|
Marlango es Leonor Watling. Okey, convengamos en que es dos personas más: Alejandro Pelayo y Óscar Ybarra. Pero sin ella, Marlango, el proyecto, no es.
No tiene sentido elaborar una teoría acerca de Marlango como materia musical. Como estrategia.
Es un grupo, una persona, una voz, una idea romántica, un flash. Es tecno músic y música de cabaret. Es también un poquito de sonido de cámara y de modulación femenina de los 80. Entre Grace Jones y Annie Lennox. Es mucho más también porque contra toda regla de marketing, este trío no deja de experimentar en cada disco. Diría en cada canción. Su percepción del gusto ajeno no parece errada y los números los acompañan.
Escucho Marlango con un dejo de nostalgia. Con el innegable deseo de que algo pase. De que cruja la tierra bajo mis pies. Porque Marlango es un conjuro. Un encuentro de brujas. Un recipiente lleno donde presente y futuro se cocinan. |
|