|
Esto, como todo, viene de lejos.
Nos equivocamos al pensar que los conflictos tienen un motivo inmediato o subyacente al que podemos alcanzar con unas pocas paladas de tierra. Si una anécdota irrumpe e interrumpe nuestro ir y venir, si una mota afecta la perfección de nuestro traje, si un objeto bastante más grande que un simple átomo se interpone entre nosotros y el objetivo propuesto, no es porque las causas de tal cruce, incómodo, pérfido tal vez, odioso, se encuentren a la vuelta de la esquina. El dolor verdadero siempre remite a un pasado infinito como la infancia y la juventud unidas por el mismo beso.
Y como te decía, como decía, como nos decía, porque a esta altura de los acontecimientos ya no sé si soy sólo yo o sólo vos, o ambos, o ninguno y esta carta se escribe en mi mente, en el papel de una servilleta de un bar en Londres, o en la pantalla de una computadora en Puerto Natales, Deep Patagonia. Es que aun somos y seremos wild people. Nos alcanza con respirar el sur.
Te extraño hermano. |
|