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El sábado a las 21 en el teatro La Baita de Bariloche volverá a subir el telón de la obra teatral “Días contados”, de Oscar Martínez. Actuán Alex Benn, Sol Alonso, Carlota von Gebhardt y Adrián Marré.
A veces la vida sí que pasa frente a tus ojos.
Hace un par de semanas estrenó en La Baita, “Días contados”, la obra teatral escrita por Oscar Martínez y que aquí puso en escena un grupo de actores de Bariloche, dirigidos por Alex Benn.
Con “Días contados” bien puede ocurrir eso, que la vida pase rauda frente a tus ojos para dejarte picando la oportunidad de repensar tu pasado, tu presente y quien sabe si tu futuro.
“Días contados” es una obra profunda más no solemne que trata tópicos de la vida familiar que en muchas ocasiones quedan convertidos en puertas secretas: amor entre padres e hijos, la enfermedad del “abuelo” y amor, otra vez, entre personas que un día fueron y ya no son.
La vida sigue su curso. Después de las heridas mutuas, de la precariedad, los malos entendidos, los problemas de diverso color e índole. La vida continúa su ritmo triunfal hacia un horizonte del cual ignoramos su trama.
Y nosotros, hijos del rigor, estamos obligados a no olvidar que siempre hay una oportunidad delante. Un tren que se ha ido no es más que la promesa del tren por venir.
Los personajes de “Días contados” se retuercen entre las paredes de sus propios sentimientos. Llevan años queriéndose tanto como pasándose la pelota del enojo y la decepción.
La obra necesita actuaciones que transcurran por la delgada línea que une el amor, la comedia, el drama y el espanto. Nadie será defraudado por esto, el elenco es sólido. Cada una de las interpretaciones se encuentra imbuida del compromiso con lo sutil.
No hay impostura en ninguno de sus gestos sino apenas el rostro herido, la risa honesta o irónicamente honesta, de quienes padecen y buscan cada día de su existencia.
Sol Alonso soporta estoica, plena y brillante la gran responsabilidad que significa llevar sobre sus hombros el peso metafísico de la obra. Carlota von Gebhardt compone tan perfectamente a esa madre abrumadora que uno tiende a olvidar que hay un escenario en frente para remontarse a otros seres muy reales. Mientras Adrián Marré encarna al psiquiatra tentado por el abismo de su celular, con una prestancia y un dolor que no amerita dudas.
Alex Benn en su doble rol de director y protagonista nos ofrece una lección de inteligencia artística. Su personaje es un hombre contenido, alguien que ya aprendió la lección de tanto darse golpes en la frente. Su esfuerzo no es en vano y Benn se sostiene a base de puro talento actoral. |
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