Ella prende la llama. Estalla el infierno. Tira de las barbas de Dios. Todas las luces han muerto. Su ojos penetran el tiempo. Arrasa conmigo. Su vocación es la indiferencia. Perpetua indiferencia. Se transforma en un cero. Escapa a todo. Es un círculo. Un sortilegio. Una ecuación que no entiendo. Está fuera de mi alcance. Interpreto todos sus sueños en noches asfixiantes. Una epifanía perversa tras otra. La quiero borracha. Maldecir sobre su piel delicada y morena. Sangrar. La heriré con el filo del hielo eterno. On fire. Ella que no sabe. Que le importa nada. Boca martirio. Manos que crujen. Que atraviesan cuerpos milenarios. Deseo estar en Berlín. Hoy, en Berlín. Balance roto. Mi espíritu es un chiste. Mis guerras han concluido. De tu voz no nace la palabra amor. Ni ven pronto. Ni te extraño. Ni espero. Inaudito. Tonto y extraño. Se abre la puerta a la siguiente dimensión. Paso. Estoy triste. Te doy un beso en tu mejilla de cristal. Me despido princesa. Me despido su alteza.
El diario Los Angeles Times publicó un interesante artículo acerca de la epidemia de Gripe A. Básicamente dice que al menos 1 millón de personas ya han contraido la enfermedad, de acuerdo a un modelo matemático preparado por el Centers for Disease Control and Prevention. De todos modos el artículo profundiza aun más y habla de la relación entre muertos y contagiados y de su desarrollo en países como Chile y la Argentina. También anuncia que hay una vacuna preparándose en Europa pero que probabablemente no esté lista recién hasta fin de año. En cualquier caso, hay elementos difíciles de computar en relación al comportamiento de la enfermedad: su mutación, su evolución con el pasar de los meses, su grado peligrosidad y su efecto sobre las personas según la edad.
Porque con vos puedo jugar a las escondidas y no aparecer.
Puedo cambiar la cerradura y saber que estás afuera.
Puedo dibujar las paredes que recién habías pintado.
Con vos puedo oir el ruido de mi cuerpo.
Puedo soplarte y que me encuentres.
Puedo bailar sola.
Con vos puedo comer todos los helados que quiera.
Puedo tirarme y que me salves.
Puedo dormir en terciopelo.
Con vos Eisenstein es divertido.
Con vos puedo festejar mi cumpleaños todos los días.
Puedo mirarme al espejo y no ensayar.
Puedo estremecerme.
Porque con vos, para mí, todas las noches son cálidas y de verano.
