No están todos pero si algunos de lo más significativos. Podría haber utilizado también la palabra bochornosos, porque este término implica verguenza ajena. Sin embargo, patético tiene una sonoridad más efectiva. Con ustedes, los momentos más patéticos del Hollywood contemporáneo.
Triple X. Vin Diesel acaba de ser sometido a una prueba de habilidad en un bar. Después que golpeó a cada unos de los agentes secretos apostados como actores, les explica a estos entrenados muchachos como es que en menos de un segundo descubrió que era una farsa. ¡Mi tía trabajaba en un bar y jamás usó esos tacos!. Sencillamente dramático. Y una más: un grupo de mercenarios es la lanzado quién sabe donde desde un avión en movimiento: ¡Vivo para esta mierda!, grita Vin. En fin. Memorable.
Patch Adams. Son varios, superficiales y desgastantes los momentos recreados por el gran Robin Williams acerca de la vida del médico Hunter Adams. Leí por ahí que él mismo actor se lamentaba de esta performance que la mayoría de las veces se desarrolla al borde del ridículo. Por ejemplo, todo el pasaje que abarca la juventud del “doc sonrisas”, interpretada por un Willis supuestamente joven, pues, es sosa además de poco creíble. Desde el peinado hasta el gesto tierno que pretenden traducir sus ojos dormilones. La escena de la señora mayor metida en una tazón gigantesco de fideos, supera el subrrealismo mágico hasta alcanzar las fronteras desconocidas del mal gusto.
Este trailer de "El especialista" no revela el momento en cuestión pero alcanza para darse una idea del tono del film.
El especialista. Silvester Stallone y Sharon Stone, protagonizaron las más estúpida, lavada y pretenciosa escena de sexo jamás filmada en la historia de Hollywood. Fue en el transcurso de la pésima “El especialista”, que tiene una sóla cosa positiva: la actuación del James Wood. Con los años, Stallone se transformaría en una careta de sí mismo, obligado a resucitar sus propios monstruos, y la bella Sharon, padecería un aneurisma y volvería, sin suerte, al ruedo con “Bajos instintos 2”. O al revés.
Había olvidado lo tonta que es esta película hasta que repasé algo de ella en este trailer.
Batman y Robin. Una combinación fatal. Un director pro industria, un títere del mercado como Joel Schmacher y un actor mediocre y publicitable como Chris O'Donnell en el papel ¿de su vida?, haciendo de Robin. Un film innecesario, torpe, soporífero, recargado hasta lo indecible y un Robin, que al menos pudo tener el decoro de no resultar tan obvio. Pero no, ni eso. Y tal como dijo George Clooney, quedó claro que entre Batman y su ayudante había algo más que una entrañable amistad. La escena: Robin se roba una de las motos de su mentor y sale a hacer justicia. Su rostro puber, desnuda dolor e incomprensión. Ha sufrido demasiado, el héroe.
Volcano. El clímax de la película ha llegado a su final. La furia de la naturaleza arrasó con todos a excepción de los protagonistas. Además del dolor, al final de cuentas, quedan cenizas y barro. Entonces -oh boy!- un niño se da cuenta de que “buenos y malas onda”, están bañados por el mismo manjar místico, una rara mezcla de hollín, ceniza blanca, agua y polvo. No hay quién no tenga el cuerpo cubierto de esta sustancia viscoza. ¡Somos iguales ahora!, asegura un pequeño, entonces este insufrible film protagonizado por Tommy Lee Jones, nos regala una lección de vida: cuando llueve barro (o caca), todos son grises (o marrones).
Juan De Marco. Marlon Brando baila con una sonrisa falsa en los labios, con la hermosa y elegante Faye Dunaway. Algo no encaja, algo está muy mal con este psiquiatra convertido en paciente. Johnny Deep, fue el que más ganó con la partida, se hizo amigo del enorme Marlon y compartió noches de recuerdos.
The score. Otra vez Brando, ahora alrededor de un baño termal en Montreal. No se lo cree ni él, ni Robert de Niro, pero bueno, las leyendas también son fans de alguien.
El chacal. El personaje intepretado por Richard Gere, un ex soldado del IRA, se encuentra con su antigua amante. El tipo fue un duro de corazón tierno. Fuera de la cárcel gracias a un trato con el gobierno de los Estados Unidos se esfuerza por enmendar sus errores. Gere, no debería haberse puesto en una camisa que le quedaba enorme. Sus ojos, sus lágrimas de cocodrilo, no hacen sino iluminar lo obvio: que lindo y mal actor que es y ha sido siempre.
Kenny Loggins, recostado en una cama, no desentona con la idea general del film.
Top Gun. Tom Cruise se sube a la moto o al avión y ya está. Llega a la cima del kitsch. Ya lo saben: “Highway to the Dangerzone”.