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24 » Jul 2008 |
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Mediomundo: Tu velero |
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Ésta es la típica conclusión que otorgan los años: en este baile no hay redención posible. Vivir es luchar con escasos y raros momentos de sosiego en el medio. Podría, incluso, reformular la idea: vivir es el desafío de nadar o sufrir el incómodo percance de ahogarse. La paradoja de avanzar sabiendo que jamás se llegará.
Es el transcurso hacia lo que queremos, no lo que queremos específicamente, lo que valida el propósito. De tanto escribirla, he terminado por creerme esta oración.
Si el fin fuera, por ejemplo, leer todos los libros de Truman Capote, me perdería de pleno el goce de explorar lo intenso de su literatura. No es Nueva York, sino la alegría de recorrerla con el mapa guardado en el bolsillo. Ni los hijos por los hijos, sino el verlos crecer y los besos que recibirás en cualquier momento.
De cada uno de estos aliados necesitamos para combatir el ritual del esfuerzo.
Mediomundo |
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Categoría : Mediomundo |  Comentarios [2]
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  Seda y corazón |
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Por : Oscar | 25 » Jul 2008 | 08:00 pm |
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No se por razon del nombre del correo, por el tufillo romantico de alguien que conserva la sutil delicadeza del idioma para implantar luces de colores.
Lo cierto es que me impùlso a escribir estas lineas la imprecisa pero constante inquietud de conectar a quien siento instalado en mi frecuencia.
Hace unos dias recupere un recorte donde Claudio Andrade escribia una nota SEDAyCORAZONque me hizo sentir ante la hoja y garabatear algunas cosas.
Patagonico por adopcion vivo atento a mi paisaje que es de pero poblado de miticas imagenes y visiones.
Tengo edad suficiente para sentir que ya regreso. Sinembargo vibro con la pasion de quienes ponen en la letra tanta cosa no dicha. |
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El mejor día de tu vida |
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Por : Marcelo | 25 » Jul 2008 | 08:27 pm |
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Claudio, soy de Bariloche y te escribo a colación de un texto tuyo aparecido en el Río Negro del...14 de febrero. Si, llego un poquito tarde pero para serte sincero es un márgen de error que me permito en virtud de que mi batalla contra el tiempo ya la perdí hace rato. Al menos con su manejo.
Apareció la columna a la que me refiero bajo el título "El mejor día de tu vida" y quería comentarte que si bien no soy una persona para nada dada (valga el trabalenguas) a escribir a gente que no conozco personalmente en esta ocasión hago una excepción. Y la voy a hacer porque me pareció francamente hermoso lo que expresaste, con la belleza que se esconde detrás de las verdades más profundas y que, paradójicamente, se nos muestran tan veladas. Quizás sea por esa falta de tiempo que nos impide detenernos a reparar en lo simple.
Y esa es la virtud que rescato de tu relato. Lograste (al menos en mí) conmover, movilizar, dejar pensando a travez de algo muy simple y muy bien comentado.
Te felicito sinceramente y dejame decirte que (como manifestas en la columna) si escribías/escribís soñando ser Hemingway, Ernst y vos comparten algo, y es que cada uno a su manera intenta (y lo logra) llegar a los corazones.
Y en el final ponés "... no hay instancia mas perfecta que aquella que nos descubre en litigio por los deseos más profundos". Es verdad, ese es el mejor momento de nuestras vidas, coincido plenamente.
Nuevamente felicitaciones. |
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