Dos cruceros, el MS Explorer y el Fram, dos "momentos" en la Antártida. Ambos activaron las alarmas de lo que podría suceder en el futuro con un turismo masivo en el continente blanco.
Los hechos como son: un negocio temerario
Estos son los hechos: para las grandes operadoras de turismo existen dos segmentos de consumo muy bien estipulados. El primero corresponde al turista común y corriente que espera un viaje de 10 a 15 días recorriendo, sin esforzarse mucho, algunos de los paisajes más atractivos de la Patagonia. El segundo, a uno de alto perfil, que recorrerá puntos específicos del sur (Torres del Paine, Perito Moreno, Usuahía) y luego se trasladará hacia la Antártida. Se trata de gente de clase media alta europea o americana, profesionales universitarios, empresarios, seres humanos exitosos y concientes de su deseo de recorrer el fin del fin del mundo, más allá de las advertencias y la oposición de los grupos ecologistas. Es decir, es personas que leen libros, diarios y, por lo general, andan con una lapto y un teléfono celular de última generación en la mochila.
Esta cifra creciente, la de los adultos clase media de países desarrollados en viaje, ha ido “popularizando” el trayecto a la Antártida (y en esto el boca a boca y las camaritas digitales tienen mucho que ver). Un apetito colectivo que, a su vez, ayudó a que los “paquetes” con destino sur, hielos eternos incluidos, se expandieran. Y a mayor cantidad de consumidores, más accesible se torna el precio.
Es curioso observar como este tipo de comprador plus, se entrega a las manos de su agente de turno. Muchas veces parecen no medir que se trata de un viaje realmente extremo. La prueba de que esto no es una vuelta a la calesita, son los últimos accidentes ocurridos el verano pasado.
Por un lado, los conservadores apuntan a la contaminación innecesaria del ambiente: basura en general (arriba se come, orina y defeca, por supuesto) y combustibles y desechos varios producto del funcionamiento de los enormes motores de los cruceros.
Por otro, la industria avanza de modo temerario. Trasladar “gringos” a la Patagonia se ha transformado un negocio interesante y cuanto más extremo, aventurero y especial es el recorrido, más alto el precio a pagar. Los nuevos tours personalizados pueden costar un promedio de entre 500 a 2000 dólares por persona, día, con todo incluido. Un viaje a la Antártida, oscila entre los 7000 y los 14 mil dólares por persona, dependiendo de las comodidades y lo extenso del “paquete” que se ha comprado.
Los analistas en la materia apuntan a que tarde o temprano veremos barcos no preparados para las contingencias de un clima muy severo y que, como si fuera poco, no abundan los capitanes con experiencia en esas aguas.
Antes de tomar un tour a la Antártida habría que considerar las características del barco (¿es un crucero común o uno con casco reforzado para distintos escenarios climáticos?)y el currículum del capitán del crucero (¿cuántas veces hizo el trayecto al continente antártico?). No es broma.
Pedro Cid, es un destacado investigador chileno que desarrolla su trabajo en la Dirección de Programas Antárticos de la Universidad de Magallanes, ubicada en la última región de Chile. Físico-químico con estudios y posgrados en algunas de las más prestigiosas universidades de los Estados Unidos se ha especializado en el estudio de la “salud” y el comportamiento del continente blanco. Conversamos un tiempo atrás en la época en que un barco repleto de turistas, el MS Explorer de la empresa GAP, se accidentó en la Antártida provocando la atención de la prensa del mundo. La charla tiene una serie declaraciones inquietantes acerca del impacto del turismo y el cuidado ambiental de esa región aun sin explorar, y que deberían servir a un debate profundo del tema.
-¿Crees que existe una relación entre los accidentes de los últimos tiempos y la inexperiencia de los capitanes que manejan los barcos en este contexto de nuevo turismo o turismo de aventura que está llevando cada vez más gente a la Antártica?
-El incremento de la actividad turística en la región ha hecho que las empresas turísticas se sobredimensionen y tomen riegos en términos logísticos y de personal para abaratar costos, con el consecuente sacrificio de algunas normas de seguridad. La no existencia de gran cantidad de personal experimentado en navegación Antártica hace a las empresas recurrir a personal que no tiene las calificaciones y esto por cierto aumenta el riesgo de accidentes en la región. Todo este panorama se obscurece aun mas si consideramos que no existe una manera efectiva de fiscalización de las actividades turísticas en la Antártica por tratarse de un territorio fuera de la jurisdicción de un país especifico. Esta situación llevara a un aumento de los accidentes hasta que se llegue a un consenso internacional en términos de la regulación de la industria turística. También es importante considerar los altos costos de una operación de rescate y posterior limpieza cuando se produce un accidente. -Ahora bien, ¿Cómo afecta o podría afectar el turismo al continente blanco?
-La actividad turística incrementara en forma importante la contaminación y la alteración del continente Antártico, con la creación de facilidades para acomodar este flujo de turistas se transforma el ambiente y el mismo interés por la naturaleza promoverá la desaparición o modificación permanente de esta reserva natural. -¿Los cruceros tienen alguna incidencia en la contaminación de la Antártica?
-Yo creo que si, es inevitable que se liberen residuos en las áreas visitadas, así como también es clara la contaminación acústica que se genera, produciendo una fuente de estrés para las especies que pueblan el sector. Además, con el incremento de la cantidad de cruceros, se harán mas frecuentes los accidentes y con ello los derrames de combustible y otros materiales ajenos al entorno natural -¿El turismo, los accidentes en la Antártica te sugieren en sí alguna reflexión?
-El fenómeno de la desaparición o modificación de sectores naturales ha sido un problema que se ha repetido muchas veces en diferentes partes del mundo. Creo que la única manera de evitar o minimizar un daño irreparable en el continente Antártico sería a través de la educación y el compromiso de todo el mundo en mantener una cantidad mínima de visitantes y una regulación estricta con
normativas internacionales a empresas turísticas. -Justo que hablamos de turismo, veo que los países están involucrados en la materia llamada "Soberanía". De algún modo todo confluye, turismo, soberanía y actividades de reconocimiento y conocimiento, que lo llevan a uno a pensar que la Antártica en breve terminará poblada de manera más densa de lo que hemos visto hasta ahora. ¿Te imaginas un futuro donde se respeten las necesidades del continente blanco de permanecer inmaculado y solitario?
-Creo que lamentablemente no hay manera de detener el flujo de personas con cualquier propósito hacia la Antártica. La única esperanza que tenemos es en hacer este proceso lo más lento y regulado posible. La insistencia de los países en soberanía probablemente se incrementara en los próximos años, especialmente debido a la búsqueda de energéticos y minerales. Así cada país promoverá las visitas de sus ciudadanos al territorio Antártico con excusas científicas o turísticas, pero el motivo principal será el ejercer soberanía de alguna forma. -No hay una contradicción entre turismo masivo y preservación del medio natural, especialmente el antártico que parece tanto o más frágil que otras zonas del planeta?
-Si hay una gran contradicción, ya se ha encontrado que los visitantes Antárticos traen consigo sin darse cuenta un montón de especies foráneas, tales como bacterias, parásitos, u otras especies en los zapatos, ropa u otros medios. -¿Qué podemos esperar en el futuro en lo que se refiere a contaminación en la Antártica producto del turismo internacional?
-Un incremento exponencial en la contaminación inadvertida y por descuido que progresivamente iniciara un cambio irreversible en el medio ambiente Antártico. Todo esto combinado a los efectos del cambio climático traerá una gran transformación al continente blanco. -¿Existe una forma de compatibilizar turismo y protección del medioambiente antártico?
-Creo que lo único que se puede hacer, como lo he mencionado antes, es hacer una serie de regulaciones internacionales y que las compañías que operan en la Antártica se comprometan a respetarlas. Así podremos extender lo más posible el cambio inminente a este continente.
Perfil de Pedro Cid
FISICO- QUIMICO
Investigador, Dirección de Programas Antárticos y Sub-Antárticos, UMAG.
Assistant Professor, University of Connecticut, CT, USA, 2001-2006
Postdoctoral Fellow, University of Akron, Akron, Ohio, USA, 1997-99
Postdoctoral Research associate, University of New Mexico, NM, USA, 1995-96
Postdoctoral Research associate, Michigan State University, MI, USA, 1994-95
Ph.D., Physical-Chemistry, University of New Mexico, Albuquerque, NM, USA, 1992
M.S., Physical-Chemistry, University of California, Davis, CA, USA, 1988.
B.S., Química, Universidad de Chile, 1979
AREAS DE INTERES:
Química Ecológica, Química Arqueológica, Química Atmosférica, Química Forense, Reacciones Ion-Molécula, Laseres en Química, Fenómenos no-lineales en gases, Métodos Computacionales en la Enseñanza, Modelos Moleculares.
