Se ha vuelto un uso en muchos diarios. La pantalla se vuelve casi papel para mostrar la imagen de la edición impresa. No está mal. Este fin de semana por ejemplo, el Suplemento Artes y Letras del Mercurio trae una serie de interesantes temas que pueden ser leidos en dicho formato.
Semanas atrás leí un extenso artículo de la revista de economía y negocios Capital, donde da respuestas posibles a la crisis gatillada por los créditos subprime. Acabo de completar mi panorama con una entrevista que la periodista Deborah Solomon, de The New York Times, le hizo a Paul O´Neill, quien fue Secretario del Tesoro de los Estados Unidos en 2001. La pregunta es una que haría cualquier persona interesada en el tema (quién no) y la respuesta es original al tiempo que abre una multitud de nuevas interrogantes.
Me pregunto, además, ¿no sería esta crisis tan documentada, explicada y sufrida un buen argumento para un filme independiente? Me hace recordar a "The Bank", que trata, en parte, sobre una serie de créditos impagables (por tener intereses volátiles atados a la coyuntura) y que terminan asfixiando a familias que pretendían adquirir propiedades o ampliar su negocio, y también en “Wall Street”, sobre la compra y venta de valores en Bolsa utilizando como apoyo las más variadas y discutibles herramientas.
Les reproduzco una de las preguntas de la entrevista:
-It’s so hard to understand how the subprime mortgage crisis has triggered a financial crisis of global proportions.
-If you have 10 bottles of water, and one bottle had poison in it, and you didn’t know which one, you probably wouldn’t drink out of any of the 10 bottles; that’s basically what we’ve got there.
Hace una década que Axel Rose habla sin parar del próximo disco de su banda: “Chinese democracy”. Hasta ahora sus fans han tenido apenas unas muestras de lo que podría ser una obra maestra según algunos, una obra no muy maestra e inconclusa para otros. Rose hace pensar en Truman Capote, quien permaneció también una tanda de años conversando acerca de su inconclusa obra “Plegarias atendidas”. La famosa marca de gaseosa Dr Pepper (la que se tomó por litros y litros Forrest Gum en la Casa Blanca) lanzó a los aires un incentivo que debería motivar a otrora furioso Axel. Si Guns N' Roses sacá por fin su anunciado disco, se comprometió a regalar un lata de la bebida a cada norteamericano.
En su sitio web, el cantante se mostró agradecido por la promesa.
El Apocalípsis (o algo muy parecido) ha ocurrido ya. La Tierra es una geografía dominada por la violencia de poderosas fracciones. Vuelven las espadas. Tan o más poderosas que los láser y las armas de fuego. Vuelven los ninjas. Los samurais. Los señores feudales. Los príncipes y los mendigos de un reino difuso. El paroxismo de cada día es el filo de una espada reflejando la luz solar. El honor y la ferocidad son un sólo conjuro que se resuelve sobre la cabeza del oponente. Luego el crack de los huesos. El swizzz del metal milenario atravesando nervios y carne. Nada es para siempre. Ni siquiera este territorio lleno de sueños perversos. La heredera de una tradición, Yuki, hoy una simple mercenaria de la organización, descubre a través de un viejo maestro las verdaderas circunstancias en las que murió su madre. Así inicia su venganza con la propia banda a la cual pertenece: Takemikazuchi.
Fuerzas poderosas la acompañan.
Chantal Sébire tendrá su película. Tarde o temprano un estudio pedirá el guión a su escritor favorito y convocarán a una actriz de renombre que quiera interpretar el papel más difícil de su carrera. No será exactamente su historia, porque todos sabemos que Hollywood tiene necesidades que no pueden esperar. Al menos nos impregnaremos de su dolor y de su deseo por ampliar la discusión acerca de la eutanasia.
Chantal Sébire padecía un tumor inoperable que le terminó deformando el rostro hasta transformarla en un monstruo. Hacia el final de su vida, su presencia podía dejar estupefacto aun a quienes eran sus familiares. Chantal parecía haber sido dibujada por el lapiz cruel de un artista borracho. Uno de sus ojos se había extrapolado y permanecia lleno de una furiosa pigmentación roja. Su nariz era un bulto ancho y sin sentido. Ya nada quedaba de la maestra de 52 años que otrora tuvo una sonrisa dulce y algo melancólica.
Chantal le había solicitado al Estado francés ayuda para quitarse la vida. Pero la petición le fue denegada al no haber un marco legal propicio para tal fin. Con esta petición Chantal Sébire buscaba más que nada llamar la atención sobre una discusión ética y profesional que requiere riguroso análisis: de cuando la vida se transforma en un horrible pesadilla de la cual el protagonista no puede despertar.
Hemos sido testigos de ciertas películas que reflejan en parte este drama. Recuerdo ahora mismo “El hombre elefante”, de David Lynch. Una clásico del cine contemporáneo que tal vez la propia Chantal vio siendo joven.
Antonio Escohotado escribió en su libro"Retrato del libertino": "La lección de los antiguos, que nosotros podríamos transmitir a nuestros hijos, es no detenerse en miserias hipocondríacas y custodiar la muerte como garantía perpetua de una vida libre".
En tanto que el filósofo rumano Cioran, quien pacedió una larga enfermedad, dijo en uno de sus libros: "Podríamos decir que, gracias a los progresos de la medicina, una buena parte de los hombres ya no muere de muerte natural. Nuestra existencia es prolongada artificialmente, el combate contra la muerte se alarga. Es muy inhumano".
Las fotografías de Chantal, que hoy pueblan la red como la manifestación real de algo que bien podría ser un comic, no alcanzan a transmitir el dolor psicológico por el cual pasó esta mujer, así como tampoco los tremendos padecimientos físicos que soportó hasta el día de su muerte.
"Quiero irme rodeada de mis hijos, amigos y médicos, festejando el viaje antes de dormirme definitivamente al alba", dijo Chantal Sébire.
Un dosis letal de barbitúricos se la llevó, la noticia fue comunicada horas atrás. Quizás hoy pensemos en otros seres humanos que también sobrellevan su cruz. Unos meses antes de que la película llegue a las mejores salas.