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09 » Jan 2009 |
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¿Alguien le tiene miedo a los poemas de amor? |
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Acá hay uno:
"Como el torrente que vive en mi. Se salen de su cause. Afloran. Se van. Las palabras. Todas dicen lo mismo. Todas llevan consigo igual conjuro. Pero no estoy en condiciones salvo de amar. Amar y dejar ir. Tu barco que zarpa. Tu voz que se pierde en la oscuridad. Tus manos que aprietan y sueltan. Nada de esto es real. Te has ido. Has regresado del más allá. Y yo, que soy un fantasma. Una mirada al viento. Una canción que se repite hasta que dejas de percibirla. Y yo digo te amo. Y yo digo te amo. Y yo digo te amo. Se benditamente libre. Maldice mi amor. Escupe mi amor. Mierda con mi amor. Tu que puedes resucitar a los muertos puedes con mi cuerpo herido. Miente mi alma. Vete de aquí." |
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26 » Dec 2008 |
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Un poema de Alejandro Jodorowsky |
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Si cambias
el mundo cambia
Sin ti es un ojo vacío |
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23 » Dec 2008 |
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Cuatro relatos navideños y un poema de amor |
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1.-
Me despertaron de madrugada. Mi madre dice que temblaba. Abrí la puerta de la habitación lentamente. Me sorprendió la oscuridad. La nada. El hombre de los regalos no estaba allí. Se había ido apenas un segundo antes. Me lo imaginaba levitando. No sé. No lo recuerdo. Mi padre encendió la luz. Sobre la cama estaban los paquetes envueltos. Mis padres rieron y eso me sorprendió. En medio de su enorme océano de broncas y odios cruzados, había un pequeño espacio para estar felices. Después dejé de ser. Mi vida era pura electricidad rebotando por las paredes. Los juguetes era míos.
2.-
El día comenzó cuando me puse a hacer el asado. Y lo disfruté así sin apuros. Con Gaby dibujamos un mapa y con él los chicos fueron detrás de su tesoro. Tardaron un rato. Cuando lo descubrieron alcanzamos a sacar una fotografía. Sus ojos en llamas. Sus cuerpos elevados en un salto mágico por el hallazgo. Su alegría sin límites. Nosotros comimos charlando. El vino era excelente.
3.-
Hay salmón para la cena. Somos 15. La mitad habla en un idioma. La otra en quién sabe qué. Tocamos todos los temas posibles: del clima, de los libros, de la música, de lo lejos y de lo cerca que estamos de lo lejos y de lo cerca. Hay un par de tipos extraños, una par de chicas que uno invitaría a bailar. En el fin del planeta reinventamos la navidad. Los miro. Los espío. Todos nos parecemos en algo: buscamos calor humano.
4.-
Amar como la explosión de una tormenta de verano. Como el primer beso que sabe a fruta. Como la mano que atraviesa tu espalda y te hace sentir que lo bello y lo mejor se apropian de vos. Amar como un poema memorizado para decirlo en el momento más inoportuno. Como caminar por la playa de noche. Amar como una fuga y un refugio. Como la proyección de todos los hombres y todas las mujeres que fuimos, somos y que seremos. Amar por siempre. Amar hasta mañana. Amar un segundo. Regalarle al otro el paraíso y la oportunidad de viajar en el tiempo.
5.-
No hay fronteras entre esta noche del sur y la noche eterna del infinito. Las cartas están echadas. Dicen que cada minuto es precioso en sí mismo. Y que el aroma de las flores es sabiduría y deseo. Y que un beso es la llave de todo. Cierro los ojos y de las miles de frases que atraviesan mi mente me quedo con una: que pasen cosas buenas. Que pasen cosas buenas. |
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21 » Nov 2008 |
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No more tears |
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Este texto lo escribió Alejo Stopansky
Hay venturosos acaecimientos.
Hace unos días rumiaba yo una melodía que permanecía sonando en mi cabeza, hasta que por fin di con ella: “The crying machine”, un instrumental de Steve Vai (segundo corte del CD “Fire Garden”, 1996) en que, como quién quiere la cosa, me hacía pasar por diversos estados de ánimo (relevaré al leedor de los detalles).
La contingencia no es casual y mis allegados sabrán de estas líneas, tecleadas con la lánguida luz de un monitor, cual un viejo crisuelo.
La efusión siempre la asocié al dolor, a los infortunios y, qué va, a la muerte. Recordaba un pasaje del libro de Jeremías poblado de trenos: “Ojalá fueran mis ojos como un manantial, como un torrente de lágrimas, para llorar día y noche por los muertos… (9, 1).
Por consejo de una señora que sabe el porqué de mi, llamémosle, congoja, leí ayer una competente nota del columnista Andrade. Acaso en el logrado retruécano del susodicho (casi), “vivir para llorar, llorar viviendo”, se guarezca algo más que la semántica de las sensaciones.
Tiempos ha se contrataban las plañideras (Ampós 5, 16), féminas profesionales del llanto. Me pregunté cómo es que necesitaban de gentes que sollozaran cuando la despedida de las exequias. Es nuestra cultura occidental y lo digo por nuestros modos de vivir y de morir. Parecerá un cliché, pero me tocó la desgracia de nacer en un lugar en el que a los difuntos se los llora y raramente se los honra con aplausos.
Pero el tema era el llanto y sus pajes, las lágrimas. Creo vocablos fuertes en este globo inundado de aridez. Sensiblería barata es la que sobra.
Concierto en algo con Andrade: cada movimiento implica una serie de movimientos.
Cuelo: la tersa melodía, mi congoja, el consejo, la columna del jueves y estos tortuosos renglones.
Quizá una trabazón harto compleja para seres tan proteicos. Causas inmediatas, mediatas, remotas y resultas contiguas, próximas y distantes.
Palabras, palabras, palabras. Como en el “Contar un cuento” de Roa Bastos. Que calco con algo de remembranza y algo de amnesia: si sacamos capas y capas a la cebolla, ¿qué nos que queda? Nada, pero esa nada es todo.
Nada deben portar estas lágrimas. Tal vez en alguna de ellas encuentre mi quietud. El abono de sosiego. |
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20 » Nov 2008 |
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Invento |
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Te inventas. Sos una historia que da vueltas a la manzana. Una canción en su versión acústica. Un beso fortuito. Un intento. La revolución de las flores. El principio de todo. Resurges a cada hora y lo que soñaste hoy, se quebró antes de que llegue el mañana. Pero vos, sobre todo vos, puedes. Sigue adelante.
Haces aparecer el amor de entre tus dedos. Viajas a la velocidad de la luz. Creces. También mueres en cada conversación. Nadie y muchos han sido tus maestros. Te escribes. Como una novela de misterio. Como un acertijo. Como un puzzle sin pistas. Hijo, hija del viento. Amas. Hoy no será. No te rindas. No sucumbas. Un día diseñarás un color nuevo y una figura en el aire, y un cometa estallará en el espacio infinito sólo para que las luces en fuga reproduzcan tu nombre. |
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