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07 » Mar 2008 |
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Capote |
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Una reflexión que me surgió a eso de las 3AM después de ver por cuarta vez "Capote".
La desesperación de Truman Capote durante los meses inmediatos a la ejecución de Perry Smith y Dick Hickock estaba alimentada por la propia construcción de un universo literario en tiempo real y que en definitiva correspondía al terreno de lo verídico. Su pretención de atravesar el espejo de la ficción para tratar cara a cara con la no ficción lo instaló en un espacio creativo en donde no era él quien conducía los hilos de la historia que contaba sino alguien más: tal vez los mismos personajes, tal vez el destino. La consigna de no mentir, de no ficcionar a lo largo de su relato, lo enfrentó a la encrucijada de esperar por tiempo indefinido por el desenlace de los hechos o renunciar a su aventura por otra donde lo ilusorio desempeñara su habitual papel.
Esta espera angustiante y dramática, puesto que implicaba la muerte de sus personajes, terminó agotando sus más íntimas energías como ser humano. Capote nunca volvió a terminar un libro dice el epílogo de la película que lleva su nombre. Una parte de su persona se había ido junto con la vida de Perry y Dick. |
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Categoría : Cine | Comentarios [0]
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