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14 » Nov 2008 |
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Oportunidades |
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No se trata de ilusiones sino de sueños. No estoy hablando de matar el tiempo con palabras sino de de ponernos en marcha. No es que no haga caso de la crisis es que desde que recuerdo hubo crisis y nunca hubo un momento adecuado para emprender algo. Lo que sea. Siempre fue mejor esperar. Pero soy malo con eso de tener paciencia. Me como las uñas.
Estonces hoy puede ser el día de tu novela, de una canción, de una carta de amor, de un viaje iniciático. De un tour por la Luna. No sé. Cada uno sabe. "Se osado y fuerzas poderosas te ayudarán", escribió Goethe.
Las oportundidades son partículas de luz que nos mojan sólo cuando nos exponemos al calor de la incertidumbre. Nosotros no sabemos donde están. Pero ellas si saben de nosotros. |
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24 » Oct 2008 |
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Sentido |
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La mano que aprieta tu mano. La mirada que dice más que mil palabras. El beso en la frente. La carta de amor. El libro que te regalan. La palabra que te alienta. La cerveza que te invitan. La canción que te dedican. El abrazo. Los buenos días. La alegría de verte. La sonrisa cómplice. El más pequeño de los regalos. Hacen que esto cobre sentido y que vivir duela menos. |
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17 » Oct 2008 |
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Memorias del vino |
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photo © Nihat Halici for openphoto.net CC:Attribution-ShareAlike
Aprendí a beber vino tinto, bueno y relativamente barato, asesorado por un amigo del diario en el que trabajaba: Claudio Uriarte. Algunos sábados nos encontrábamos para almorzar en unos exquisitos bodegones de Congreso. Comíamos estofado de caracoles acompañado de vino tinto de la casa. Conversábamos en completo desorden y sin premeditación de literatura, viajes, música y cine. Claudio sabía tanto y yo tan poco. Nuestra sociedad resultó injusta puesto que yo, al final, saqué el mejor provecho de los dos. Luego íbamos a un supermercado y buscábamos un par de botellas más, joyas ocultas en los barrios bajos de la góndola que merecían ser sacadas del anonimato. Borracho y alegre volvía a casa en colectivo. Ahora sí, era el estudiante avanzado de una materia fantástica.
Ayer por la mañana la imagen vino nítida a mi mente: sentado en el pasto, esperando el cordero al palo que cuida y cocina un amigo. La tapa de las ollas a los saltos y adentro las papas, grandes y blancas como el puño de un Cíclope. Teoría y práctica del sur. Ética de los acontecimientos culinarios en medio de la nada. El vaso de vino en mi mano. El silencio apenas roto por el quejido del viento o por una pregunta necesaria: ¿más vino? Y así el día, deslizándose hacia la tarde y la noche. El sabor preanunciado. La profecía autocumplida. La carne se deshace tiernamente en la boca. Atraviesa el más allá. Lo sigue el trago de vino espeso. Perfecto en su voluminoso erotismo. Pleno como un cielo abierto. Una pócima que te permite emprender el vuelo. Te lleva. ¿Hacia dónde? Vos lo sabrás, hermano.
El artículo completo |
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07 » Oct 2008 |
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Chilote |
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Alguna vez escribí que el sur es un conjuro. Porque me sabe a brujas, a soledad poblada de fantasmas, a voces que hablan en el viento, en la distancia, entre los ríos, en los desiertos y las montañas. Chilote es una marca de nacimiento, y es la respuesta a una pregunta que me hizo hace unos días Luis Di Giacomo en su programa de radio, "de dónde viene la poesía", en mi caso. Pues viene de mi condición chilota, de ser hijo de un sur y nieto de otro más profundo y mitológico. En Chilote, un blog de Wordpress, he estado posteando, entre tantas cosas, pequeños relatos sureños. El de abajo es uno:
Despiertas. Es la nada. Estás del lado equivocado de la cama. Por un momento creíste haber levitado. Como un mago. Como un fantasma. No sos nadie. No sos más que un espejo de la noche. Todas las fichas te caen al mismo tiempo. Fuiste una monja en la India. Un guerrero caído en el campo de batalla en Escocia. Un jugador de golf gordo y engreído en Las Vegas. Una amante en Venecia. Un suicida en Berlín. Fuiste el que lloró por Jesús sin conocerlo. Y el rockero que jamás llegó a tocar en Woodstock. Fuiste una ninfa. Y un demonio. El siervo y el condenado. El paje y el caballero. El buscador y el arraigado. El niño y el anciano. Todo eso en un segundo, en una fracción de segundo. Luego descubres que no. Que estás ahí. En tu casa. En tu dormitorio. Y que tus hijos duermen. Y que tu mujer sigue enojada con vos. Y que bebiste de más anoche. Y que necesitas un Uvasal. Que sos un hombre, una mujer en este siglo, en este milenio. Piensas en flores. No sabes por qué.
http://chilote.wordpress.com |
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19 » Sep 2008 |
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Otro del club del beso |
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"Juntamos nuestras manos. Luego se me acercó como un rayo. Me beso. No hizo escalas. De principio a final, sentí su lengua con sabor a fruta cruzándome de lado a lado. Agarré su pelo. Pensé en nada. En seguir. En perdernos y el beso no acabó."
Más poemas y besos |
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