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Por Berta Flores
El bebé agarró con sus manitas el envase vacío de plástico verde
que había quedado en la mesa, intentó llevárselo a la boca, sin lograrlo.
Entonces, tironeándolo hacia uno y otro lado, lo llevó hasta rozar sus ojos negros,
que transmutaron verdes.
De esta manera el bebé pudo aprehender el árbol y el pasto. |
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