El jueves 1 de octubre se presenta en Urbano (Av. Roca 1469), se presenta Cababislito Funk. Gustavo Giannini (bajo), Martín Zárraga (guitarra) y Guille Ochonga (batería). Un power trío al que la palabra power no le queda grande.
Este viernes a las 21 la Asociación de Amigos del Museo Municipal de Bellas Artes, Juan Sánchez, propone una nueva fecha del Ciclo de Conciertos de JAZZ .
En esta oportunidad se presenta el grupo “(E) VE quarteto”, integrado por: Eduardo Morillo, en saxos tenor y soprano; Ernesto Pugni, en batería; Víctor Valdevenito, en contrabajo y Ernesto Amstein, en piano. Jazz contemporáneo con obras de Jarret, Monk y Corea, entre otros de propia autoría, como “Pequeñas cosas” de Víctor Valdevenito.
El valor de la entrada general es de $10, se pueden reservar anticipadas al teléfono 15692325, o sacar en puerta el viernes 2 a las 21 pm puntualmente en el Museo.
No hacen falta más prospectos “Jazz para millones” tiene un alma y propósito. La banda suena realmente bien. Los arreglos de Enrique Caneo son originales, no demasiado respetuosos pero si muy atinados. En un ensayo general antes de su actuación, mañana viernes a las 20,15 en el Museo de Bellas Artes de Roca, pasaron personales (o grupales pero especiales y únicas al fin) interpretaciones de “Fly me to the moon”, que tantas veces le escuchamos cantar a Frank Sinatra, “Summertime” y “Nearness of you”, brevísima balada que recuperó del pasado Norah Jones. También forman parte del repertorio el tango-bolero “Nostalgias” de Juan Carlos Cobián (musica) y Enrique Cadícamo (letra), el bossa “Chega de saudade” y, finalmente, un tema del propio Caneo “Papito, papá” en clave de funk-jazz.
"Jazz para millones" son: Mauricio Luzzardi, piano; Claudio De Angelis, bajo eléctrico; Ernesto Pugni, batería y percusión, y Enrique Caneo, guitarra, vos y arreglos.
El ciclo está auspiciado por la Asociación de Amigos del Museo y el valor de la entrada será de $10
Distintas y valiosas versiones de un gran tema de Bob Dylan.
Un niño de apenas once años se sube corriendo al vagón de un tren en marcha y comienza a relatar su muy particular historia. No es fácil concebir que un crío albergue tantas experiencias dentro. Ha sido músico toda su “larga” vida. Ha sido pianista. Guitarrista. Compositor de éxito. Pudo, incluso, según sus propios dichos, haberse convertido en millonario junto a cierta gente. ¿Cómo es que andas por estos lados?, le preguntan dos vagabundos que le sirven de espectadores. Entonces el chico mira hacia la hierba del campo como si fuera una correa sin fin. “El descuido”, dice y se queda en silencio. Corte. Otra escena.
La imagen que describo viene de una de los tantos momentos que componen “I am no there”, una biografía de Bob Dylan que no tiene nada de tradicional y en la que la figura del músico es representada por diversos alteregos interpretados a su vez por sobresalientes actores. La escena adquiere mayor sentido a medida que el filme avanza: el pibe es la génesis y la prolongación de este enorme cantante americnao.
De un modo misterioso aunque real, Bob Dylan ha sabido traducir en sus canciones las almas de muchas otras personas. Solitarios perdedores y ambiciosos hombres de negocios, mujeres trabajadoras de sol a sol y hombres de manos grandes y corazón puro. Gentes. Gentes de aquí y allá.
Imposible no ver en Dylan al menos un aspecto de uno mismo. Un fragmento de quien se ha sido o de quien uno quisiera ser. La mente de Dylan parece contener un basto continente de experiencias y sensaciones. Es, en algún sentido, la sabiduría borgeana en clave de relato musical.
Su letra es ilustremente callejera y reveladora; y su música una energía que parte de lo simple y se pierde en el horizonte de lo complejo para luego volver llena de sorpresas.
Pero todo esto ya ha sido dicho y seguramente lo volverá a ser muchas otras veces.
Leí por ahí que Dylan tiene una marcada predilección por el western y por geografías como Texas. Lo desértico. Lo puro e inexplicable que es propio de la inmensidad.
Claro, uno se imagina a Dylan más como un habitante de la moderna Roma, Nueva York, que arriba de un caballo. Pero ahí lo tenemos con su sombrero de dos alas metido hasta las orejas, viendo clásicos de John Ford y sintiéndose un orgulloso hijo adoptivo del Oeste americano.
Entonces Dylan, como en sus canciones, comienza a trascender la fotografía del trovador que sobrevivió a los años de protesta y la “electrificación” del folk. Ahora también es un cowboy. Y el habitante marginal de una ciudad super poblada. Y el chico aquel que una vez fue un músico en Minessota. Y una estrella a la que nadie entiende pero todos pretenden traducir. Y un modelo de conducta al revés. Y un heredero de Rimbaud en una sociedad en la que a nadie le importa un pito quien es Rimbaud. ¡Y un amigo bastante cercano de George Bush! Un fugitivo (el mismo que terminó hace unas semanas preso en una comisaria porque los policías de Long Branch no le creyeron que él, Bob Dylan, era Bob Dylan). Un hombre hijo de muchísimos otros hombres y mujeres. Un rolling stone.
Diccionario de la vida, compendio de fórmulas para seguir vivo, embrujo que es todos los embrujos, manual para principiantes y avezados, como Zaratustra, un libro para todos y para nadie. Su obra nos inspira, nos salva y nos proteje del frío igual que un fuego nocturno en medio de la nada.
"Live forever", uno de los grandes temas de Oasis.
Al final de la tortuosa relación que han sabido mantener Liam y Noel Gallagher sólo quedarán canciones. Las peleas, las luchas intestinas, las borracheras, los altercados, las riñas de bar de mala muerte, apenas si agregarán un capítulo medianamente simpático a la historia de una de las más importantes bandas del rock inglés.
En coincidencia con el último adiós de Noel, con un escueto mensaje publicado en la página oficial de la banda, la canción "Live Forever" fue votada como el mejor tema de todos los tiempos, según un sondeo realizado por la estación radial británica, Xfm, la estadounidense KROQ y la australiana Triple J. Otros temas del conjunto fueron elegidos para la misma lista: "Don't look back in anger" y "Wonderwall".
El primer “comunicado” de Noel no deja mucho lugar a la imaginación, aunque uno puede suponer que los chicos volvieron a agarrarse literalmente a las trompadas. Dijo Noel: “Con algo de tristeza y gran alivio les comento que esta noche dejo Oasis. La gente escribirá y dirá lo que quiera, pero simplemente no podía continuar trabajando con Liam un solo día más. Mis disculpas a toda la gente que compró entradas para los conciertos en París, Constanza y Milán”.
Sin embargo, poco después profundizó en el tema: “El nivel de intimidación verbal y violenta hacia mí, mi familia, mis amigos y mis compañeros ha llegado a un punto en que es intolerable. Y la falta de apoyo y comprensión por parte de mi administración y compañeros de grupo me ha dejado sin ninguna otra opción mas que marcharme de la banda”.
Los rumores no dejan de correr: se comenta que Liam destrozó la guitarra de Noel, al tiempo que este último gritaba “no eres mi hermano”.
En medio de la tormenta Peggy, la madre de los hermanos malditos y talentosos, salió a poner paños fríos a una situación que siempre estuvo presente: "Estoy convencida de que la banda se reformará porque ellos se quieren mucho, pero siempre han sido diferentes. Lo gracioso es que no se peleaban cuando eran pequeños. No peleaban hasta que empezó la banda. Espero que este no sea el fin de Oasis. No creo que lo sea. Es sólo que están cansados al final de la gira. Han tenido peleas antes y han sabido superarlo".
Pero tal y como ya dijo Noel hace unas horas, al menos por el momento no tendremos más Oasis porque Oasis ya no existe.
¿Cómo es que se gestó la figura de este grupo o, digámoslo claro, de este dúo al que ningún otro músico -socio o invitado- fue capaz de seguirle el tranco? Fue a base de buenas, maravillosas y estupendas canciones. Hits. Hablamos de Hits.
En el medio, por supuesto, Liam y Noel mantuvieron una relación que ha sido capaz de recordarnos la cómica y desenfrenada amistad de Tom y Jerry. Tampoco el ego de ambos ha contribuido a suavizar su imagen. Si The Beatles se compararon con Jesús, Oasis siempre quiso pararse a la altura de The Beatles. Como si la banda de Liverpool fuera el único ícono musical que pudiera hacerles sombra. Para el resto del universo musical nunca tuvieron mayores consideraciones. Recordemos, por ejemplo, las palabras poco felices que los Gallagher tuvieron para Blur: “algunos de los integrantes de Blur parecen buena gente, pero espero que otros dos mueran de Sida", aseguraba Noel en referencia a Damon Albarn y Alex James.
Aunque por encima de las trifulcas estuvo la música. Cada disco de Oasis ha contenido al menos un hit indiscutible. Una canción nacida para marcar su tiempo. Y, tal vez en el momento más afilado de Noel, Oasis logró el imposible de componer un disco - “(What's the Story) Morning Glory?”- en donde sólo se escuchaban excelentes temas. Uno tras otro.
De su primer disco, “Definitely Maybe” (1991), figura la atrapante "Live Forever", que ya sabemos lo profundo que caló en públicos de todo el mundo. Luego vino “(What's the Story) Morning Glory?” (1995), un disco perfecto que rompió todos los récords de popularidad (vendió 20 millones de copias) y que puede ser escuchado de principio a fin sin adelantar ni poner pausas. Canciones como "Wonderwall" y "Champagne Supernova" alcanzaron la estatura de emblema generacional.
La hipnótica "Stand By Me" y la muy saturada "D'You Know What I Mean?", que fue presentada al mundo con un super video, de “Be Here Now” (1997), reconfirmó la vigencia y el poderío de Oasis en la escena musical internacional. “Go Let It Out”, incluida en “Standing on the Shoulder of Giants” (1999), fue la punta de lanza de un disco bastante experimental y más arduo de escuchar que los anteriores. Con "Stop Crying Your Heart Out" de “Heathen Chemistry” (2001), el grupo demostró que mantenía intacta su capacidad para componer sobresalientes baladas. "Lyla", de “Don’t Believe The Truth” (2005), presenta a un Oasis en buena forma, rockero, intenso y listo para continuar en la ruta. Finalmente, “The Shock Of The Lightning”, es uno de los temas insignia de “Dig Out Your Soul”, un álbum que merece ser escuchado con especial atención puesto que subraya la madurez de un par que hace rato dejó atrás la adolescencia y la juventud.
Y justo cuando se ponía bueno, pues, Oasis llega a su fin. Pero, haciendo caso de quien seguramente los conoce mejor que nadie, Peggy, tarde o temprano tendremos una reconcilización. Un abrazo. Una cerveza compartida. Entonces, como en el juego de la eterna reencarnación, habrá Oasis para un rato y peleas para siempre.