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11 » Sep 2009 |
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El precio de las noticias |
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"Tras las protestas de la industria cinematográfica y musical, el sector mediático empieza a rebelarse contra la gratuidad, en medio de la peor crisis publicitaria de su historia. Rupert Murdoch, propietario de News Corporation, el mayor grupo de medios de comunicación, encabeza la manifestación. En agosto, anunció que cobrará por el acceso a la versión digital de sus diarios -entre ellos, The Wall Street Journal, The Times y The Sun- a partir de 2010. "La revolución digital ha abierto muchos canales de distribución nuevos y baratos, pero eso no convierte el contenido que transmiten en gratuito", aseguró. El magnate australiano argumenta que la calidad no es barata y "una industria que regala su producto está canibalizando su capacidad de hacer buen periodismo". Murdoch ya ha mantenido reuniones con sus principales colegas, entre ellos The New York Times, para crear un gran consorcio que impondría el pago por la lectura de sus contenidos digitales."
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08 » Sep 2009 |
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Peligrosamente absurdo |
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A continuación algunas de las cosas más absurdas y estúpidas que jamás se hayan dicho. Algunos políticos americanos están a la cabeza.
- Donald Rumsfeld, secretario estadounidense de Defensa, el 12 de febrero de 2002: "Las informaciones que dicen que algo no ha pasado siempre me resultan interesantes. Hay cosas que sabemos que sabemos. También hay cosas desconocidas conocidas, es decir que sabemos que hay algunas cosas que no sabemos. Pero también hay cosas desconocidas que desconocemos, las que no sabemos que no sabemos".
El resto en Emol.com |
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07 » Sep 2009 |
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Benito Blanco: de Lalin a Buenos Aires |
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Puede uno imaginárselo. A ese chico de 20 años y ojos brillantes, recién bajadito del Cabo de Hornos, subiendo por calle Corrientes. Benito Blanco, con toda la vida por delante. Y su vida sería tan intensa y excepcional que podría hacerse con ella una película épica.
Con los años, Blanco iba transformarse en un próspero empresario con inversiones en los más variados rubros -pozos petroleros, fruticultura, turismo, hotelería, construcción, entre otros- y su vínculo con Río Negro y Neuquén resultaría esencial. Volviendo al pibe que acaba de poner un pie en Buenos Aires luego de semanas de viaje a través del Atlántico. Todavía conserva en su boca el sabor de su tierra Lalín, Galicia, sin embargo, pronto y sin traumas, entiende que debe adaptarse para sobrevivir en una ciudad cosmopolita.
Sigue el artículo en Diario "Río Negro" |
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19 » Aug 2009 |
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Callejeros: zapatillas gastadas |
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Sobre el ritual de un concierto de rock siempre merodea la idea de la muerte. Las bandas lo saben y hasta cierto punto lo explotan. El peligro tiene un costado muy seductor que encuentra buena recepción entre los más jóvenes. Se puede sucumbir en un recital por motivos muy diversos. Esta certeza se suma al éxtasis que la música provoca.
Omar Chabán es un entendido en operaciones riesgosas y su sociedad con Callejeros le significó enfrentarse con la peor de sus pesadillas hecha cuerpo. Finalmente, el gran animador del under porteño, desbarrancó por la ladera de ese precipio que siempre lo tentó.
Chabán está muy lejos de ser un “rollinga”: Viste bien, habla con erudición y lee preferentemente a Proust. Por su parte, Callejeros, nació en Mataderos, haciéndose de abajo. Bien abajo. Porque aunque las letras y la idelogía callejera revindica un modo de entender el mundo -uno en el que los humildes tienen derecho a albergar un corazón grande, y en el que la dignidad y la libertad están vinculadas al hecho de ser concientes de la hipocresía de muchos- el grupo pretendía alcanzar el mismo Olimpo que cualquier otra banda de rockeros de estos tiempos: el estrellato. Para cuando estaban por lograrlo sucedió Cromañon.
Que hayan decidido trabajar asociados a Chabán no fue casual. Hacía tiempo ya que el creador de Cemento buscaba un escenario nuevo para, justamente, una nueva escena social que empujaba a la masividad su propia música. Si algo caracteriza a este personaje es su enorme capacidad para detectar tendencias.
Callejeros representaba y representa a miles de jóvenes en todo el país que viven por fuera del sistema, el mismo que los margina y los estigmatiza. “Una nueva noche fría en el barrio, los tranzas se llenan los bolsillos. Las calles son nuestras, aunque el tiempo diga lo contrario. Y los sueños no soñados, ya se amargan la garganta y se callan”, canta Pato Fontanet en “Una noche fría” y su mirada es concluyente.
Una flamante generación, hija de la suma de la cultura “fierita”, el desempleo, la falta de expectativas y el “Fato tropical”, descubrió en Callejeros una voz autorizada y con espíritu rebelde.
Apenas una década atrás un fenómeno como Callejeros hubiera resultado imposible. Los jóvenes de las clase bajas estaban mucho más ocupados en darle curso a la dinámica de las bailantas que a atarse a un discurso existencial con una atractiva base rocker. Pero sucedió. Callejeros se hizo fuerte lejos de Belgrano, Nuñez o Barrio Norte, de donde surgieron no pocos de los más conocidos grupos de rock de la Argentina.
Con su público se apropiaron de una parte de la escena nocturna y lo hicieron en un espacio geográfico alternativo, Plaza Once, donde no abundan el rock ni el pop sino la pachanga y los mendigos. Cromañón fue la respuesta práctica, vislumbrada por Chabán, a la ascendente cultura que pedía a gritos su templo de la música.
Las condiciones en que se implimentó dicho escenario hacía alarde de improvisación, probablemente emulando a lugares similares pero dedicados a la movida tropical. ¿Qué más querían esos muchachos de zapatillas baratas? ¿seguridad en la puerta? ¿salidas de emergencia debidamente señalizada? ¿materiales no combustibles en el techo? Incluso eso les fue negado.
Lo cierto es que Chabán acostumbraba jugar con los límites y lo que ocurrió aquel 30 de diciembre de 2004 pudo suceder en menor escala en otros escenarios auspiciados por él. Además, sería hipócrita por parte del resto de la comunidad rockera nacional negar que alguna vez han estado tocando en lugares atestados y sin puertas de escape a la vista.
Es difícil distanciar a Callejeros de la tragedia. En tanto miembros activos de la organización no tuvieron mala suerte. Había, tal como se demuestra en las entrevistas a sus propios miembros, conciencia de un grado de peligrosidad. Por supuesto nadie imaginaba que iba a llegar a niveles tan devastadores.
Una generación humilde en búsqueda de una voz que los represente, la indiferencia y la indolencia de un sistema (el mismo al que no le importó autorizar un recital que debió pensarse mucho mejor), el afán de lucro y el deseo de gloria, fueron el material explosivo que detonó el drama.
Pudo pasar antes, pero ocurrió a horas de un año nuevo, en una época de interminables crisis económicas. Las zapatillas de los chicos que asistieron esa noche quedaron apiladas en desorden. Zapatillas de lona, gastadas de patear la calle, curioso símbolo de un tiempo y de una clase social que aun no encuentra miradas ni respuestas.
“Vacío, como el sueño de una gorra. Lleno de nada, sin saber donde ir.” |
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18 » Aug 2009 |
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Nuevos libros, nuevas lecturas |
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Esto va a sonar feo. Pero hay que decirlo: estamos asistiendo al final de la era del libro tal y cual lo conocemos. En otras palabras: su ocaso es una discusión bizantina. Y discutir no es lo que haremos aquí.
A millones de amantes de sus cuerpos predecibles y tradicionales, más bien rectangulares de, por lo general, más de 100 hojas, de tipos negros sobre fondo blanco, nos puede parecer un verdadero sacrilegio que venga un entendido de la otra era, la digital, y nos advierta su desaparición.
Sin embargo, una nueva generación de lectores está naciendo y con ellos también una forma de lectura distinta. Para quienes hemos sido criados en la lectura del texto lineal, las flamantes estructuras linkeadas, intercaladas y atravesadas por la imagen, el sonido y en breve por la textura y el aroma, nos resultan en el mejor de los casos sorprendentes y en el peor incómodas.
Hasta hace unos pocos años, la lectura tenía el sesgo de lo invisible y lo silencioso. Un cine personal en el que las imágenes se proyectaban puertas adentro y se sucedían a nuestro placer, en convulsionadas olas que se movían al ritmo de una composición literaria hija de saberes secretos y caprichosos. Pues bien, no más.
El libro del futuro viene con banda de sonido, equipo de iluminación y director de fotografía. El paradigma de la lectura se ha transformado en algo muy emocionante pero que dejará atrás viejos y maravillosos usos. A no preocuparse, ese porvenir tiene guardas excitantes sorpresas. Lectura bilingüe, trilingüe, lectura en acción, en colores, en formato táctil, lectura enlazada hacia nuevas dimensiones de placer. Lectura de ida y vuelta, lectura colectiva, obsesiva, erudita, lectura expansiva y expandida a un nivel que jamás de los jamases hemos imaginado.
El libro, del modo en que hoy subsiste malamente en las librerías, ha iniciado su mutuación. En menos de 10 años las tabletas de lectura electrónica se habrán vuelto masivas y no pocos se sentirán cómodos con el formato plásmico y táctil. En rigor, los dispositivos de pantalla luminosa y capaces de albergar cientos de títulos, además de diarios y revistas por subscripción, ya se están vendiendo a buen ritmo.
Bienvenidos al futuro. Porque el futuro es hoy. |
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