En este video podemos ver a Michael Jackson en vivo, cantando y bailando y por largos minutos. Una oportunidad de comprobar su capacidad como artista íntegro.
El tiempo ha transformado la figura de Michael Jackson. El tiempo y las cirugías, claro. No deja de ser injusto que uno de los mayores artistas pop termine siendo el reflejo de sus empeños lunáticos y no de lo que su música logró en millones de personas.
Hace un rato tomé una canción al azar de las muchas que grabó, y no puedo negar que me resulta fantástica: “Rock with you”. Su ritmo, el falsete desde el fondo de la estructura sonora, el encadenamiento de las melodías y la sensación de que el cuerpo de este proverbial artista se mueve como un tornado.
Por cierto, fue Michael quien dejó su rostro en manos de los cirujanos. En especial de uno que días atrás se internó en un psiquiátrico, sin embargo, el arte de Jackson está por sobre la mediocridad e incluso la locura que a él mismo alimentó durante años.
Cada generación aspira a poseer su monstruo pop entre los artistas existentes. Jim Morrison fue un titán herido que perdió el alma en París. Sid Vicius esperó en semi inconciencia su propio epílogo en un hotel de Nueva York luego de haber matado a su novia Nancy. Jackson ha sido expulsado -¿forever?- de su reino de fantasía. ¿Lo merece? Por estos días a nadie parece importarle. Los paparazis lo buscan para encontrar nuevas deformaciones a su rostro pero los especialistas de música ya se han olvidado por completo de él.
Hace unos días se filtró en la red su último single: “Hold my hand” una canción, por cierto, no muy prometedora. Pero es lo de menos. El bagaje histórico de Jackson es tan amplio que podría continuar por décadas haciendo recopilaciones de sus grandes éxitos.
El mes pasado se comentó también que Michael podría relanzar su carrera en Las Vegas como parte de una estrategia para pagar la deuda de 23 millones de dólares que involucra a su rancho Neverlad en California. La idea es que Jackson se convierta en artista permanente de uno de los grandes hoteles de la ciudad del juego. Dificilmente el dinero sea un problema insalvable: a Michael le bastaría escribir su versión de los hechos en capítulos para juntar una fortuna en cuestión de meses.
Su verdadero desafío es hacerle entender a las generaciones del siglo XXI que aun no lo escucharon, que hace, digamos, unos 20 años era una de las mayores leyendas vivas de la música pop. Por otro lado, debe convencer a quienes si lo conocieron y a muchos de quienes lo admiraron que aunque está un poco tocado de la cabeza, no llega al punto de impedirle generar un buen álbum que merezca bailarse en casa o remixarse en una disco de 5 mil personas.
Su rostro deformado, su vida excéntrica, su misteriosa forma de actuar, no ayudan en lo absoluto. Pero, confiamos en que el señor Michael Jackson encontrará una puerta de escape a su laberinto. No pocos ansiamos volver a deleitarnos con su ritmo mágico y pagano.
para claudio andrade
