Medio Mundo
27 » Nov 2024
Diario Río Negro
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Claudio Andrade
Chic Money!
 
  11 » Sep 2009
El precio de las noticias
  "Tras las protestas de la industria cinematográfica y musical, el sector mediático empieza a rebelarse contra la gratuidad, en medio de la peor crisis publicitaria de su historia. Rupert Murdoch, propietario de News Corporation, el mayor grupo de medios de comunicación, encabeza la manifestación. En agosto, anunció que cobrará por el acceso a la versión digital de sus diarios -entre ellos, The Wall Street Journal, The Times y The Sun- a partir de 2010. "La revolución digital ha abierto muchos canales de distribución nuevos y baratos, pero eso no convierte el contenido que transmiten en gratuito", aseguró. El magnate australiano argumenta que la calidad no es barata y "una industria que regala su producto está canibalizando su capacidad de hacer buen periodismo". Murdoch ya ha mantenido reuniones con sus principales colegas, entre ellos The New York Times, para crear un gran consorcio que impondría el pago por la lectura de sus contenidos digitales."

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  10 » Sep 2009
El futuro del libro o un libro con un raro futuro
 


El libro del futuro ya ha comenzado a hacerse un espacio en el presente. Los flamantes formatos digitales cambiarán no sólo el cuerpo del tradicional objeto que nos ha acompañado por 500 años sino también la forma de leer. Aquí una entrevista con uno de los protagonistas de este cambio cultural:
Octavio Kulesz, fundador de Libros del Zorzal y de la moderna Teseo, que entre otras experiencias está incursionando en el “Print on demand” y en las plataformas digitales diseñadas para difundir textos académicos.


Esto va a sonar feo. Pero hay que decirlo: estamos asistiendo al final de la era del libro tal y cual lo conocemos. En otras palabras: su ocaso es una discusión bizantina. Y discutir no es lo que haremos aquí.
A millones de amantes de sus cuerpos predecibles y tradicionales, más bien rectangulares de, por lo general, más de 100 hojas, de tipos negros sobre fondo blanco, nos puede parecer un verdadero sacrilegio que venga un entendido de la otra era, la digital, y nos advierta su desaparición.
Sin embargo, una nueva generación de lectores está naciendo y con ellos también una forma de lectura distinta. Para quienes hemos sido criados en la lectura del texto lineal, las flamantes estructuras linkeadas, intercaladas y atravesadas por la imagen, el sonido y en breve por la textura y el aroma, nos resultan en el mejor de los casos sorprendentes y en el peor incómodas.
Hasta hace unos pocos años, la lectura tenía el sesgo de lo invisible y lo silencioso. Un cine personal en el que las imágenes se proyectaban puertas adentro y se sucedían a nuestro placer, en convulsionadas olas que se movían al ritmo de una composición literaria hija de saberes secretos y caprichosos. Pues bien, no más.
El libro del futuro viene con banda de sonido, equipo de iluminación y director de fotografía. El paradigma de la lectura se ha transformado en algo muy emocionante pero que dejará atrás viejos y maravillosos usos. A no preocuparse, ese porvenir tiene guardas excitantes sorpresas. Lectura bilingüe, trilingüe, lectura en acción, en colores, en formato táctil, lectura enlazada hacia nuevas dimensiones de placer. Lectura de ida y vuelta, lectura colectiva, obsesiva, erudita, lectura expansiva y expandida a un nivel que jamás de los jamases hemos imaginado.
El libro, del modo en que hoy subsiste malamente en las librerías, ha iniciado su mutuación. En menos de 10 años las tabletas de lectura electrónica se habrán vuelto masivas y no pocos se sentirán cómodos con el formato plásmico y táctil. En rigor, los dispositivos de pantalla luminosa y capaces de albergar cientos de títulos, además de diarios y revistas por subscripción, ya se están vendiendo a buen ritmo.
Bienvenidos al futuro. Porque el futuro es hoy.
Octavio Kulesz, fundó hace ya casi 10 años Libros del Zorzal, una muy interesante experiencia dedicada a publicar libros de temáticas originales aunque de un bajo perfil mediático. Por estos días está al frente de un nuevo proyecto: Teseo. Esta editorial se haya orientada a los libros académicos integrando en este propósito avanzadas tecnologías como la impresión bajo demanda y la distribución digital de libros físicos, entre otras. El es uno de los principales actores del nuevo escenario editorial.

-Uno de los grandes temas que rondan la salud del libro es el formato. El cuerpo físico del libro que parece no tener un competidor. ¿Piensas que finalmente se masificará la utilización de los formatos electrónicos hasta un punto en que recordemos con nostalgia al libro tal cual lo conocemos?
-Me animaría a decir que sí. Con los últimos dispositivos de tinta electrónica, que se iluminan con luz ambiente, la experiencia de lectura es asombrosa. Pienso por ejemplo en el Sony Reader o en el Amazon Kindle, que pueden almacenar centenares de libros, consumen muy poca batería y permiten hacer anotaciones sobre los textos que quedan grabadas, pueden compartirse, etc. Otro competidor serio del libro será seguramente el Apple Tablet, anunciado para principios de 2010: se trata de una laptop con pantalla táctil y sin teclado analógico, que al ser rotada verticalmente puede convertirse en un libro digital perfecto. Hay bastante escepticismo en el sector editorial sobre un eventual reemplazo del formato tradicional por estos nuevos dispositivos. Pero es fundamental recordar que el libro tal como lo conocemos hoy tuvo su nacimiento, luego su período de esplendor, y perfectamente puede entrar en decadencia si otros formatos más prácticos le hacen frente. El libro tradicional es heredero del códice medieval: son hojas (de papel ahora, de pergamino durante buena parte de la Edad Media) encuadernadas y con una cubierta de protección. Como dispositivo de lectura, el libro tuvo antecesores, a los que destronó; me refiero en particular al formato rollo, que prevaleció en el Mediterráneo hasta alrededor del siglo III d.C. Cualquier formato que resulte más conveniente y mejor adaptado a las prácticas cotidianas de los lectores actuales puede llegar a reemplazar al libro físico, así como éste reemplazó al rollo hace 1800 años, por esas mismas razones. Y efectivamente, tal vez un día recordemos con nostalgia al libro impreso, del mismo modo que hoy miramos con fascinación un rollo antiguo. Lo seguro es que muchos de nosotros ya leemos y escribimos más en pantalla (mails, documentos, diarios online, chats, blogs, Facebook, Twitter, etc.) que en papel, y eso marca la tendencia. Uno de los signos visibles de esta transformación es que prácticamente desapareció la carta manuscrita, un formato incluso más antiguo que el libro.

-Por otro lado, no sólo hablamos de formatos, también de un cambio de paradigma en el acto de lectura, puesto que cada vez se vuelve menos cotidiano leer linealmente. El texto corto pero explosivo, el texto linkeado, el texto con imagen y sonido están ocupando un terreno indiscutible en la cultura contemporánea. ¿No morirá o al menos desfallecerá también esta manera de leer tan especial que heredamos y a la que nos impulsa una novela o un libro de historia, en el transcurso de la cual debemos imaginarnos por nosotros mismos una serie de elementos? O dicho de otro modo, ¿estamos ante el final de un método utilizado para darle cuerpo al texto lineal, y ante el nacimiento del otro, donde determinados elementos -color, sonido- ya vienen preestablecidos en la lectura?
-Exactamente. Creo que el cambio en los formatos lleva necesariamente a un nuevo paradigma de lectura. Del texto estandarizado, que se lee en soledad y en silencio, se pasa a una lectura colaborativa y multimedial. Para muchos esto implica un retroceso, pero es difícil decirlo. De hecho, también al libro impreso se le formularon en su momento tremendas críticas. Es muy interesante estudiar las reacciones de eruditos de los siglos XVI y XVII contra el eventual embrutecimiento y arrogancia que la técnica de copia masiva de textos podía despertar en lectores vanidosos. Según un autor como McLuhan, la lectura silenciosa e individualista que caracteriza a la cultura moderna no constituye algo innato, sino que surgió con la imprenta. La lectura medieval y antigua, por contraste, se sostenía en valores muy diferentes, como la oralidad, la preponderancia de la palabra hablada por sobre la escrita: hay un testimonio curiosísimo de San Agustín refiriéndose a Ambrosio, que leía en silencio, ¡y todo el mundo se acercaba para observar el prodigio! De la misma forma que el libro impreso modificó los hábitos de lectura, el libro digital dejará una huella indeleble que nosotros, la generación de transición, veremos con una mezcla de curiosidad y nostalgia. La lectura digital estará (y de hecho ya lo está) más integrada con otros formatos multimedia, como audio, fotos y videos. Y habrá que ver qué nuevas modalidades irá introduciendo el uso mismo, cosas que por ahora no podemos prever. Por ejemplo: ¿se mantendrá el esquema de páginas enfrentadas (par/impar) que tienen los textos tradicionales? Incluso, ¿se seguirá hablando de “páginas”, si existen métodos de anotación y búsqueda directa que nos permiten marcar y localizar expresiones sin necesidad de hacerlo manualmente, hoja por hoja? ¿Y seguiremos haciendo “libros” o más bien textos fragmentarios pero hipervinculados?

-¿Podrías establecer un imaginario paralelo entre un lector (y cuando digo lector, me refiero a alguien que compra y lee libros) de la actualidad y uno del futuro que tendrá a su alcance una variedad de tecnologías?
-El lector tradicional se mueve en un ámbito analógico: lee reseñas en la prensa gráfica, escucha comentarios de amigos sobre algún título particular, luego pasea por librerías físicas de su barrio, consulta con el librero, hojea diferentes ejemplares que descansan en las mesas del local y eventualmente compra alguno. El lector digital extremo opera en otro “universo”: recibe en su mail novedades de blogs, comparte opiniones en foros de su interés, visita revistas literarias online, averigua precios en librerías virtuales y finalmente compra el libro que buscaba, en el formato que prefiere: versión en papel (impresa a pedido) o electrónica (ebook), para leer en su Reader o en su celular. La experiencia de lectura es sin dudas tan diferente como la de compra. El lector tradicional de libros físicos suele seguir adelante con la lectura a pesar de encontrarse con temas que no conoce. Y si llega a recurrir a un diccionario o enciclopedia, regresa ni bien puede al texto original. Por su parte, el lector digital seguramente tendrá la tentación de consultar Wikipedia, Google Maps o YouTube en numerosas ocasiones, y la visita de esos sitios en el mismo dispositivo de lectura lo llevará por sendas desconocidas de las que quizás tarde bastante en regresar al texto inicial.

-¿Cómo ha evolucionado el negocio del "Impresión on demand" y cómo defines su mercado?
-La impresión bajo demanda está evolucionando a un ritmo asombroso en todo el mundo. Los costos vienen bajando y la calidad ya es óptima. Actualmente, se pueden producir alrededor de 400 ejemplares al mismo costo que en Offset, la tecnología tradicional. Esto permite disminuir los stocks de las editoriales y las librerías, que se encuentran terriblemente saturadas. El mercado del libro impreso bajo demanda es por ahora sólo el de nichos (por ejemplo el académico, que es el que desarrollamos en la editorial Teseo) pero pronto pasará a otros segmentos masivos. Todavía estamos esperando que las librerías en nuestro país den el gran paso y comiencen a imprimir los libros que venden, tal como hace Blackwell en Inglaterra, en convenio con las editoriales que proveen los archivos. Así, las editoriales chicas y grandes tendrán las mismas oportunidades de distribución, y las ciudades más pequeñas podrán contar con la misma diversidad de oferta que las capitales.

-¿Como editor qué le dices a un autor que tiene en sus manos un original sobre ciencia e investigación y que quiere darlo a conocer y, tal vez, obtener algún tipo de lógico beneficio monetario?
-Lo alentaría a ponerse en contacto con un editor especializado, para evaluar qué posibilidades tiene la obra de publicarse, difundirse y distribuirse. Con las nuevas tecnologías, estas posibilidades son mucho más altas, porque los costos son menores que en el pasado. Sin embargo, hoy más que nunca, justamente por la mayor facilidad de publicación, es necesario contar con editores que puedan trabajar de cerca con los autores, de modo de potenciar el lanzamiento del libro. Para el autor es fundamental que su obra tenga la protección legal necesaria y le permita ganar regalías por ventas, en los diferentes formatos que el lector elija.

-¿Y qué le dirías a un joven novelista con sueños de gloria?
-También le diría que busque el contacto de un editor. Es enorme la cantidad de obras maestras que quedaron a la deriva por falta de una difusión profesional. En el mejor de los casos, esos textos llegaron tardíamente a manos de un editor que se hizo cargo de su publicación décadas más tarde; y en el peor de los casos, quedaron escondidos, dejándoles el protagonismo a otros.

-El mercado tradicional se muestra poco dinámico, como alguien que una vez tuvo su momento de gloria y nunca se interesó demasiado en continuar investigando acerca de cómo acrecentar el negocio (y esto ya me recuerda a las discográficas). Y digo esto porque, por ejemplo, salvo excepciones cuando un libro sale al mercado son muy pocas las editoriales que hacen un verdadero esfuerzo por dar a conocer a sus autores. También me lo han dicho inclusive autores que son best seller y que no tienen un vínculo muy fuerte con sus editoras. La indolencia es uno de sus males. ¿Estarán condenadas las editoriales tradicionales a una suerte de monoproducto "best seller" y a olvidarse de propuestas originales y creativas que quedarán en manos de otras empresas o simplemente dejaremos de ver y leer libros que no representen al mainstream?
-La descripción es totalmente acertada. Muchos editores (en particular los grupos más grandes) se confiaron en que nunca les iba a ocurrir lo que a las discográficas. Según ellos, la industria de la música impuso diferentes formatos (disco, cassette, CD, DVD) a una misma generación, que estaba así acostumbrada a los cambios y, por lo tanto, podía aceptar más fácil un nuevo salto, el del MP3; los editores creyeron entonces que con un formato como el libro impreso, de más de 500 años de edad, no ocurriría el mismo problema. De esta forma, las editoriales tendieron a repetir una y otra vez las mismas estrategias de producción, promoción y venta, sin tener en cuenta los cambios fenomenales en los modos de leer. En mi opinión, esta ceguera o resistencia les costará muy caro a las editoriales más grandes, que ya no tienen la posibilidad de reconvertirse rápido sin sacrificar buena parte de su poder logístico y comercial. Ese lugar será ocupado necesariamente por otros jugadores de mayor dinamismo, que ofrecerán las propuestas más originales y creativas.

-¿Me cuentas algunos de tus sueños como editor?
-Pocas veces como ahora ha existido una posibilidad tan real de cambiar el statu quo editorial, gracias a las nuevas tecnologías. Me gustaría aprovechar al máximo esta oportunidad única de transformación, en conjunto con los demás actores de la cadena del libro: los autores, las imprentas, las librerías y los lectores. En el caso del libro académico, que es el nicho de Teseo, me interesa especialmente trabajar de cerca con las instituciones (universidades y centros de investigación) para que puedan acceder a este universo nuevo, muchísimo más vasto y dinámico que la galaxia Gutenberg.



Un joven editor

Editorial Teseo está dirigida por Octavio Kulesz. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. En 1999 fundó Libros del Zorzal, junto con su hermano Leopoldo. En 2007 fue elegido presidente del International Young Publisher of the Year Network, red global que nuclea a decenas de editores jóvenes, con centro en Londres. Teseo resultó ganadora del concurso IncuBA (2007), dependiente de la Dirección General de Industrias Creativas de la Ciudad de Buenos Aires, y desde esa fecha funciona en el Centro Metropolitano de Diseño.
 
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  10 » Sep 2009
Escrito en la arena
  Dices que el dolor me precede
Que el dolor
te habla de mi
que ahora que sabes que y quien fui
me entiendes
que las cicatrices no explican su sentido
el sentido llega con las palabras
Dices que el dolor
anticipa el placer
y lo precede como la calma a la tormenta
y la tormenta es el deseo
corriendo de un lado al otro
como un conejo asustado
Ahora ya sabes donde voy
Ahora ya sabes donde estoy
y es demasiado tarde
Dibujas sobre el piano una canción
que habla de mi
detrás la montaña
en los perfiles ocultos de los valles
donde los ríos trazan serpientes
me dibujas ahí
y la melodía se expande
como el estallido de una galaxia
y no hay mentiras
ni risas de compromiso
no hay fantasmas
sólo el aire frío de la mañana
dices que el dolor
tiene un nombre
y mi nombre está escrito en la arena
y mi nombre está escrito en la arena
y mi nombre está escrito en la arena.
 
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  09 » Sep 2009
Bob Dylan: todos los hombres
  Distintas y valiosas versiones de un gran tema de Bob Dylan.








Un niño de apenas once años se sube corriendo al vagón de un tren en marcha y comienza a relatar su muy particular historia. No es fácil concebir que un crío albergue tantas experiencias dentro. Ha sido músico toda su “larga” vida. Ha sido pianista. Guitarrista. Compositor de éxito. Pudo, incluso, según sus propios dichos, haberse convertido en millonario junto a cierta gente. ¿Cómo es que andas por estos lados?, le preguntan dos vagabundos que le sirven de espectadores. Entonces el chico mira hacia la hierba del campo como si fuera una correa sin fin. “El descuido”, dice y se queda en silencio. Corte. Otra escena.
La imagen que describo viene de una de los tantos momentos que componen “I am no there”, una biografía de Bob Dylan que no tiene nada de tradicional y en la que la figura del músico es representada por diversos alteregos interpretados a su vez por sobresalientes actores. La escena adquiere mayor sentido a medida que el filme avanza: el pibe es la génesis y la prolongación de este enorme cantante americnao.
De un modo misterioso aunque real, Bob Dylan ha sabido traducir en sus canciones las almas de muchas otras personas. Solitarios perdedores y ambiciosos hombres de negocios, mujeres trabajadoras de sol a sol y hombres de manos grandes y corazón puro. Gentes. Gentes de aquí y allá.
Imposible no ver en Dylan al menos un aspecto de uno mismo. Un fragmento de quien se ha sido o de quien uno quisiera ser. La mente de Dylan parece contener un basto continente de experiencias y sensaciones. Es, en algún sentido, la sabiduría borgeana en clave de relato musical.
Su letra es ilustremente callejera y reveladora; y su música una energía que parte de lo simple y se pierde en el horizonte de lo complejo para luego volver llena de sorpresas.
Pero todo esto ya ha sido dicho y seguramente lo volverá a ser muchas otras veces.
Leí por ahí que Dylan tiene una marcada predilección por el western y por geografías como Texas. Lo desértico. Lo puro e inexplicable que es propio de la inmensidad.
Claro, uno se imagina a Dylan más como un habitante de la moderna Roma, Nueva York, que arriba de un caballo. Pero ahí lo tenemos con su sombrero de dos alas metido hasta las orejas, viendo clásicos de John Ford y sintiéndose un orgulloso hijo adoptivo del Oeste americano.
Entonces Dylan, como en sus canciones, comienza a trascender la fotografía del trovador que sobrevivió a los años de protesta y la “electrificación” del folk. Ahora también es un cowboy. Y el habitante marginal de una ciudad super poblada. Y el chico aquel que una vez fue un músico en Minessota. Y una estrella a la que nadie entiende pero todos pretenden traducir. Y un modelo de conducta al revés. Y un heredero de Rimbaud en una sociedad en la que a nadie le importa un pito quien es Rimbaud. ¡Y un amigo bastante cercano de George Bush! Un fugitivo (el mismo que terminó hace unas semanas preso en una comisaria porque los policías de Long Branch no le creyeron que él, Bob Dylan, era Bob Dylan). Un hombre hijo de muchísimos otros hombres y mujeres. Un rolling stone.
Diccionario de la vida, compendio de fórmulas para seguir vivo, embrujo que es todos los embrujos, manual para principiantes y avezados, como Zaratustra, un libro para todos y para nadie. Su obra nos inspira, nos salva y nos proteje del frío igual que un fuego nocturno en medio de la nada.
 
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  08 » Sep 2009
Peligrosamente absurdo
  A continuación algunas de las cosas más absurdas y estúpidas que jamás se hayan dicho. Algunos políticos americanos están a la cabeza.

- Donald Rumsfeld, secretario estadounidense de Defensa, el 12 de febrero de 2002: "Las informaciones que dicen que algo no ha pasado siempre me resultan interesantes. Hay cosas que sabemos que sabemos. También hay cosas desconocidas conocidas, es decir que sabemos que hay algunas cosas que no sabemos. Pero también hay cosas desconocidas que desconocemos, las que no sabemos que no sabemos".

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