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22 » Nov 2007 |
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100 libros notables |
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Como es tradición “The New York Times” elabora la lista de los 100 libros destacados del año. Por ahí andan los nombres de Mario Vargas Llosa, Haruki Murakami y Mayra Montero, entre otros grandes escritores.
The New York Times |
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Categoría : Cine |  Comentarios[1]
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18 » Nov 2007 |
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No tan duros de copiar |
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Hay similitudes que incluso un fan no puede dejar pasar por alto.
Entre “Misión Imposible III” y “Duro de matar 0.4”, existen más que puntos de vista estéticos en coincidencia, una intencionada búsqueda por lograr los mismos efectos visuales. Son acciones que definen tendencias y estas tendencias a su vez componen modos y formas de la industria actual. Veamos algunas.
En “Misión Imposible III” hay una malvado detrás de una enorme operación que bajo la máscara de un fin político esconde un propósito comercial. Philip Seymour Hoffman encarna a Owen Davian, un villano apercherado con los más modernos instrumentos tecnológicos que le permiten, por ejemplo, saber en cuestión de segundos el paradero de la esposa de su oponente Ethan Hunt (Tom Cruise). ¿Ethan?, se pregunta el malo, después de sufrir la tortura de cara al vacío sabiendo que no demorará en vengarse. Y lo hace.
En “duro de matar”, la velocidad y la tecnología que acompañan al malvado Thomas Gabriel, interpretado por Timothy Olyphant, es igual o superior a la de Davian, ya que Gabriel es básicamente un ciberterrorista.
En “Misión Imposible III”, Ethan Hunt es lanzado por el aire luego de una explosión y su cuerpo golpea con brutalidad contra un automóvil generando una sensación tanto de fragilidad como de sorpresa. Fragilidad puesto que el personaje es un ser humano y el golpe se siente real, convincente, lógico; y sorpresa, porque el personaje, justamente, no es un super héroe al estilo Batman o Superman y aun así se levanta y sigue luchando.
Los guionistas y los encargados de efectos especiales de “Duro de matar”, asumieron el mismo concepto de escena -cuerpo de hombre golpea automóvil- pero repitiéndola con total impunidad. Una y otra y otra vez, hasta que el efecto de “violencia natural y en estado puro” se pierde por completo. Al final uno no entienden como es que hay alguien vivo en la película. Cuestión que si tenía cierta coherencia en la primera película de la saga, tomando en cuenta el estado en el que termina el sargento John McClean.
En “Misión Imposible”, Owen Davian inicia un conteo feroz cuando con su arma apunta a la cabeza de la esposa de Hunt. “!Seven!!, grita a tres, muy personales, segundos de volarle la cabeza a la chica.
En “Duro de Matar”, Gabriel hace lo mismo pero con la cabeza de la hija de John.
En “Misión Imposible”, un avión militar conducido por un mercenario, forma parte del operativo de liberación de Owen Davian en medio de un enorme puente. El avión ultramoderno lanza misiles, metralla y ayuda a lograr el objetivo.
En “Duro de matar”, un avión militar conducido por un piloto que ha recibido una orden errónea trata de aniquilar a John y, por supuesto, no lo consigue. El piloto termina saltando al vacío y no sabemos nada más de él.
En “Misión imposible”, hay una variedad de especialistas en computación que entran y salen de las redes más complejas y seguras como pancho por su casa. Son capaces de constrolar cámaras, sistemas de vigilancia y un largo etcétera destinado a salvar a Hunt.
En “Duro de matar”, los hackers componen el verdadero soporte del argumento. Unos obran para el mal, otros para el bien y los demás oscilan entre un continente y el siguiente. Ellos también cambian el color de las señales del semáforo, el tráfico en sí mismo, las comunicaciones con la policía, tanto como los archivos de la policía y demás documentos top secrets que se les van cruzando en el camino.
Está claro que los guionistas y los creadores de Hollwyood siguen mirándose unos a los otros y no de reojo precisamente.
Críticas en La Butaca |
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17 » Nov 2007 |
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Michael Eisner |
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Por dos décadas Michael Eisner ha sido uno de los hombres claves de la Walt Disney. Hace unos días mantuvo un más que interesante y algo incómodo diálogo con la periodista Deborah Solomon de "The New York Times". En la charla salen a relucir su posición sobre la huelga de los guionistas, su visión acerca del negocio y sus nuevos proyectos en materia de personajes y entretenimiento. Todo en un ida y vuelta dinámico y revelador como son las entrevistas de esta profesional.
En el Magazine de The New York Times
www.nytimes.com |
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15 » Nov 2007 |
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El Aleph |
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Hace un tiempo tomé la costumbre de ver películas en la pantalla "ancha" de mi notebook. A veces por razones de tiempo, comodidad, soledad o capricho. Mi computadora terminó siendo una opción a mi televisor de 29 pulgadas, como este lo fue al cine. Aunque se diga y se asegure, y con razón, que el cine es irremplazable como aventura.
Días atrás Bill Gates anunció el fin del aparato telefónico, y si uno piensa en que hoy mismo cualquiera puede comunicarse a través de su computadora, con voz e imagen en real time, a costo cero, no queda más opción que estar de acuerdo con el creador de Microsoft.
La pantalla de las computadoras está transformando la manera de ver televisión e imagino que tarde o temprano lo hará con el resto de las lecturas cotidianas. El computador portatil se ha vuelto la más versatil de las herramientas que atravesaron el puente que unía un milenio con el siguiente.
En el futuro, seguramente, tendrá procesadores más poderosos y pantallas capaces de ofrecernos una textura que superará las bondades del televisor de plasma.
Teléfono, cine en su casa, herramienta de información on line, todo en uno, como un Aleph que se reproduce y completa a cada segundo.
A Borges le hubiera encantado.
Para hablar por computadora
www.skype.com/
Trailers
www.apple.com/trailers/ |
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10 » Nov 2007 |
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El sabor interno |
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La cocina es un arte que se aprende lento. Puede llevar años encontrar el sabor que identifique tanto el espíritu del plato como al de la persona que hace las veces de chef. Son dos energías paralelas o contrapuestas, uno no sabe, que deben unirse en un mismo punto.
Un plato jamás será igual a sí mismo. Como cada botella de vino, cambiará a medida que la experiencia del cocinero y la dinámica de los alimentos vayan definiéndose por diversos caminos.
Me deleito con los tratados de cocina, textos literarios y películas donde hay información sobre la aventura de las ollas. No se debe despreciar la teoría necesaria para emprender la practica aunque como en todo arte es la acción y la osadía las que hacen al maestro.
El instinto del cocinero es quien en definitiva determina cual es el sabor correcto. Porque en materia de sabores primero dictamina el alma y después la lengua. Lo que saben las manos, lo ignoran los labios, y así hasta que el estómago recibe la recompensa del trabajo bien hecho.
Por cultura me siento más comodo cocinando pescado que carne, me llevo bien con el ajo, la cebolla picada y las salsas que esperan la cocción corta de los productos de mar. He encontrado que los champignones tienen algo que decir en la cocina del sur y que la salsa de tomate y el salmón rosado pueden resultar buenos compañeros si los ha unido el fuego, el vino tinto y la paciencia.
Existe un lenguaje secreto entre los alimentos, el sabor que proyectan y nuestro corazón. Todo eso se ve reflejado en la textura del plato que nos llevamos a la boca o que presentamos para que otros disfruten. Probablemente lo mío sea un gesto romántico pero aspiro a que cada plato sea una manifestación de amor y de humanidad.
Si existe una forma puntual de afecto y de respeto por el otro, esa es la de cocinarle con pulso de santo. El alimento no es sólo un montón de vitaminas, es, antes que nada, un acto en el que lo sobrenatural y lo terreno se vuelve un espejo en el que podemos reflejarnos y hacia el que podemos avanzar.
Cada plato que ingerimos representa también un gesto, una francción de energía, una pieza de un rompecabezas que se va armando en un lugar que aun desconocemos. Quizás sobre nuestras cabezas.
Dios es una buena ensalada.
Mis películas preferidas en las que la comida, el buen comer o la bebida son parte de la historia
Delicatessen
Viejo Canalla
Como agua para chocolate
Libros recomendados
Un festín en palabras, de Jean François Revel
El vientre de los filósofos, Michel Onfray
Sitios en internet
Duelos y quebrantos
Mil sabores |
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