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Un adelanto de un extenso artículo que escribí para "Río Negro" sobre Jeff Bridges y que saldrá publicado en algunos días.
No fue Bad Blake quien lo sedujo a ingresar al universo de la música. Fue, más o menos, al revés. Siendo joven Bridge se soñó primero músico y después actor. Como es público y notorio se transformó en un actor que hace música. Una combinación que otros actores consagrados han probado con regular suerte en el pasado. Ahí los tienen, y cito a “Esquire” que entrevistó a Jeff y le adosó al reportaje una estupenda serie de fotos suyas posando como cantante de los 50, a William Shatner (“The Transformed Man”), Telly Savalas (“Telly”), Burt Reynolds (“Ask Me What I Am”), Tony Danza (“The House I Live In”), ¡Don Johnson! (“The Essential”).
Con “Jeff Bridges”, así bautizado el álbum, Jeff Bridges persevera en una pasión que lo define como persona y no como personaje. El disco de Bridges destila buen gusto y oscila entre el blues, un soft rock y el country. Cuenta con el resguardado de sobresalientes músicos, hijos de muchas otras batallas, y la producción de una estrella de la industria como T. Bone Burnett. De igual modo, la voz de Bridge y su guitarra no sólo que no desentonan sino que están a la altura de las circunstancias. En internet se lo puede ver a Bridges y a su banda en un mini recital organizado por la revista “Rolling Stone”.
Un puñado de temas alcanza para entender que, al menos esta vez, Bridges no actúa. Por obra y magia de la música, Jeff Bridges, es simplemente un músico haciendo música.
"What a Little Bit of Love Can Do" |
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