Armar una banda y no pensar en un nombre es como nacer y no tener DNI. Podríamos decir entonces que esta anécdota es por lo menos rara. Como la banda. O el sonido. Esa singular fusión de new wave con pop rock y algún que otro matiz de reggae.
Y trabajando estaban cuando se les ocurrió el nombre. Pero no eran ellos los que trabajaban sino los obreros de una construcción enfrente del hotel donde se presentaban. Y ese cartel amarillo con Men At Work en negro pasó a ser el ADN de esta banda. Hasta ese momento sin nombre.
Estamos hablando del año 1981 cuando irrumpen en la escena musical con Who Can It Be Now? de la mano de Columbia Records. Rápida aceptación de las radios y a vivir en los charts.
Mientras esta singular melodía recorría el mundo aparece Down Under. Y Australia. Con una flauta y el sonido copiado de una tonada infantil muy popular llamada kookaburra. Nuevamente número uno y éxito repentino sin despeinarse.
Con estos dos cortes nace en diciembre de 1981 el álbum debut Business As Usual. El más vendido en la historia por una banda australiana. Casi 15 millones de unidades. Y entonces Johnny: Be Good , decía Men At Work.
Hasta acá, excelentes ventas y reconocimiento internacional. Entonces salen de gira. Y nada más y nada menos que soportes de Fleetwood Mac. Y nuevo álbum. Pero demasiado rápido.
Entonces Columbia decide esperar. Porque Business As Usual se sigue vendiendo. Y muy bien.
Año1983. Los Grammy. And the winner is...Men At Work.
Mejor Artista Nuevo, ganándole a The Human League, Stray Cats, Asia y Jennifer Holliday. Casi nada. La primera banda australiana en tener este reconocimiento.
Ya está. Sin más excusas, a partir de junio de 1983 se hacen Cargo. Segunda producción. Y la mejor. La Rolling Stone dijo: "un esfuerzo mayúsculo canción por canción por encima de Business as Usual".
Directo al número uno. Con Overkill como el primer corte de difusión.
Y con una perla. It's A Mistake. Lo mejor de Men At Work. Escrita y cantada por el guitarrista Colin Hay y grabada por el tecladista Greg Ham. Una sátira anti nuclear surrealista. Y económica.
Con Cargo encaran una extensa gira. Demasiado extensa. Llevaron el nombre de la banda a lugares impensados por ellos. Que no tenían nombre. Pero esta gira fue agotadora. Y comenzaron a decantar. Hasta quedar tres. Y después dos.
Esta banda conoció el éxito al mismo tiempo que el fracaso.Y su legado fue ese sonido tan particular. Ese sonido Men At Work. Supieron unir sus pegadizas melodías a un estilo divertido y refrescante como nadie.
En 1996, Columbia lanzó Contraband: The Best of Men At Work. 16 temas. Un compilado que tenés que ecuchar. No importa si sos o no fanático de esta banda.
Una guitarra, un bajo y una batería. Tres hombres. Gafas y rock and roll. Amantes de los fierros. Y de las mujeres. Barbas largas. Las más largas y conocidas de la historia del rock. También las más caras (*). Y una granja. La mejor.
(*) En 1984 Gillette le ofreció a Gibbons y a Hill un millón de dólares por afeitarse las barbas en un corto comercial de TV y no aceptaron la oferta.
Referente de los 80. En VHS. Top Gun. Excelente combinación para una película que fue un éxito.
Un morocho para ellas. Y una rubia a partir para nosotros. Un final feliz. Como debe ser.
Y de fondo: Berlín. Con un tema escuchados por todos. Y sobretodo por ellas.
Los cinco de Glasgow. Simple Minds. O el club de los cinco.
Escocia es el origen de este grupo. Y el club... el inicio del éxito. Tan paradójico como la historia de esta banda.
Porque Don't You Forget About Me (tema principal de Breakfast Club) no es un tema propio. Pero los llevó a la fama. Así los conocimos.
Y paradójico porque Jim Kerr es un poeta. Sus composiciones son poesías en estado puro. Respeto absoluto por la métrica y rima de cada estrofa. Como Sting. Algo difícil de encontrar en la música inglesa.
Dueños de una magia única. Lideraron el BritPop de los 80 con temas transformados en himnos que marcaron a toda una generación. Una de las pocas bandas británicas capaces de reventar estadios en los Estados Unidos. Presentados por Jack Nicholson en Filadelfia en 1985. Casi nada.
Negados siempre a transitar el camino de las modas. Hicieron su propia hoja de ruta. Influenciados por el duque blanco,David Bowie. Como todos en los 80. Pero distintos. Escuchar a estos cinco es reconocer la música de una década y una centena de bandas. Pero a lo Minds. Con Charlie Burchill como el cerebro musical. Y Jim Kerr como el corazón de la banda.
Mentes simples. Fiel a sus principios. Y a su música. Considerada una banda de culto. Enemistada con el marketing. Y la continuidad.
Los vaivenes emocionales de Jim Kerr fueron la pausa obligada en la carrera de los Minds. Pero cada regreso borraba el paso del tiempo. Con discos que forman parte del álbum del rock. Y Once Upon A Time como una de las figuritas difíciles, esa que siempre querés. Y tenés que tener.
Muchos seguramente desconocen el nombre de este grupo. También el de los temas. Pero los escucharon miles de veces. Don´t You Forget About Me, dice el tema. El sello Simple Minds. Con más de treinta años en sus instrumentos esta banda sigue Vivito y Coleando. Con una gira por delante. Y promesa de nuevo disco. Como Black & White 050505 (2005) con un sonido que recuerda sus orígenes y sus discos de mayor éxito, como Sparkle in the rain o Street fighting years.
Sigue Minds. Como siempre. Como los conociste. Porque la música nunca fue un capricho. Tampoco una moda. Para estas mentes simples es una filosofía de vida.
Miércoles, hora pico, adentro de un subte que emana calor y olores corporales, veo como mi cerebro divaga esperando llegar a destino sin ser apoyado ni afanado demasiado. Me acuerdo de mi niñez, de lo lindo que era jugar afuera, en el patio y de las múltiples formas de vida que pululaban por doquier.
Discovery Channel? no existía. Apenas una Aventura del Hombre con Mario Grasso y su cara que asustaba. O el gran Jack Cousteau a bordo del Calypso, mostrándonos las maravillas del fondo marino y sus alrededores.
A continuación voy a detenerme brevemente en un recuento de estos bichos y las cosas que recuerdo de ellos, con ganas, por un momento, de tener el tiempo y la máquina del tiempo para volver abajo de la parra, a mirar y explorar: Abeja/Avispa: En el verano sobre todo. Dando vueltas por las canillas, por las flores, por los cachos de Torpedo caídos al costado de la pileta. Quien no fue picado por alguna de ellas, era cuestión de disparar cuando aparecía una de ellas. La leyenda urbana decía con las abejas, que se daban cuenta cuando uno mataba a una compañera y atacaban defendiéndose. Arañas: Esta especie cuenta con dos ejemplares bien marcados. La de patas largas y culo grande y la chiquita y corredora. Babosa: Los tarros de sal que gastábamos en la puerta de lo de mi tío, viendo como se retorcían en el suelo, estas asquerosas criaturas. Bicho Bolita: Blindado, en mi casa hacía pozos para descubrir muchos de ellos y ver cuando se enrollaban, dejarlos en el piso y esperar que vuelvan a enrollarse. Bicho Canasto: Obra maestra de la ingeniería bicheril. Existía una adrenalina por verlo y desazón cuando nada salía de adentro, porque encontrábamos su "casa" vacía. Bicho Colorado: Otro insecto al pedo total, demasiado chiquito para poder apreciarlo, agarrar uno, siempre en movimiento. Bicho Palote: Llamado científicamente Mantis, metía miedo aún antes de saber que la hembra se deglutía al macho después del acto sexual. Cascarudo: Especial para carreras o luchas cuerpo a cuerpo, por su fidelidad para caminar en línea recta, o para enfrentarse a otro al acercarlos. Gatapeluda: Venenosa? Todo un enigma, bastante fea por cierto. Tocala si sos guapo. Hormigas: el más común de los insectos. Subsisten aún hoy en esas filas llevando y trayendo. Todo un ejemplo de la labor ardua y del trabajo en equipo. Antes había de más tipos, más chicas, grandes, rojas, negras cabezonas. Langostas: Un clásico, agarrar una, sacarle la pata y ver como la pierna giraba igual apretandola. Sana diversión amigos, que me vienen ahora con esos juegos de la Play II tan violentos. Mariposas: De todos tamaños y colores, se acercaban al jardín de a montones y estaba bueno agarrarlas, pero no muy fuerte, porque sino te quedaba la cera en los dedos y no volaba ni para atrás. Mosca verde: De esas no se consiguen por los pagos de Buenos Aires. Ni hablar una palmeta, cuanto hace que no uso una. Sapo: La del cigarrillo para hacerlo explotar es buena, nunca la hice porque me daban demasiado asco los sapos, sobre todo desde que me dijeron que el meo te dejaba ciego.
Este es el fin, seguramente hay muchas especies insecteriles que han quedado en el olvido, donde están? Se extinguieron? Lo más probable es que lo que se haya extinguido es la infancia, y el tiempo para estar al pedo saludablemente, en el fondo de mi casa.