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08 » Nov 2010 |
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Una de zombies |
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1. Sin explicaciones
No hay explicaciones rotundas para los zombis. No hay verdaderos decálogos. No hay manuales de uso. Los zombis son. Las conjeturas siempre anidan en el lugar más cómodo: apenas teorías carentes de peso.
El zombi surge como propulsado por fuerzas misteriosas y cuando lo hace es para que la sangre irrumpa en escena. Un día están y al siguiente quién sabe. Virus, experimentos tecnológicos fugados de los laboratorios, todo es factible. Los zombis exponen un argumento irrebatible y despiadado: aun muertos se alimentarán de los vivos.
2. El zombi que no cojea corre
Se los ha visto arrastrar las piernas con la determinación de quien ha pagado por su destino. Las piernas o lo que aún quede indemne de sus extremidades.
Con el ánimo intacto, con la frente en alto (si es que alguien no les voló la cabeza de un disparo), los zombis avanzan hacia el cuerpo del ciudadano común, usted señor, usted señora.
El sonido de los pies confrontando el asfalto de la calle: ése es el sonido más zombi de todos los sonidos.
Por supuesto, con el paso de los años y las remakes de las remakes surgieron excepciones a la regla. En algunas películas contemporáneas los zombis aprendieron a correr. Histérica, desesperadamente. Correr con las bocas abiertas y los ojos desorbitados. El propósito es el mismo: almorzar lo que quede de humanidad. Pero las causas por lo general son otras: un virus letal, dinámico y furibundo que los empuja al infinito. Los verás correr, y mucho, en "28 días después".
La demás reglas de los zombies en diario "Río Negro" |
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Categoría : Cine | Comentarios [0]
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