor, el mejor de todo (al menos eso siento como espectador). Con Dean Martin y John Wayne protagonizando una relación de amistad y hermandad que sobrevuela el conflicto central. Tiros, explosiones de dinamita, buenos, malos y feos, escenas cómicas, escenas musicales, “Río Bravo”, lo tiene todo.
Una escena: Dean Martin le canta loas a su caballo, su rifle y a su tierra. Maravilloso.
Cartas desde Iwo Jima. Otra vez Clint Eastwood hizo una gran película. Se trata de un filme denso y provocador en muchos sentidos. Si bien tiene momentos que caracterizan a las películas bélicas, el eje del argumento tiene como meta explicar la condición humana y echar luz sobre el otro lado de la moneda. El filme de Eastwood se sitúa donde nadie más lo hizo antes: en las trincheras del enemigo americano.
Una escena: Los protagonistas conversan alegremente junto al mar acerca de las bondades de un caballo. El infierno los espera pero nadie tiene apuro por arder.
The Bourne Ultimatum. Es una de las sagas más atrapantes que se hayan filmado en la historia del cine. Y una de las razones es que el personaje, Jason Bourne, y el actor, Matt Damon, se complementan de un modo natural. Es un poco lo que ocurrió con el último James Bond de Daniel Craig, en el que 007 es mostrado en su faceta más íntima. Además, la reconstrucción de los hechos tiene un aroma a documental muy interesante. El director es Paul Greengrass, el mismo de “Domingo sangriento”. Me gusta pensar que este últimatum no es un final sino un hasta luego.
Una escena: Bourne desarma y desactiva a los palos a tres o cuatro agentes especiales de la CIA. En otro lugar de los hechos un coordinador que ve la paliza en real time grita: “Santo dios, es Jason Bourne”.
Rebelión samurai. Mi mujer la vio entre sueños. A la hora de película despertó con una pregunta en los labios (ya eran como las dos de la mañana) ¿Y...está buena o no?. No supe que responder, tenía la boca entreabierta, la mirada fija, la mente perdida en el argumento del filme. Se trata de lo siguiente: un clan samurai es obligado a recibir en su seno a una mujer que fue la esposa del líder de la región. Caída en desgracia por haber atacado a su señor y a una de sus concubinas, y despojada de su único hijo, la joven debe aceptar como esposo al hijo mayor del jefe del clan. Al principio todos se sienten obligados y ofendidos, pero luego unos y otros terminan sintiendo que el hecho se ha convertido en una bendición. Justo en el mejor momento del matrimonio, con una nena recién nacida en brazos, el gran señor pierde a su heredero, y por lo tanto reclama que la mujer, madre del niño y ahora único varón con posibilidades de acceder al poder en el futuro, vuelva al castillo del que fue expulsada. Es un filme extenso, profundo y muy intenso. Está filmado en blanco y negro y cuenta con la actuación del maravilloso Toshiro Mifune.
Una escena: Toshiro Mifune habla del respeto y del amor a su hijo y a su nuera. Cuando el samurai aconseja, todos callan.
Garden State. Sobre la vida, sobre la juventud que se va, sobre la mediocridad, el amor, la familia, los amigos. Sobre la música. Este filme es tanto su banda de sonido como la velocidad de sus diálogos. El dia que la vi sentí respeto, tristeza y alegría por saber que hay un tipo como Zach Braff -actor y director- dando vueltas por allí.
Una escena: un grupo de chicos juega el juego de la botella. Beben, charlan y se besan.
Infamous. Toby Jones compone un Capote que estremece. Es ¡Capote!. Una película apasionante, entretenida, comprometida. Que bueno haberla encontrado. Voy a verla de nuevo, seguro.
Una escena: Capote llora el recuerdo de su propia vida. Desolador. Y más que eso.
Duro de matar 04. Bruce Willis desempolvó a John McClane en un bache de su carrera. Tiene sus momentos pero McClane a esta altura del partido podria ser cualquiera. Es más, por poco y no lo reconozco.
Una escena: no recuerdo ninguna en especial.
Fuego contra fuego. Me encontré con esta película en el video club y no pude resistirme a la tentación de verla de nuevo. Es una de las mejores películas de Michael Mann y con la actuación del dúo dinámico: Robert De Niro y Al Pacino. La escena en que ambos rompen a los tiros el cerco policial debe figurar entre las más emocionantes y realistas que se hayan filmado en décadas.
Una escena: De Niro y Pacino charlando amigablemente en un parador de la ruta.
Rocky VI: Rocky Balboa no hizo más de lo que ya había mostrado a lo largo de su carrera George Foreman. Su regreso está patinado de orgullo y cierta clase de dignidad. Es un buen filme, con buenas actuaciones y un aire melancólico que nos hace pensar en que siempre hay una chance más. Incluso para Rocky.
Una escena: el entrenamiento de Balboa, siempre es un clásico del clásico. |
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20 » Dec 2007 |
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Críticas |
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El Mediomundo de esta semana comienza así:
Debo reconocer que a esta altura de los acontecimientos ya no me atrevo a decir si una película es buena o mala. Cada vez que me descubro direccionando el trabajo de un director, termino por sonrojarme, por sentirme un presumido sin remedio. Por eso, he concluido que lo mejor y más inteligente que puedo hacer con mi criterio es llevarlo a la digna síntesis de "me gusta, no me gusta, me entretiene o no la entiendo".
Sigue el Mediomundo |
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18 » Dec 2007 |
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Michael Jackson |
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Hace unas horas The New York Post reveló fotografías de Michael Jackson donde se observa su rostro dramáticamente deteriorado. El otrora estrella de la música pop, tiene secuelas que ya lo han transformado en un ser de película de terror. Hace unos años escribí para "Río Negro", un artículo dedicado a su figura. Creo que aun tiene cierta actualidad. Se los reproduzco acá.
www.nypost.com
El nombre ahora no viene a cuento. Se lo han llevado los años como a tantas otras cosas. Entonces el crío era un poco más que un alfeñique totalmente vestido de negro con un sombrero en la cabeza apenas unos centímetros inclinado sobre una de sus cejas. Era la versión en "chiquitolina" del más grande ídolo pop de todos los tiempos (perdón fans de Madonna).
Fue a mediados de los '90, cuando Michael Jackson estaba por presentarse en Buenos Aires y, mientras esperaba su turno para subir al escenario, descansaba en la suite presidencial de un hotel de la Recoleta. El chico andaba con sus padres. Aspiraba a llamar la atención de la superestrella. Permaneció quién sabe cuántas horas entre un McDonald's y la entrada del hotel aguardando una oportunidad que finalmente consiguió. "Michael se fijó en mí y entonces me llamó", repetía el chico una y otra vez a los periodistas que entrevistaban al elegido. Para este pibe, Michael Jackson era Dios o más que Dios.
Como todo crío que apenas cruza los 7 u 8 años era además una tabla rasa capaz de asimilar al detalle los clichés y la estética de su ídolo. El chico constituía una perfecta réplica del cantante. Una postal entre tierna y escalofriante. Según supimos después, el mini-Michael subió al escenario para bailar con el artista que alguna vez también fue un niño. Y un niño con problemas serios en el seno de su hogar. Después lo invitó a Estados Unidos, a su paraíso terrenal donde el ídolo aún mantiene a buen resguardo sus sueños más dulces. La historia continúa, pero ya no sabemos cómo.
En su infancia Jackson sirvió de herramienta a la industria, como Ricky Martin, como Luis Miguel. Todos niños precoces que a costa de sus vidas terminaron haciendo lo que sus padres les pedían o necesitaban.
De Jackson se dicen muchas cosas y por estos días ninguna buena. Hubo un tiempo en que sus días estuvieron colmados de alabanzas. Entonces se erigió sobre un trono tan vasto y millonario que aun en su decadencia pos fin de milenio tiene aire para no abandonar la carrera de los elegidos. Por supuesto, está a punto de caer. Algunos mueren siendo jóvenes como James Dean y Jim Morrison, otros, como Jackson, envejecen en el oprobio.
Justo en su momento de mayor gloria comenzó a cambiar. Subió una y mil veces al escenario de los Grammys para romper un récord de estatuillas en los '80. Entre el público estaban sus amigos y colaboradores, gente seria, exitosa y de imagen respetable como Quincy Jones y Lionel Richie. Pero Michael nunca se sintió conforme consigo mismo. Pronto se echaron a correr los rumores. Las fotografías lo revelaban cada vez más blanco. Su nariz fue perdiendo grosor. Su rostro se volvió tenso y brillante.
Michael Jackson inauguró el verdadero mito bizarro de su persona el día en que dio a conocer que dormía en una cámara especial que le permitiría preservarse hasta los 150 años. Con ese argumento justificaron sus conocidos el "desteñimiento" y con una obsesión por su hermana -La Toya- la rarísima operación nasal.
Durante un comercial de Pepsi sufrió un accidente con unos fuegos artificiales y esto acabó por gestar también el cambio de su cabellera y a profundizar su metamorfosis. Para bien o para mal, Michael Jackson evolucionó como suelen hacer algunos monstruos y superhéroes de los cómics. De perfil africano a caricatura de Disney. De adulto joven a niño eterno. De superestrella excéntrica a pervertido. De cantante vendedor a figura ausente de los charts para las nuevas generaciones. De exótico a patético. De negro a blanco.
El último disco de Jackson no vendió nada según los parámetros de la industria -una nada de dos millones de CDs-. Y su imagen va hundiéndose en la medida en que la Justicia norteamericana y los padres de chicos que tomaron contacto con él comienzan a cercarlo.
Jackson recuerda a otros tantos íconos de la cultura norteamericana que han comenzado a desmoronarse. ¿Casualidad? ¿Cambio de valores de una sociedad hiperconsumista? Jackson en su camino al ocaso ve cómo lo siguen de cerca la gratuidad de la música en Internet, la imagen saludable y cool de la industria de cigarrillos, la inocencia de los superatletas limpios de drogas y la conciencia social de las estrellas de la música.
Ya una o dos veces salió del paso con arreglos privados. Pero esta crisis viene anticipándose hace mucho. Personas allegadas a Jackson aseguraron unos meses antes que no tenía dinero y que subsistía a base de suculentos préstamos bancarios.
En respuesta a los dedos que lo apuntan alegó discriminación, una campaña internacional que coincide con sus nuevos trabajos discográficos. Independientemente de los fundamentos, Jackson abonó en los últimos 25 años de su gloriosa existencia el concepto de lo extraño. Hasta llegar a ser un perfecto freak.
Sus recientes acusaciones contra Tommy Mottola, el ex rey de la Sony -"un ser demoníaco, muy, muy demoníaco", según dijo en una conferencia de prensa especialmente convocada para declarar esto-, la peligrosa presentación en sociedad en Alemania de su último hijo que casi se le cae de un noveno piso, no han hecho sino empeorar su débil imagen pública.
Hace unos días un chiste radial decía que la policía norteamericana había encontrado sólo una cosa rara en la propiedad de Michael Jackson... Michael Jackson.
Su rostro payasesco, una careta ridículamente similar a la de "El Guasón", sus acciones de hombre psíquicamente enfermo, sus obsesiones de artista "quemado", están borrando a medias una carrera artística increíble.
Jackson es un coleccionista de éxitos pop como ningún otro. Tiene la autoría de uno de los discos más vendidos de todos los tiempos y ha sido capaz, aun en los difíciles '90 ya dominados por el rap y el pop adolescente y galácticamente producido, de seguir construyendo estructuras rítmicas y melodías interesantes.
Jackson es uno de los últimos dioses del pop que habían llegado a la cúspide sobre todo por sus enormes cualidades naturales antes que por los aparatos de marketing que hoy hacen, construyen y elaboran hasta las últimas consecuencias a un ser denominado estrella.
A través de su vida y de su carrera Michael Jackson nunca dejó de ser un genuino Michael Jackson. Y ésa ha sido su gloria y su perdición.
23 de noviembre de 2003. |
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16 » Dec 2007 |
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Luca, el santo bebedor |
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Hoy domingo la sección cultura del diario "Río Negro" publica un reportaje especial dedicado a Luca Prodan. Escribí una de las notas en la que hago un perfil de este incomparable músico. Les dejo la introducción.
"I'm always breaking glasses, in other people's rooms ..."
Luca Prodan atesoraba una frase crítica para cada cosa y, sobretodo, para cada artista nacional. De Luis Alberto Spinetta, decía que personalmente no le entendía sus letras y que estaba seguro de que nadie más lo hacía. De Fito Páez que usaba 10 notas para expresar algo que a él le llevaba una. De Gustavo Cerati y Federico Moura, que no eran capaces de colgarse una guitarra acústica y emocionar.
La nota en "Río Negro" |
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