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Dos documentales que me han dejado discutiendo largas horas:
“Capturando a los Friedman”, de Andrew Jarecki y “¿Quién diablos es Jackson Pollock”?
En ambos las verdades a medias, los grises y los oscuros de la información y los puntos de vista terminan haciendo la gran diferencia. Uno no encuentra estas fantásticas producciones en la parte alta del exhibidor, hay que buscar más abajo. Algo que ocurre también con algunos buenos vinos, los que figuran anónimos, en los confines de los supermercados.
Después de verlos, las definiciones que aquí se plantean los dejarán en funcionamiento. Como una máquina que no consigue apagar su motor.
Porque después de todo, detrás de algunas de las afirmaciones más furiosas, hay un montón de papeles sueltos, de explicaciones nunca dichas, de negaciones y obviedades tapadas con un dedo flaco.
Los Friedman
¿Pollock? |
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